ENCONTRANDO EL SUR II

Metraje: 480 días aprox. Nac: Mundana, Genero: Realiti de aventuras, Catalogada: No recomendada a familiares cercanos.

Si hay algo que une a todos los seres humanos es el deseo de ser felices. Esta voluntad es el motor que activa y determina muchos de los pasos que van a dar Abisinia y Van Birloq en este largo viaje.

La falta de esperanza comienza a recortar sus sueños. Aburridos de esperar y de seguir esperando, de que nada cambie y de que nada venga, deciden perder el miedo a la vida y comenzar a trazar el boceto de su destino. Juntos parten en un viaje que les lleva a recorrer el continente americano restándole importancia al que y dándosela al como.

Este documental reúne la sabiduría y experiencias personales de esta ecléctica pareja en torno a un tema tan universal como es la búsqueda de la felicidad.

El sol de Rio Negro, edición de la mañana.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Al altiplano



Perú VI (Cuzco, Puno, Copacabana (Bolivia), La Paz) 698 km, 4150 m+

“Nadie enciende una lámpara para esconderla detrás de la puerta: el objetivo de la luz es dar mas luz, abrir los ojos, mostrar las maravillas a su alrededor.”
                                                                              Paulo Coello.  La bruja de Portobello

Ocho días en Cuzco, no es el título de una película. Ha sido el periodo de estancia en una ciudad que me ha hecho sentir como en casa. Llevaba cuatro meses sin parar mas de tres días y este descanso  me ha recargado las pilas física y moralmente.
El hostal La Estrellita tiene un patio que por las mañanas escupe luz y vida. Sobre un mantel de mapas los panes con mantequilla y mermelada vuelan entremezclándose con conversaciones de destinos pasados y futuros. Con el segundo café y un pan de  chocolate decido que la vida es dulce y que mañana parto al Machu Picchu. 
Un par de días fueron suficientes para visitarlo. Agarre un tour básico, de los baratos, y el resto lo pagué con mi esfuerzo. 

 










 
Día y medio de dormir poquito, de catorce horas de bus, caminatas por la vía del tren y luego en la noche ascender a pie una trocha hasta llegar a las ruinas. Llego acompañado del amanecer y una vez allí la fatiga consigue que me acomode en una atalaya de la ciudad, me coloque los cascos y disfrute de la lectura y las vistas. 

El lugar tiene magia, una energía especial, poder pasar aquí una tarde en soledad debe de ser un lindo privilegio. Regreso a Cuzco agotado y con unas agujetas que me acompañan durante días.
Sexo y amor en el Machu Picchu

Cuando estas cómodo en un lugar la fecha de partida siempre es posterior a la varias veces anunciada. Diariamente anuncias a tus compañeros (que están en la misma situación) que mañana será la partida, y mañana nunca llega. Podría culpar a la panadería francesa que hay justo en la puerta, a Huanca, o a lo mojitos, pero la verdad es que no quiero partir. Empujado por el Arthur y cargado con unas piernas de plomo salgo del hostal. Vuelta al camino. La bici indomable se agita, culebrea sobre la calle, se diría que esta nerviosa. Soy yo que perdí el hábito, ocho días han sido como un mes.












No faltan lugares donde dormir, ni gentes con las que compartir un plato. La vuelta después de largas jornadas de descanso es difícil pero de inmediato dejas de lado la pereza y recomienza el disfrute. A quien le cuesta mas es a nuestro físico. Los músculos no responden como es habitual y las tres primeras jornadas se hacen interminables. El segundo día siempre es peor que el primero, hoy además se une el frio y el desnivel. 

Las horas van pasando y la tarde se acerca sigilosamente. A los pies del cerro se elevan nubes de vapor, el horizonte dibujado sobre una loma de asfalto nos deja entreverlas. Sonreímos esbozando una mueca acuñada por el agotamiento y un nuevo regalo, como siempre sin empaquetar, esta allí. A 4100 metros en medio de la puna unos baños termales donde el agua alcanza los 40º  contra los -5º que harán en el exterior por la noche. Baños en las piscinas y dormimos en la sala de los jacuzzis, las instalaciones para nosotros solos. 

