ENCONTRANDO EL SUR II

Metraje: 480 días aprox. Nac: Mundana, Genero: Realiti de aventuras, Catalogada: No recomendada a familiares cercanos.

Si hay algo que une a todos los seres humanos es el deseo de ser felices. Esta voluntad es el motor que activa y determina muchos de los pasos que van a dar Abisinia y Van Birloq en este largo viaje.

La falta de esperanza comienza a recortar sus sueños. Aburridos de esperar y de seguir esperando, de que nada cambie y de que nada venga, deciden perder el miedo a la vida y comenzar a trazar el boceto de su destino. Juntos parten en un viaje que les lleva a recorrer el continente americano restándole importancia al que y dándosela al como.

Este documental reúne la sabiduría y experiencias personales de esta ecléctica pareja en torno a un tema tan universal como es la búsqueda de la felicidad.

El sol de Rio Negro, edición de la mañana.

domingo, 29 de enero de 2012

Por la Huasteca voy, por la Huasteca vengo, por el camino......



México VI (Xilitla, Huayacocotla, Tulancingo, Tehuacán)  656 km, 8690 m+

Con el pulso ambidiestro
navego celebrando los puntos cardinales
que mudarán mi origen,
y sucede el naufragio porque debe
y la vida es el barco
y yo soy el ahogado y el mismo que me salva.
                                                                                Andrés Neuman. “Las Orillas”


El paso por la Sierra Gorda fue el preámbulo a una nueva zona geográfica y humana. Llegué a  la Huasteca. Descubrí indígenas vestidos de modo tradicional  y un clima semi tropical que moldeaba el terreno completándolo de verdes cerros. La montaña, inmutable, de nuevo me esperaba.
Dejo atrás Xilitla con su frio, pero no con su lluvia que me acompañara varios días. En la salida un obsequio en forma de jardín. Hace unos 60 años un ingles con mucho dinero construyo en medio de esta jungla un jardín surrealista; puertas que dan paso al aire, arcos que no sujetan nada, escaleras que suben al cielo. La niebla era un componente decorativo, dando un toque de misterio a este semi abandonado lugar. Las sensaciones que me transmitió eran una mezcla entre ver un cuadro de Dalí y leer un poema de Lorca a la vez que escuchaba al Morente, fue bueno.  Para completar el momento surrealista en una bajada se me sale el neumático trasero, coloco una cámara de las “nuevas” y se revienta, arreglo la cámara vieja colocándola seis parches (uno detrás de otro) y a los tres kilómetros el neumático dice basta y se desintegra. Coloco el de la foto, el del agujero de ferralla y con mucho miedo continuo. En una vulcanizadora me colocan un parche de camión en el interior del trepanado neumático. La cámara parcheada se estaba saliendo por el agujero a forma de globo de chicle. Casi de noche llego a Aquismon, empieza a llover, gracias por esperarme. Intento subir en bici al “Sótano de las golondrinas” pero la lluvia me echa hacia atrás. Semejante desnivel con barro y agua, no, no quiero entrar en la lista de superhéroes. Me las apaño para subir en colectivo con Abisinia colgada de un lateral. El atardecer es muy lindo en este paraje, miles de aves retornan al sótano a pasar la noche, pero la lluvia había conseguido que llevaran dos días sin salir. Aun así las vistas son espectaculares. Colgado de un arnés no última generación  me aseguro para asomarme a este vacío que se abre en mitad de la tierra. En él cabría la Torre Eiffel (sin desmontar). La madre naturaleza ha hecho de este un lugar mágico.


Francisca desgrana maiz en la cocina, yo en el dormitorio oigo música.
 

Me alojo en casa de unos indígenas Tenec, un cuartito decorado por cientos de mazorcas será mi refugio y allí mismo cenaré con ellos compartiendo una tarde en la que me limito a escuchar, hay mucho que aprender de estas personas que llevan tantos años viviendo simplemente de lo que les da la tierra en un lugar tan remoto. Mantienen un equilibrio entre ellos y el medio, algo casi innato transmitido de generación en generación. La emisión del programa de radio ha terminado en la única estación que se recepciona, son solo seis horas de emisión al día. Ahora es el turno de  Beto. Limpiamos frijoles, al mismo tiempo me llega un denso olor a café recién tostado y remolido en el molcajete. Él habla lentamente, de forma incesante, tiene atraso de escucha, de nuevos oídos para viejas historias, que le atiendan en silencio. Fuera llueve con la intención de no cesar en toda la noche y mientras tanto, en el exterior, Francisca en su cocina de leña, bajo una chapa metálica prieta por el humo, de donde cuelga un cable rematado por una solitaria bombilla de alto consumo, no cesa en su actividad. Ahora tortillas de maíz morado, luego revuelto de chiles con huevos recién recogidos (al tacto aun los puedes sentir calientes), un ratito mas tarde frijol con verduras. Todo al aire libre, aunque llueva, haga frio, estar dentro de la casa la hace mal, la agobia.

