ENCONTRANDO EL SUR II

Metraje: 480 días aprox. Nac: Mundana, Genero: Realiti de aventuras, Catalogada: No recomendada a familiares cercanos.

Si hay algo que une a todos los seres humanos es el deseo de ser felices. Esta voluntad es el motor que activa y determina muchos de los pasos que van a dar Abisinia y Van Birloq en este largo viaje.

La falta de esperanza comienza a recortar sus sueños. Aburridos de esperar y de seguir esperando, de que nada cambie y de que nada venga, deciden perder el miedo a la vida y comenzar a trazar el boceto de su destino. Juntos parten en un viaje que les lleva a recorrer el continente americano restándole importancia al que y dándosela al como.

Este documental reúne la sabiduría y experiencias personales de esta ecléctica pareja en torno a un tema tan universal como es la búsqueda de la felicidad.

El sol de Rio Negro, edición de la mañana.

sábado, 1 de octubre de 2011

Encañonado


EEUU III (St George, Zion, Bryce, Escalante, Burr trail, Bullfrog)  508km, 5783m+
Si ya sabía yo que no tenía que haber venido. A donde vas a ir como esta el mundo? Mira a ver donde te vas a meter? Y que razón tenían, a ver como explico donde estoy metido.

No sé si habéis tenido alguna vez la ocasión de sentiros como si estuvierais en otro planeta, sentiros totalmente desubicados al estar en un medio absolutamente desconocido. Esta es la sensación que tuve la otra tarde al coger la bici y tener el privilegio de recorrer en soledad, el cañon de Zion. El silencio, sentirte continuamente intimidado por gigantescas paredes rojizas  a ambos lados del camino, la luz que asoma por la parte superior otorgando grandes contrastes al rio que lo recorre, la inocencia que te concede la primera vez.  Allí estaba yo, como un extraterrestre, encañonado.

Pero vamos a empezar donde lo dejamos. Me levante a la mañana en ST George,  con todavía un cierto…… abatimiento? . Era la resaca de los días pasados de trámites y traslados. Esa sensación fue tan efímera como  lo que tarde en ponerme el culote y el maillot, además estaban recién lavados  y eso siempre ayuda. En lo que echó a rodar Abisinia, yo ya estaba cantando y después de unos cuantos kilómetros y  conquistada una buena cuesta se abrió ante mí un nuevo mundo, allí estaba. Acababa de llegar al desierto, acababa de llegar a tierra de cañones.

Voy a recorrer alrededor de un mes  la zona del Gran Cañon de Colorado, antes de que se me acabe el visado, luego ya veré como llego a la frontera. Aquí hay entre parques nacionales, estatales, monumentales, etc …unos veinte parques diferentes. Hay tal concentración que me dejare mas de la mitad sin visitar. Para mi va a ser algo nunca visto y esto me resulta muy excitante, serán unos mil y piquísimo kilómetros, pero tiene una pinta alucinante.


Con las mismas y un poco mas llegué a Zion, el primero de los parques en el camino. Su arena roja, como la tierra batida del Rolan Garros, sus paredes con antojosas y  nunca repetidas formas, sus ríos tan tranquilos como la paz que transmite el lugar. Aquí hace calor del de verdad, he cambiado los osos, alces y mosquitos por lagartos, serpientes y escorpiones. Esa misma tarde no pude dar descanso a mi  sobrexcitado y pasado de vueltas corazón. Recorrí el cañon en bici. Que puedo deciros……, como dirían las Azúcar Moreno, “solo se vive una vez ¡!”


Al día siguiente recorrí a pie dos de los múltiples senderos del parque. El primero Agels landing, lo flipas, cornisa aérea de mas de un kilometro, ayudado el paso por cadenas y cumbre en un monte en medio del cañón, semejando una isla. Desde allí tienes una panorámica de 360º de fliparlo. Mi menda no llegó, la verdad es que me cagué. La razón/excusa es que cientos de turistas con mucho miedo y ninguna experiencia hacen cola para darse paso a la par que arrastran el culo por el suelo en las zonas peligrosas, una locura en mi opinión. Así que me fui a otro de los senderos, Narrows. Este transcurre por el fondo del cañon, donde este se estrecha y sus paredes se retuercen hasta casi tocarse. Muy lindo verte allí dentro.