Tu te quieres ir??? Pues yo tampoco, ves como nos parecemos. Nos enfrentamos al último abra peruano, no nos lo creemos. Han sido dos meses de largos ascensos en Perú y hoy cruzamos el ultimo collado. No quiere decir que las cuestas vayan a desaparecer pero este paso tiene un significado especial para nosotros. Es como el final de una etapa dentro del viaje, y lo vivimos con la satisfacción que te da el superar un reto como este y con el aliciente de comenzar a rodar por terrenos mas sencillos.
Nos descolgamos unos kilómetros y llegamos al altiplano, ese espacio en el cual aun no me acostumbro a vagar. Me siento extraño rodando sobre esa despoblada llanada, de dimensiones interminables, fría atmosfera y cálida luz. Me atrae al mismo tiempo que lo rechazo. Amor, odio??

El calor aquí no calienta, hace lo que puede. Los días de poco viento y poca nube  a eso del mediodía se permite abrasarte dejando olor a piel chamuscada si no te aplicas crema protectora. Esto nos obliga a una paradita en la plaza de Ayaviri. Una señora de grandes dimensiones, con dos negras trenzas acordes a su tamaño nos invita a sentarnos en una sombra donde sirve cordero. De entre papeles de periódico aparece el cadáver. En el empeño fácilmente devoramos medio kilo cada uno de este exquisito manjar, churruscado por fuera, tierno por dentro. Una jarra de chicha lo riega. Abandonamos el asiento mareados, después del festín necesitamos oxigenar la mente y bajar la panza. Un paseo por el pueblo parece lo mas sensato. Y en el deambular descubrimos el parque de bomberos. Nunca nos han fallado y hoy tampoco. Compartimos tarde en la compañía y a dormir. Bueno, quien pueda. El vecino celebra su boda y son las cuatro de la mañana cuando dejan de retumbar las paredes de la habitación. La música ha terminado y ahora es el turno de los borrachos.
Nico es el jefe de bomberos de esta pequeña compañía. Le encanta, en el reposo  de la mañana, conversar con los ciclistas que parten. Nos muestra sus incorruptibles logros y nos recomienda alojarnos en los bomberos de Puno. El ahora jefe fue su alumno y nos recibirá con los brazos abiertos previa llamada suya.

Estoy viviendo una vida a plazos. Los plazos equivalen a nombres de lugares que aparecen en los mapas. Con este sistema de inversión cuanto menor es el tiempo planificado, menor es tu inversión y  mayor el interés. Una ecuación totalmente inversa  a la convencional. Que no se enteren los banqueros que esto funciona, es lo último que nos queda.
Abisinia y yo volamos sobre la carretera, pero el altiplano se empeña en impedírnoslo y lucha contra nosotros enviándonos un ejército capitaneado por Eolo. Disparan a ráfagas contra un objetivo móvil, nunca fallan. Derrengado y con 140 kilómetros entre los radios llego a Puno. Mas tarde mi rodilla izquierda se acordará de este día.

Los bomberos nos acogen, y un vivo ambiente callejero invita a salir a cenar. A nuestra vuelta nos anuncian que estamos expulsados, que no admiten personal civil en las instalaciones. Le comentamos al recto encargado a cerca de nuestra recomendación, la cual nunca llegó, y nos dejan pasar la noche. A la mañana…… a buscarte la vida majete.
La tierra despeinada por los amarillos pajonales encrespados al antojo de un viento que en esta época del año aprieta sin faltar a su cita. El barro se amontona en adobes dando forma a las casas y un afilado techo de paja los cubre de las lluvias que se perpetúan durante el invierno. La bestia arrastra un arado desgajando la tierra, las gaviotas aprovechan el manjar destapado, los gusanos asumen el sacrificio. Un valle pleno de vida y agitación, donde no falta el trabajo en la chacra y la familia apiñada a su alrededor. El responsable de todo esto es el Lago Titicaca, segundo lugar  mágico en menos de diez días. 