"El andar tierras y comunicar con diversas gentes hace a los hombres discretos"
                                                                                                 Miguel de Cervantes

En la noche el ladrido de los perros rebota en las paredes del pueblo, escapando su eco monte arriba. Esta música precede a la que, antes del amanecer, llegará procedente del pescuezo de los gallos, que sin haber salido aun el sol te anuncian que el pueblo se despierta un día mas y tienes otra oportunidad para seguir disfrutándolo. Esta noticia a las cinco de la mañana no  la recibes con ilusión, solo quieres dormir y en tu cabeza se alumbra el deseo de “cortar la garganta del gallo que quiso cantar alboradas para celebrar que la noche se estaba muriendo”    *Marea

Lucio maneja una rueda loca.


Al fondo de la senda, allí donde los objetos no llegan a diferenciarse, veo algo que me llama la atención. El atuendo de Luis era mi reclamo, al borde de la cuneta, sentado en el guardarail, luce una camisa blanca a juego con sus puntiagudos  zapatos de infinitas punteras y un soporte metálico le acerca a la boca una harmónica que le hace juego, por vieja, con su desgastada guitarra. El cotorreo es fácil, muchas cosas queremos conocer ambos y se desmarca con una dedicatoria; “para los viajeros como usted”. Intro de harmónica y……………………
Ayer se fue, tomó sus cosas y se puso a navegar,
una camisa, un pantalón vaquero, y una canción.
Dónde irá.
Se despidió, y decidió batirse en duelo con el mar,
y recorrer el mundo en su velero, y navegar.
Y se marchó, y a su barco le llamó Libertad……….
El autobús me arranca al trovador a mitad de la canción, su trabajo le reclama. Solo con el tiempo de darle un apretón de manos y un “muchas gracias” de corazón, se esfuma. Luis fue capaz de colocarme, de hacerme entender que es lo que estoy haciendo visto desde los ojos de los demás. Un seco de lágrimas traído por la profunda emoción vino a mi y se me agarró al pecho. Que me esta pasando?, pongo fotos del tiñoso, me emociono con el Perales. Sacarme de aquí!! Estoy cayendo en la locura!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
                               
Esta noche  la paso en un parque de bomberos. Cuando llamé a la puerta esperaba encontrarme con la típica infraestructura. Nada mas lejos de nuestra realidad. Son bomberos voluntarios, con cuatro abrigos para todos, con un camión cisterna que no pueden utilizar porque no tiene frenos y no hay dinero para repararlo, y poco más. No tienen los conocimientos ni la condición para actuar en muchos casos y mucho menos las ganas de jugarse la vida en un incendio. Me platican, me cuentan su situación y la admiten con resignación mexicana. Esa noche invito yo a la cena, los mosquitos me beben toda la sangre que pueden hasta reventar y salgo con el maillot de puntos rojos (si, el de la montaña) dibujado en mi piel.


El camino se hace muy ameno. El hecho de no ir por carreteras muy transitadas y el clima hace que las cuestas sean menos cuestas y que pese al calor y los mosquitos todo sea lindo. En Atlapexco unos ex profesores me ofrecen una parte de jardín para acampar, una ducha y un buen café. Acabamos de llegar de improvisto, a la par, un perro y yo. Él quedará bautizado como Gallego (así se conoce a los españoles en México) en honor al ciclista.

Gallego me da los buenos dias al otro lado de la puerta.

Cada kilometro que avanzo el sendero se vuelve más agreste, el acceso es más difícil y eso se nota en sus pobladores. Los abarrotados cerros se suceden uno tras otro dando  vasta forma al fondo del valle,  y en la cuneta el terreno te regala naranjas y mandarinas que no soportaban más tiempo estar colgadas (les pasa lo mismo que  a Potxolo), dejándose caer. Las aldeas indígenas, Nahuat en concreto, se suceden a lo largo de la carretera. Sus calles habitadas por legiones de gallinas y parejas de cerdos que vienen de tomar su baño de barro, parecen no soportar más esta temperatura. Abajo la vida está en el rio, los niños juegan sustituyendo el baño de barro por agua, mientas sus madres y hermanas lavan la ropa creando un mosaico multicolor sobre las piedras con la intención de secarla. Luego vendrá la tarea mas dura, las empinadas trochas de tierra suelta no son obstáculo para  subir hasta la casa los pesados garrafones  de agua que servirán para cocinar, beber y lavar los trastes (cacharros). Mientras, el hombre con su machete sostenido por un estuche de piel, colgado de un hombro, se encamina al corte de  leña que les proporcionara la energía para cocinar y en noches frías el mismo fogón les dará el calor necesario. Les cuesta responder un “buenos días”, algunos no conocen su significado, no hablan castellano, otros imitan el sonido respondiendo un ininteligible “días”. Las mujeres, descalzas, evitan el cruce de  miradas girando el rostro a la vez que lanzan un grueso salivazo,  y mucho más lo evitan si el forastero es güero (blanco), va en pantalón corto ajustado y empapado en sudor. Creo que si un tipo vestido de torero aterrizara en mitad de una de estas aldeas saldrían corriendo pensando que es un extraterrestre o el castigo de algún dios.

- "Crisis?, que es eso?, solo he conocido esto, siempre estuve aquí."