La salida del parque no fue menos espectacular, puerto de unos cinco kilómetros que asciende por  las laderas de esas inmensas paredes. Allí han construido un  túnel que tras unos diez minutos (en auto, no esta permitida bici) te traslada de nuevo a otro mundo, aquí el parque tiene unas formas mas suaves. Las paredes no son tan elevadas pero con una mayor variedad de formas y colores.

Para llegar a Bryce NP pasé por Red Canyon, un pequeño cañon que te va anunciando lo que te espera. Ya en el camping conocí a Jackie y Chad, pareja ciclista de Florida. Compartimos parcela de camping y finalmente compartimos día de recorrido turístico. Reservaron para los tres plaza en un bus que recorre el parque, nuestras piernas querían dejar la bici aparcada. Por la tarde paseamos el recorrido que recorre el 80% de la gente que visita Bryce. Turismo de Tour operador.
En ocasiones llego a un lugar idílico, lo estoy disfrutando en soledad y llega un autobús. Baja una manada de cámaras fotográficas portando a un turista cada una, disparan a todo lo que se menea y  a la voz de mando del chofer vuelven apresuradamente al autobús dejando tras de ellos nube de polvo. Cuando esta se disipa aparezco yo, como si de un comic de Ibáñez se tratase, pisoteado y ninguneado por todos ellos que no tuvieron tiempo de verme. Esta vez elegí ser de la manada. Viaja que algo queda.


Así pase mis días en este parque, en su monumental anfiteatro  construido diariamente por la naturaleza. Miles de chimeneas formadas en una tierra de tonalidades rosa y salmón. Las puedes observar desde diferentes miradores o recorrer por su interior. Llegada la noche el cielo de esta zona es espectacular. Debido a lo poco poblado de la región no hay contaminación lumínica y se observan las estrellas con gran nitidez. Yo todas las noches antes de acostarme me doy un paseo para bajar las judías y aprovecho para ver un poco “mi” televisión, echan siempre una serie de estrellas fugaces (parecidas a las de operación triunfo).
El día arranco perezoso, el frio del amanecer te arrecia y no te deja moverte con soltura, estamos durmiendo a casi tres mil  metros de altitud y eso se nota al caer la noche. Inicié el camino camino de mi cita, y para ella elegí el supermercado del pueblo. Si, después de tres meses iba a poder ver a mis padres por el interné. Gracias a las nuevas tecnologías y a la colaboración de Tere a los teclados, ahí tenía a mis padres. Tan contentos por ver a su hijo  y comprobar que  además de tener pintas de piojoso , se le ve muy delgado y feliz. Esto les hace sentirse felices y orgullosos  a la vez que tristes. Intuyen que no va  a volver tan pronto como ellos querrían. Padres, un besazo lleno de respeto y amor.

“Por volver como eres,
por volver como somos,
por la inmensa sonrisa de tus cansados ojos,
por volver donde alguien te quiere sin que vuelvas,
por poner a los míos con un poco mas de luz.”

                                                   Extremoduro. Pedrá.

Sin lugar al descanso, recibo un mail de un contacto californiano que me soluciona 100% el cruce de la frontera con México, tengo casa a la llegada todo el tiempo que necesite y me asesora a cerca de todo tipo de trámites y mejores opciones. Incluso quizás hasta la crucemos juntos. Y no cansado de este frenesí, de esta intensidad emocional, de este no parar de vivir con el mismo ansia que se da la última calada a tu último cigarrillo. Aparece por la puerta la hippy de los 80 preguntando que quien es el ciclista. Presente, conversación documentada con libros de los pioneros del lugar, Everett Ruess, (ya que vosotros no me dais títulos de mas libros de caballería, ya me los dio ella) y quedada para dentro de unos diez días cuando llegué a la reserva de los indios Navajos. Esta historia la aparco para otro capítulo que esto se me va de las manos. Lo que da de si la cafetería de un supermercado.


Para completar el día de regalitos, mi corazón ya había palpitado lo suficiente y no quería pedalear mucho mas, me desvié de la ruta y me fui al parque Kodachrome. El nombre le viene de la famosa película fotográfica de Kodach, imaginaros las tonalidades. Allí la Ranger de la entrada tuvo el honor de prohibirme compartir acampada.  Vi el parque, que lindo y que paz transmite este lugar apartado de los parques mas renombrados, y agradecí su regalo. Me subí a una colina donde puse mi tienda y vi el atardecer  sobre los diferentes parques que me rodeaban. Volví a dar las gracias cuando al amanecer me levante temprano  y pude ver ese precioso amanecer sobre Bryce NP. Empezaba de nuevo bien el día, y el camino se encargo del resto.