Las densas cortinas de niebla abren y cierran la ruta dejándose caer sobre ella, extendiéndose por el piso como el polvo de un costal de harina derramado. Entre un hinchado silencio solamente interrumpido por el motor de algún carro o por el son de la hojarasca al ser removida por el viento, se desarrolla la subida a Huayacocotla. Los arboles quieren conquistar el terreno que un día les robó la carretera. La espesura de las nubes, el silencio, el paso de las horas en soledad, el desconocimiento de saber donde vas, no ves mas lejos de la rueda delantera, le dan al camino un aire misterioso, mágico, parece un decorado de la “Historia interminable”. Y bien se podría decir también por el tiempo que estoy sobre la bici, casi seis horas necesito para cubrir los últimos 45 kilómetros, son 2150 metros de desnivel los que me llevan a casa de Oliva y Herbert donde llego casi sin aliento, empapado en sudor y sin azúcar en sangre.


Un repique de campanas para anunciar mi llegada a la antigua hospedería. El timbre de la casa es un mango unido por un cordón a la campana de la capilla. Esta casa tiene muchos años y muchas historias dentro, que yo en parte descubriría. Tiempo atrás sirvió de hospedaje a los comerciantes que transportaban sus mercancías del interior a la costa.

Conseguir sentirte como en casa después de cinco minutos agarrado a una taza de café, en compañía Oliva y Herbert puede parecer difícil, eres un desconocido. Para mi os aseguro que no lo fue. Poco a poco, día a día se fue forjando una amistad basada en el entendimiento, el respeto y en la admiración por como cada uno de nosotros entendemos y vivimos nuestras vidas. Ellos decidieron que con lo que tenían bastaba para poder vivir de manera relajada, apartados de la gran ciudad, con menos dinero y posición social. Pero felices. Muy enriquecedor compartir con ellos.

 A las mañanas la luz se asomaba entre las cortinas de mi recamara, venía rebotada de la pared de la capilla donde Abisinia dormía. Me levantaba a tomar alguna foto y los cuatro perros, bueno, tres, Arras, Aika y Paloma, me daban los buenos días abalanzándose sobre mi, mordiéndome, jugando. Matilda, el cuarto, mientras tanto me ladraba. Después Herbert se acercaba y esbozando una reprimida sonrisa me daba la mano y más tarde aparecía Oliva para darme un profundo abrazo y un par de sinceros besos. Después de siete meses fuera de casa estos despertares alimentan más que diez kilos de arroz.


Amplios desayunos, en el espacio y en el tiempo, eran la antesala a cada uno de nuestros días. Visitamos hornos de carbón. Aquí, a una hora de la capital donde hay empresas de alta tecnología, aun se trabaja como se hacía hace más de doscientos años. Ambas industrias conviven en este México de extremos. Luego pasamos por el alambique. Utilizando métodos mas propios de la alquimia que de un proceso industrial, elaboran el aguardiente que mas tarde dará esa característica lengua atropellada al hablar  y el inconfundible brillo a la mirada de los vecinos. Aún en algunos trabajos del campo el sueldo es retribuido en dinero y una dosis diaria de este aguardiente.


Esto es un festejo continuo y no se dejan de recibir visitas en casa. Concierto nocturno alrededor de la fogata con el profe José agarrado a la guitarra, y ya caliente por la leña y el vino, no hay quien lo pare. Malas noticias, hay que acostarse, al día siguiente nos esperan en una comunidad (aldea) a mas de una hora en carro por una pista de tierra. En el Telebachillerato de Las Blancas la maestra Marga y sus alumnos nos reciben para compartir experiencias y aprender los unos de los otros que otras formas de vida existen. Para algunos de ellos hoy algo habrá cambiado pero aun así tendrán que caminar un día más dos horas para volver a casa.
En lo gastronómico; un par de tortillas de patata, entre tanta celebración hay que comer, y también he probado la salsa de chapulines (saltamontes) y el famoso pulque (bebida que se hace con la fermentación del aguamiel del maguey).


Al atardecer las nubes vienen caminando desde la costa veracruzana, sin prisa, saben que llegaran a tiempo para cubrir al pueblo en su diaria envoltura de nimbos. En la cantina comienza la espectacular sesión de chistes y cervezas, es como si el final de algo estuviese cerca y hubiera que celebrarlo. El camarero ha trabajado con españoles y como si en la ley seca estuviéramos, de debajo de la barra saca, mientras dirige sus miradas hacia ambos lados buscando quien no debe de verlo, un paquete de JAMON SERRANO. Como os lo cuento!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!, en el último rincón del mundo, y allí que lo presenta adornado con unas olivitas, mi madre!!!!!! A la llamada telefónica de las mujeres respondemos con un; “ya vamos” a ellas y un “ponnos la ultima rapidita” al camarero. Antes debemos pasar por la iglesia y hacer examen de conciencia. De una de las paredes cuelga una lista con mas de treinta pecados, entre los tres presentes cumplimos todos menos uno. Nos bajamos al rio a comer truchas con la satisfacción del deber cumplido.


Tras cinco días consigo escapar del auto secuestro emocional al que estoy sometido. Lo estoy pasando muy bien, me siento muy a gusto, rodeado de mucho calor y comprensión,  pero he de seguir. Se hace difícil pero a la par es muy gratificante saborear lo que has vivido y lo que te llevas. Antes este tipo de despedidas me causaban tristeza, era una vuelta a la soledad. Ahora puedo decir que me quedo con todo lo bueno que recibí y palante con alegría.
Oliva, Herbet; muchas gracias, MUCHAS GRACIAS AMIGOS.



Despedidas de Huayacocotla, a la salida del pueblo, feliz viaje. A la salida del panteon, aqui nos vemos.
 

Me llegan propuestas para visitar varios lugares y a varias personas que rechazo, mi cuerpo solo quiere carretera. En uno de esos días que llevas varias horas sobre la bici, el sol te dice que has apurado demasiado el día, que el atardecer viene corriendo y esta cerca, para remate recibo una noticia desde casa que me deja un poco chafado. Busco donde dormir entre los vecinos sin mucha convicción para acabar preguntando en un hotelillo al lado de la carretera, no leí bien, era motel, de esos de mala nota, como dicen por aquí. Alquilan la habitación por horas a parejas en busca de amor furtivo, pero yo quiero la noche entera y además vengo solo. Después de hablar vía telefónica con el jefe, me acepta en el “rincón de los enamorados” y me lo deja a mitad de precio. Debe de ser que como vengo solo a este centro de relaciones sexuales la masturbación paga la mitad.  



Noche de cinco horas, cinco horas de ..........
 

En un intermedio a tanta actividad me escapo de casa de Leo y Sergio, diseñadores de moda, para turistear en las pirámides prehispánicas de Teotihuacán, gran lugar que transmite mucha energía, merece la pena.


Un dia en las piramides.


En este último tramo recorrido me he encontrado con otro México muy distinto al antes visitado. El abandonar las grandes ciudades, las carreteras principales para tomar otras menos transitadas, de tierra o incluso otras que no aparecen ni en los mapas, ha tenido su recompensa. El trazado ha sido mas duro, mas sinuoso, pero muchísimo mas enriquecedor. Los últimos días discurrieron por aldeas donde vive el autentico campesino, el que ara y trilla con caballos, el que envía a sus hijos a jugar a ser adultos con un rebaño de veinte corderos y tres vacas, mientras ellos trabajan la tierra. Para el colegio ya habrá tiempo, o eso creen, o ni siquiera creen.


En la vida hay momentos difíciles. En un instante nos encontramos con el vacio de la perdida, sea de lo material o de lo humano. Es el momento de reinventarse. Para vosotros que ahora estáis en ello, un abrazo grande amigos y un “aquí estoy cerca”. Ánimo para ambos.

“Ya que no podemos hacer la vida más larga, hagámosla más ancha”.  Antonio Gala



Desde el campanario de mi cielo, atalaya donde observo los cerros que me sostienen antes de ser arropados por una sábana de niebla. Blanca. Un chingo de abrazos cuates.


Dichoso el que olvida el por qué del viaje y,
en la estrella, en la flor, en el celaje
deja su alma prendida.
                                                                   
                                                                    Antonio Machado

Empezábamos con Neuman y por cortesía del Salva que me envió este poema terminamos con Machado. Ale, animarse vosotros también (libre indirecto).

..........yo me entretengo.



lunes, 23 de enero de 2012

El secreto



Sigo aplicándome, a diario como si de una crema facial se tratase, la fórmula que aprendí desde bien pequeño.

 No pretender aparentar lo que no eres y no mortificarte por lo que eres.

En este viaje y con este modo de vida, conoces personas diferentes a diario. Con la gran mayoría me estoy sintiendo muy cómodo, en ocasiones admirado y lo mejor, me siento querido. Disfruto del calor que me da el camino y sus gentes y aprendo de todo lo que comparten conmigo, y de lo que no tambien. Estoy "sufriendo" unos grados de hospitalidad increibles. Ver para creer.

Y sabiendo que la vida te devuelve lo que tu la das, me pregunto. Tanto le doy o la he dado para merecer esto???. Una vez mas me siento un privilegiado. 




"La voragine social del chismorreo mantiene a la gente en un estado de ansiedad y alerta muy superior al que exigiría el simple ánimo de sobrevivir y reproducirse. La obstentación, tanto como su inversa - que no se note demasiado-, obligan a ejercicios mentales cada vez mas alambicados."             
                                                                                                                          Eduard Punset.
 
Cierto es que secretos hay muchos, pero tampoco se pueden contar todos, al menos de golpe, de una.

"El secreto esta en guardarlo bien"                   An-tonio


Gracias a las muchas gentes del camino que comprenden lo que es ser caminero.

viernes, 13 de enero de 2012

El Llano en llamas



México V, (S. Luis Potosí, Guanajuato, Jalpan, Xilitla), 584km, 6750 m+


Xilitla sale de la niebla húmedo de rocío. Las nubes de la noche durmieron sobre el pueblo buscando el calor de la gente. Ahora está por salir el sol y la niebla se levanta despacio, enrollando su sábana, dejando hebras blancas encima de los tejados. Un vapor gris, apenas visible, sube de los árboles y de la tierra mojada atraído por las nubes; pero se desvanece enseguida. Y detrás de él aparece el humo negro de las cocinas, oloroso a encino quemado, cubriendo el cielo de cenizas. Allá lejos los cerros están todavía en sombras.