Yo ya no tengo mas capacidad de descripción, creo que deberíais coger un mapa, verlo en internet o pensaros muy seriamente este lugar como destino de vuestras próximas vacaciones. A mi llegada a Escalante excelente recibimiento, en el Visitor Center me ponen al corriente de la próxima ruta que he decidido tomar. Voy a cruzar 120 km de desierto, sin agua, sin pueblos y al mismo tiempo que visito varios parques y llego a Powell lake. Una vez allí me espera Mark, dueño de Saturday cycles,  se ha encargado de conseguirme un neumático, traérmelo e invitarme a pasar unos días en su barco, navegaremos por los cañones del Colorado (mientras que escribo estoy navegando sobre las aguas del cañón, esta siendo de traca). Para ponerme en contacto con él un hombre me brinda su casa, no funciona el teléfono, vamos donde los vecinos, ellos contactan, todo arreglado. Jorge pa´rriba Jorge pa´bajo, llego a la gasolinera cojo un paquete de cervezas, me paro, pienso. Dos días y medio para ese duro recorrido, me faltan 175 kms, carretera sin asfaltar mucho desnivel. Me acojono dejo las cervezas en la misma estantería donde las cogí y me voy corriendo sin mirar atrás. Estas cosas se como empiezan y como acaban. Me perdí una buena juerga. Continuo camino y cuando estoy llegando al final de una infinita pendiente un coche se pone en paralelo sin adelantarme. Otro que ha visto la Vuelta y que ahora baja la ventanilla y empieza a animarme, pienso. En efecto, baja la ventanilla una agradable señorita y me anima. Me dice, “enhorabuena, quieres una cerveza fría?” Vaya subidón, empapado en sudor aparco la bici en la cuneta y compartimos veinticinco minutos de lo mas intensos. Grandísima conexión con Louise y Alex, allí mismo me dan tacos, fruta, mas cerveza, buena conversación………. Aunque parezca mentira por el breve espacio de tiempo, fue una difícil y emocionante despedida.

Al doblar la siguiente esquina de nuevo me vuelvo a preguntar, “pero esto que veo es verdad?” , me pellizco al no encontrar una respuesta certera. Impresionante el valle que esta vez se presenta ante mí, tu visión llega a ser tan lejana como alcanzas a ver, el horizonte se pierde allí a lo lejos, muy lejos. “Head of the rocks” es el nombre. Siguiente paso, bajada al cañon de Escalante. El plano y trasparente cauce del rio discurre sobre una colorada losa, como si la naturaleza le hubiera puesto la alfombra roja que verdaderamente merece.  Allí mismo un camping completo,  enclavado en un marco (poner vosotros el adjetivo), y un hombre que me vio  a la mañana en la ruta me ofrece una parte de su parcela para poner mi tienda. Que os puedo decir……..?

“Y saborear, si tu le das, todo tiene sentido”
                                                       Extremoduro, Pedrá

Madrugón, y de desayuno aun con el frio en el cuerpo, diez kilómetros con pendientes del 14%. Estas dan paso a una arista la cual soporta la carretera, a ambos lados de ella, vacio. La misma arista hace de divisoria de dos cañones. Si antes era difícil ver todo lo que pasaba en un lateral de la ruta imaginaros ahora en estéreo.
Dejo la carretera 12, madre de todas estas maravillas y parrafadas y cojo el desvio del temido, del inhóspito, del desértico Burr trail. Cargo extra agua para los dos días que me esperan y empieza el espectáculo. Comenzamos con antiguas dunas de arena ahora petrificadas, el subibaja continua y de repente….. De repente desde lo alto diviso allí abajo, al otro lado del valle como se rompe la tierra, como una inmensa porción de ella se ha partido sin posibilidad de reparación. Veo como la retorcida raja avanza kilómetros abriendo un profundo pasillo en interior de la mole de roca colorada. Y aquí te paras, deseas con todas tus fuerzas, “por favor que la carretera lo recorra por dentro, por favorrrrrrrrrrrrr”. Voila, otro perrito piloto. A este cañon de un intenso color rojo lo llaman cañon largo, porque a ellos, los topógrafos también les faltan ya adjetivos. Asciendes unos quince kilómetros, la carretera se retuerce  en su interior y sus rojas paredes se convierten en blancas al mismo tiempo que ganas altitud, poder observar esta  transición es interesantísimo. La asfaltada carretera torna a grava y la entrada a Capitol Reef NP otro regalo de la naturaleza.