Una golondrina cruzó las calles y luego sonó el primer toque del alba.  Las luces se apagaron. Entonces una mancha como de tierra envolvió el pueblo, que siguió roncando un poco mas, adormecido en el calor del amanecer.

Les contaré esto sin apuraciones. Despacio. Al fin y al cabo tenemos toda la vida por delante. Apurando las últimas horas del 2011 bajé a las calles de Real, poco tiempo tuve de soledad. Conocí a unos artesanos que me abren la puerta de su casa como uno mas, me dan de cenar y rodeado de cactus, palmas chinas y otros mejunjes, recibimos alrededor de una fogata el nuevo año. Este comienza con una cita de mi capicúa, Juan Jorge, artesano del pueblo que me confiesa; “en esta vida no hay mayor riqueza que la de sentirse libre”, él paga su precio por ello, nada es gratis.

Día 1 de enero de 2012, me levanto pronto, y dejo mi habitación decorada al estilo “prisión de Alcatraz”. Mi cabeza estalla en su interior, pero mi cuerpo decide que no puede estar un día mas sin actividad, echa de menos a Abisinia. Agarro el autobús, los autobuses y rumbo a San Luis Potosí, donde Perlie y Rodo me dan tregua para recoger mi bici un día mas tarde. Solo necesito dormir y no ver a nadie. Entro en mi nueva habitación decorada al estilo "La casa de Bernarda Alba".

El amanecer del segundo día del año es bueno; vuelvo a la carretera, dejo la ciudad y cuando salgo a la calle…………., cielo gris, charcos en el suelo y frio del carajo. Otro día mas parado, NOOOOO. Arranco y es dar la primera pedalada y subidón, me olvido de todas las penas, que droga es esta??? Me empieza a dar miedo.  A medida que avanza el día aparece el sol, este día es un regalo, no puedo parar.

Socorro y Chemo Hurtado.


En la entrada a San Felipe me encuentro, a la puerta de su casa con Chemo,. Cruzamos nuestras miradas y sabemos que ambos tenemos ganas de contarnos algo.  En noventa segundos me esta abriendo la puerta de su casa, en una hora me esta abriendo las puertas de su frigorífico y en dos las de su corazón. En cuatro me esta llevando a reparar la bici, Abisinia se ha quedado coja de una rueda al partir un radio  y en seis estoy en el periódico local, entrevista y a la imprenta. A la séptima hora conozco a Socorro, una hermana de Chemo, mujer llena de vitalidad. Con 75 años se levanta todas las mañanas a las 5.30h para amasar con sus manos. Es la panadera del barrio. Nunca olvidare el brillo de sus ojos, el halo de luz que la rodeaba y la alegría con la que conseguía envolver todo.

A la mañana vecinos se agolpan en la puerta para despedirme, familias haciéndose fotos conmigo, mas fotos para el periódico, emocionante despedida de la familia Hurtado, que todo me dio, y salida neutralizada del pueblo. Hago los seis primeros kilómetros rodeado de paisanos en bicicleta y un coche detrás de nosotros cubriéndonos las espaldas.

Los  9000 kilometros de viaje y los cinco días pasado en Zacatecas a 2400 mas luego los otros cuatro en Real a 2800 msnm, mas llevar casi un mes sobre una altitud media de unos 2000 msnm me esta haciendo agarrar un forma física que nunca pude imaginar. El enfrentarte a etapas de cien kilómetros esta haciéndose “fácil”. Ya no llegas agotado al final del día y no se acumula el cansancio igual que antes, vamos que parece que como todos los días “Entrecote a  lo Contador”.



Mi cabeza en su mundo, mi cuerpo relajado, solo un par de kilómetros y estoy en Guanajuato. Un visto y no visto, un golpe seco  me despierta de esta tranquilidad en la que estoy sumergido a golpe de CRACK. Mis sentidos entran en estado de alerta, mis órganos se aceleran y mis virtudes en el manejo de la bici y el malabarismo aparecen. Todo en menos de un segundo. Una cuesta abajo, 140 kilos lanzados a mas de 50 km/h y una ferralla que se clava en la cubierta cruzando esta de lado a lado. El guardabarros se dobla totalmente bloqueando la rueda trasera y esta empieza su descontrolado y veloz baile sobre la grava de la autopista, autos pasando a menos de un metro y yo intentando domar  “la bestia”. Derrapada de mas de quince metros,  y en mi mente, así de golpe, me aparecen los dos cristos y la medalla bendecida que me dieron hace menos de cuatro horas en mi partida de San Felipe. Y es que en estas circunstancias todos los amuletos son pocos. Así que gracias a todos los que me trajisteis amuletos porque han trabajado poco en el viaje, pero intenso.
A la puerta del mercado la historia se repite.