Acampo en lo que se puede denominar como “un lugar de privilegiados”. A mis pies un cortado de unos doscientos metros y enfrente “waterfolder pocket”, mas retorcimiento de tierra, mas derroche de acuarela. Y como no todo puede ser perfecto , noche difícil. Los ratoncillos acosan mi tienda y el ruido me despierta continuamente. A eso de las tres el ruido es incesante, a eso de las tres y cinco mi tienda tiene un agujero en un lateral y un ratoncillo o una mezcla de ratón y ardilla, no sé quien fue, se ha comido uno de mis sangüis del desayuno. Yo lo entiendo, porque los he mejorado mucho, ya los veréis en el libro “Comistrajos 2ª parte”. Próximamente en tu kiosco mas cercano. El caso es que por Pixie o por Dixie mi tienda necesita un buen trozo de cinta americana para tapar el boquete. Malditos roedores.
Hoy el comienzo es de una bajada de mas de un 20% de pendiente, bajo a los cortados de Capitol  y recorriendo  llego  al rio Colorado. Llego a su cañon aquí invadido por el agua de una presa, estoy en Powell Lake.

Waterfolder Pocket

La soledad de estos dos días, casi sin ver coches, acampado en medio de la inmensidad de la madre tierra, lo sustancial de la última semana, el esfuerzo que me ha costado llegar aquí por lo duro del trazado y ver allí abajo el lago encañonado que me espera me hace sentir pletórico. La llegada aquí supone el final de una de las etapas que a nivel paisajístico, ha sido la mas intensa de las viajadas hasta el momento.

He pasado de los escenarios de las películas de John Wayne a las de Clint Eastwood. Cuando digo desierto no es como el del Sahara. Hay vegetación, mucho matorral y sabinas. Aquí no es fácil encontrar agua, excepto cuando llueve, muchos cauces de rios solo llevan agua en momentos de lluvia. Imaginaros todos esos cañones como gigantescas cubetas recogiendo agua. Vivir una tormenta y ver como bajan colmados de aguas furiosas  tiene que ser espectacular. Por estos lares encuentras las flores con el intenso color de la rabiosa primavera, durante el día soportas el calor del mas infernal de los veranos, observas árboles con lo colorido de este otoño que ya esta aquí y a la noche soportas el riguroso frio invernal.

He observado que en todas las entregas hay mucho agradecimiento hacia todo el personal que esta colaborando a que  este viaje sea una experiencia  mucho mas interesante. Ahora me toca a mí. Quiero agradecer a mi mente que me ha conducido hasta aquí. Por salir huyendo de nada, por  salir buscando nada y por salir con el alma abierta al encuentro de todo. Ha elegido el camino mas difícil, el que quería coger, y no se ha dejado llevar por la corriente que todo arrastra. Por haber elegido su rumbo, el raro, el poco habitual, pero el suyo. A pesar de lo duro que en ocasiones es llegar donde quieres llegar. Tampoco quiero olvidarme de mi cuerpo, este cuerpo ocho que tengo que está respondiendo perfectamente incluso a mis excesos. Este cuerpo al que estoy aprendiendo  a escuchar, a entender su lenguaje  e incluso,  a respetar antes de que diga basta. Este cuerpo que me está permitiendo hacer lo que estoy haciendo y lo  mas importante, como lo estoy haciendo. No sé si esto que ahora hago un acto de locura amigo Sancho, pero… va por ti. 

"Y vereis el resurgir poderoso del guerrero sin miedo a leyes ni a nostalgias, y caer cien veces mas y levantarse de nuevo sin mas bandera que sus güevos"                                                                                                             Extremoduro. Pedrá

Desde mi estrellado cielo, tan cercano que al desperezarme alguna vez he rozado con la yema de los dedos, un gran abrazo amigos.

Me podéis sentir exultante, con un excesivo optimismo, topedo de alegría, soy consciente. Estoy intentando día a día mantener los pies en el suelo, no es fácil. Se que mañana todo puede ser diferente, lo opuesto. Espero estar preparado. Así que no os queda mas que…. aguantar la pedrá.


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