Para que la llegada a Guanajuato terminara de tener su guinda, dos túneles sin iluminar, sin arcén y en una carretera transitada como autopista. Pitidos infinitos dentro del túnel y mas susto para el cuerpo. En estas condiciones es difícil querer estar en una ciudad, pero he aprendido a no prejuiciar y no dejarme influir por las circunstancias, le doy su tiempo y finalmente disfruto de ella. Guanajuato es bulliciosa, caótica en su tráfico, desordenada en su planteamiento urbanístico plena de cuestas y callejones retorcidos. Colorida y sobrepuesta, donde menos te lo imaginas encuentras una calle, un túnel bajo un camuflado puente o unas escaleras que encuentras a ras de suelo, bajo tus pies, de donde aparece uno de los miles de guiris aquí afincados, que hacen su vida bohemia por estos lares. Su centro de aire colonial te invita a pasear largas horas y a disfrutar de sus soleadas plazas, donde he aprendido a pasar las horas sin hacer nada mas que dejar pasar el tiempo, disfrutar del momento y tomar anotaciones en tickets de compra que luego doy forma en este ordenador. Estoy aprendiendo a dejar pasar el tiempo desde el relax y el disfrute. Aquí en Guanajuato me ha acogido la familia de Ángel, artesano que conocí en Nochevieja. Otra gran experiencia y otra lección de diferentes estilos de vida.


Con la intención de no transitar por una ciudad en mucho tiempo, me voy, necesito aire, carreteras estrechas y solitarias, pueblos con verdadero espíritu mexicano y no espacios presa de la globalización que todo esta devorando y que tan impersonales nos esta volviendo. Perdemos nuestras costumbres para ser clones. Somos la presa endeudada y feliz del consumo y del orden televisivo, que todo lo gobierna, que todo lo manipula y nosotros, con los brazos abiertos, lo recibimos como dogma. Quiero ser como el/la del anuncio nos dicta el subconsciente.
Lotería democrata; arriba o abajo, este desapareciendo el medio.


San Miguel de Allende, es mi próximo destino, pueblo que te traslada en el tiempo unos cien años atrás. El empedrado de sus calles, las coloreadas fachadas de los edificios perfectamente conservadas, los ostentosos patios repletos de flores, lo hacen un lugar de cuento. Aquí me encuentro con Isaura, otro descubrimiento de la fiesta de Nochevieja. Colabora con el viaje trayéndome un par de cámaras para la bici que no fui capaz de conseguir después del reventón. Intensos paseos por las cantinas del pueblo y me voy corriendo, sigo sintiendo la profunda necesidad de volar.

Y aquí aparece el dicho, “No querías arroz?, pues toma dos tazas”. Quería encontrarme con el autentico México, con el de las tradiciones, el de las raíces, pues agárrate que vamos.

Me encuentro en El Capulín, pueblo que celebra fiestas, las calles llenas de guirnaldas, sus habitantes vestidos como la ocasión merece, los sombreros y botas relucientes, la iglesia desbordada hace que el público se agolpe en la puerta, los puestos de tacos inundan la plaza de humo y aroma. No hay alojamiento y después de varios intentos tampoco quien me lo brinde así que siguiendo los consejos del pueblo me voy a la delegación (base de la policía) para que me den asilo. Sin dudarlo la agente de guardia me admite y voy a dormir al lado del palenque (ruedo donde luchan los gallos de pelea). A la vuelta del paseo el jefe me dice que allí no puedo quedarme, y la agente castigada con doble turno, 48h seguidas de trabajo. Primera víctima de la hospitalidad. Encuentro en la puerta del super una mujer que me brinda su casa, son las seis y allí estaba la luna. Enfrente de nosotros. Una luna grande y colorada que nos llenaba de luz los ojos y que estiraba y oscurecía mas nuestra sombra sobre la tierra. Ella dormirá con su tía, sabe lo que es estar lejos de casa y no tener un alojamiento. Aun sorprendido por su gran corazón entro con la bicicleta en la casa y en menos de treinta segundos aporrean la puerta al grito de; “salga ahora mismo de mi casa, acabo de llamar a la policía”. Abro la puerta y una de las hermanas se abalanza sobre mi poseída por el ansia de la venganza, el odio y el dinero. Forcejeo con ella hasta quitármela de encima y salgo sin las llaves. La mujer que me dejó su casa es despojada de ella por peleas familiares de herencias. Segunda víctima de la hospitalidad.  Con las mismas no me queda otra que visitar otra de las instituciones del pueblo. El cura me brinda una sala sin luz y abarrotada de imágenes cubiertas por trapos blancos. No gracias, dormiré en el patio, al aire libre, ya tuve bastante en mi infancia con la película “El resplandor”. Compungido, pensando en la persona que se había quedado en la calle por brindarme su casa, hablo con el párroco el cual me responde con un “pasopalabra”. Salgo a la puerta de la iglesia esperando que la misa acabe y encontrarla, pero…………no hay día por malo que se precie que al final no tenga su lado amable. Nuevo cruce de miradas y “Hola, tu eres el rodamundos de la bicicleta?. Ahora mismo vamos a cenar unos tacos y ni pienses en dormir en el suelo, hoy tu duermes en una cama. Siempre he querido hacer lo que tu estas disfrutando ahorita”. Carlos, me da de cenar en el puesto de tacos de sus padres, mi estomago agarrotado aun por la preocupación es económico de alimentar. Cotorreamos hasta altas horas y a descansar que el día ha sido muy, pero que muy intenso. Antes había visto a  la segunda “victima” y hablado con ella a cerca de lo sucedido. Me quedo mas tranquilo. Mi primer contacto con el verdadero México y  parte de sus instituciones ha sido demasiado intenso, un master de aprendizaje en relaciones diplomáticas con las instituciones mexicanas.



Despierto al olor de unas carnitas, recojo unos aguacates de la mata, torta para desayunar, ummmmm, y me encamino hacia el nuevo día. A Carlos lo acaban de llamar ofreciéndole un trabajo el cual empieza mañana mismo. Después de un año y medio sin trabajar de lo suyo la vida le devuelve. Tu la das, ella te da. Enhorabuena y un profundo gracias por ayudarme en el momento mas difícil de este viaje. La senda me regala largos kilómetros de bajada, y allí justo, al girar una curva, otra mas; aparece el Markus. Eyyyyyyyyyyyyyyy!!!!!!, abrazo profundo e intenso y un grito de cabronazo que se lleva p´al cuerpo. Compartimos experiencias, los minutos corren a la velocidad de segundos, nos pasamos info de los trayectos realizados y de los lugares a visitar durante el día y  la noche. Nos hemos cruzado y vamos a realizar recorridos similares pero en diferente dirección. No lo he contado, pero ahorita voy camino de la Huasteca, (si de nuevo al norte, cada uno encuentra el sur como mejor sabe) lugar selvático y es que necesito salir del secarral en el que me encuentro desde hace meses. Después de tantas horas de caminar sin encontrar ni una sola sombra de árbol, ni una semilla de árbol, ni una raíz de nada. Uno ha creído a veces, en medio de este camino sin orillas, que nada habría después, que no se podría encontrar nada al otro lado, al final de esta llanura rajada de grietas y de arroyos secos. Emocionante despedida de un gran compañero de viaje y con la promesa de intentar rencontrarnos en el camino de Oaxaca nos damos un ADIOS que ambos esperamos sea un hasta luego. Aqui podeis encontrar al austriaco, hoefle.blogspot.com  
Día después en el palenque.


 Y empieza lo bueno, llega de nuevo “momento Tour de France”. Me he cruzado el país de oeste a este para ahora atravesar la Sierra Madre Oriental, el grito de las montañas, de los infinitos desniveles me ha hecho elegir este recorrido tan poco transitado por ciclistas y que va a traer muchas etapas alpinas en los próximos días.

 Ante mi una montaña que superándola, conquistándola, me abrirá la puerta a la vegetación, me dará paso al reino de la clorofila. Mil seiscientos metros de desnivel en treinta kilómetros es el peaje. Comienzo la ascensión, las horas pasan a ritmo de pedalada, me relumbra la cara como si la hubiera zambullido en el agua al pasar por el arroyo, el esfuerzo comienza a ser doloroso, mi culo!!!. Finalmente la recompensa, “La Puerta del Cielo”, excavada en la piedra, forma un pasillo de monumentales dimensiones para mostrar ante mi, justo al otro lado, un espectáculo de vegetación, cascadas, barrancas, horizonte verde. Si, verde, los árboles conquistan hasta el último rincón del piso, aparecen en los lugares mas inestables tapizando al cien por cien la imagen, en ocasiones pienso que estoy en Vietnam. Muy abajo el rio corre mullendo sus aguas entre sabinos florecidos; meciendo su espesa corriente en silencio. Camina y da vueltas sobre si mismo. Va y viene como una serpentina enroscada sobre la tierra verde. No hace ruido. Uno podría dormir allí, junto a él, y alguien oiría la respiración de uno, pero no la del rio. La hiedra baja desde los altos sabinos y se hunde en el agua, junta sus manos y forma telarañas que el rio no deshace en ningún tiempo. Y por si fuera poca recompensa me encuentro con casi cuarenta kilómetros seguidos de verdadera bajada. La espalda se agota por el esfuerzo de controlar a Abisinia tomando las curvas al estilo moto gp, el susto del otro día parece no haber dejado mella, pero si es cierto que intento ser prudente. Como diría el austriaco, “hay que cuidarse mucho Jorge”.

Alcohol y muerte, muy presentes en la cultura popular
De donde viene esa música de los Doors?? En plena bajada parece un regalo. Coño!! es mi móvil, que cambie el politono!!! Recibo una llamada de Mónica, se ha enterado que llego a su mágico pueblo, Jalpan, y quiere brindarme hospitalidad. Tanta, que ha alquilado una cabañita a la salida del pueblo para que pase la noche y descanse sin ruidos sabedora del cansancio que acumula mi cuerpo viniendo desde el otro lado de la sierra en bicicleta. “Me canso yo conduciendo” es su breve explicación. Cenamos con sus amigas, sobremesa de “micheladas”, cerveza mezclada con tomate, chile, y mas ingredientes y a dormir, que once horas de cama reponen a cualquiera. Mónica, MUCHISIMAS gracias por tu amabilidad. Logaritmo neperiano, no?

Dos días mas entre montañas y valles que hacen de la ruta un continuo subibaja me traen a Xilitla, esto es otro México, un lugar caído en el crepúsculo, allí donde se nos acaba la jornada.

Bueno, para no alargarles mas la cosa, un día quieto de esos que abundan en estos pueblos, es un día mas disfrutando de esta tierra, de sus costumbres y de sus gentes. De la gastronomía ya no se ni que decir, sumo a mis nuevos platos mexicanos la Moronga, sangre frita y aliñada, las tripas de cordero fritas, asi como en anillos de la Barbie, todo ello en tacos de maíz, con su cebollita picada y ese cilantro con limoncito. Por no hablar del mole casero, salsa de diferentes chiles tostados, frutos secos y cacao.

Pim, pam, pum.


Ustedes saben que uno es arriero. Por puro gusto. Por platicar con uno mismo, mientras se anda en los caminos. De este modo y casi sin querer, realizo ejercicios de meditación sobre la bicicleta.  Las horas que paso sobre ella me sirven para estar conmigo, cerca de mi centro, desde la relajación, desde otro lugar, otra perspectiva. Esto me hace encontrar respuestas a preguntas que nunca me he realizado. La línea blanca de la cuneta a modo de papiro se va desenrollando y mostrándome su verdad, mi verdad.

Encerrada, enjoyada.


El 2012 ha venido con un ritmo tan intenso de emociones, de sensaciones que no se si estoy preparado para soportarlo durante mucho tiempo. Como esto siga así en lugar de un blog de viajes va a parecer el “Diario de Leticia”, mismamente.

Desde mi condensado cielo donde diluvian sin descanso las emociones, desde donde se pasa del anticiclón emocional a la borrasca visceral a golpe de Cierzo. Un puro abrazo m´hijas y m´hijos.



Sobre Xilitla está bajando otra vez la niebla. En los cerros azules brilla todavía el sol. Una mancha de tierra cubre el pueblo. Después vino la noche. Los perros aullaron hasta el amanecer.

Los textos que aparecen en cursiva negrita están extraídos de los diferentes cuentos que componen el libro de Juan Rulfo, “El Llano en llamas”.  Un verdadero privilegio poder releer este libro de historias mexicanas en México, tan actual a pesar del paso del tiempo, y que me hace entender aún mejor este país que estoy viviendo. 




viernes, 6 de enero de 2012

Pan duro



Hay una raza de personas sensatas……………………

Crecieron en la  difícil postguerra española, en el campo, donde las estaciones del calendario eran; siembra, siega, recogida y un “por dios que llueva” mirando todas las mañanas al cielo.

Allí, nadie les regaló nada, solo trabajo y sudor. No había nada para regalar.


Las primeras palabras que pronunciaron fueron; padre, madre y "si señorito".

Vivieron una niñez donde no había espacio para un abrazo y un te quiero. Temprano empezaron a jugar a ser adultos, les cambiaron el Madelman por  el arado, la Nancy por  la fregona,  la escuela por la era.

Repletos de valores que ni siquiera ellos conocen, jamás estudiados, innatos a su educación. Educación que no recibieron de un profesor, se la impartió el hambre y la austeridad.

Dan importancia a  las cosas por su valor y no por su precio. Son esas generaciones, que tiene la capacidad de calcular el valor, el valor absoluto, sin tablas Excell. La única fórmula que aplican es la de la sensatez.

Cuando conversas con ellos nunca alimentan su ego hablando de lo que piensan, poniendo el “yo” por delante. Simplemente actúan. Son grandes maestros porque enseñan con hechos y no con palabras.

Para ti padre que tan poco me has hablado y tanto me has dicho.

Un gracias por hacerlo lo mejor que sabes, un te quiero y un feliz cumpleaños.




Arrugas que son surcos con retoños tiernos,
livianas como son los fardos de cargar los sueños
que tragan ruedas de molino y se les ven todos los huesos,
que saben que sus años tienen más de cuatro inviernos,

silencio por el techo, por los platos llenos,
silencio bañado en sudores de los jornaleros,
el sol lo han hecho sus jirones,
que saben lo que vale un beso,
que no quieren llevar los nombres de sus carceleros,

¿qué saben las tripas de puños cerrados?,
saben que las riegan los amargos tragos,
saben todo y más de tenerse en pie,
de la soledad,
saben porque está siempre duro el pan,

monedas de tan sucias tan desdibujadas,
odioso tintineo en manos encalladas,
y son las patas de sus mulas
si el látigo se llama hambre
las dueñas de caminos que no son de nadie,

cerrojos al antojo de la poca hondura,
abiertos para dar paso a las herraduras
que dejan huellas que los guían para volver a desquitarse,
para no tener que rasgarse más las vestiduras.
                                                                   
                                                                           Marea, Pan duro.  Álbum “Besos de Perro”