Poblando el lago esta la Isla de los Uros. Es un conjunto de islas que son famosas por ser flotantes. Están construidas con la raíz de la totora. La totora es un junco del cual se come su parte inferior y el resto vale para todo tipo de construcción, desde la casa, hasta la barca. Sus raíces se entrelazan formándose una superficie flotante sobre el lago, allí construyen sus casas. Interesantísimo modo de vida. También he de decir que ha sido el lugar mas turístico (en el mal sentido) que he visitado en todo el viaje.
“Un lago infinitamente puro me ofrece generosamente sus atardeceres de océano. La atmosfera que envuelve ese momento endulza recuerdos de antaño. Mientras, el rojo apasionado que rezuma sobre el accidentado horizonte me da fuerzas, ganas de seguir. Doy forma libertinamente a lo que vivo, busco la belleza en la sencillez, en aquello que nunca tuvo importancia, allí se esconde un secreto.”
                                                                                       Extraído del diario de Van Birloq
En el camino cada día se como mejor. Los comederos brindan unos menús que me resucitan diariamente. Un bol gigante de sopa de primero, de segundo trucha recién pescada del lago con queso frito y chuños (papas que congelan en la puna a modo de conserva) es mi preferido. Estas exquisiteces hacen que nuestro cuerpo se nutra y nuestra alma disfrute del pecado de la gula.

Paseando las calles de Juli, denominada la pequeña Roma, no encontramos donde dormir, a cada puerta que llamamos tienen una razón para enviarnos a otro lugar. A punto de conseguirlo en el museo del pueblo, una catedral diáfana en su interior de cuyas paredes cuelgas grandes cuadros italianos, y…………. ultima llamada. Pido comodín del publico pero me da igual, cuando parece que lo voy a conseguir, la presidencia le comunica al guarda que si esta tonto. Dos gringos que no conoce de nada allí metidos rodeados de esas obras??????. La sacristía próximo objetivo, la noche se acerca.
 El cura, con indiferencia, nos envía al párroco (voy aprendiendo de rangos clericales) y este nos recibe con prisas, parece algo estresado.
-       Ahora no hay lugar, estamos esperando una visita, pero aguardar un momento que vais a dormir en el hotel.
Que quiere decir con esto?? Al poco aparece el monaguillo (soldado raso) y nos lleva al hotel del pueblo. Los gastos corren a cargo del párroco o de la parroquia. Me quedo absolutamente fuera de lugar, sin palabras, lo juro. Gracias Clemente.
Las largas rectas continúan abriéndose camino entre la llanada, el contraste del amarillo del pasto con el fondo azul de este lago nos conducen a la ansiada frontera boliviana. 

Hoy cruzo una frontera y hace sol, la gente es amable, incluso el funcionario que estampa los sellos sonríe, entre este ambiente cordial y ajeno a las anteriores fronteras cruzadas llego a Bolivia. Otro país, otra frontera, otro paso mas hacia el sur. Un sur  que va tomando nombre propio, un sur que cada día esta mas cerca y con la reaparición del sueño Antártico un poco mas lejos.








Cruzo la frontera con la nostalgia de abandonar un país que para mi ha estado repleto de sorpresas. Bellísimos paisajes y estupenda gente a la que estar gradecido. Dejo atrás a Perú, pero no dejo atrás el grito de “GRINGO”. Desde que llegué a estas tierras ha sido la palabra mas oída y acá en Bolivia parece que va a ser lo mismo.
Comienzo a parlotear la lengua Aymara, atrás dejamos el uso del Quechua. Esto que puede parecer una tontería además de interesante y divertido te abre muchas puertas y aun mas corazones. A los paisanos les gusta oírlo de un gringo, se sienten orgullosos y a mi me vale para que todo sea mas cercano y mas fácil.

Anudado al cuello, apoyado sobre sus espaldas y envuelto en un mantel siempre un peso, el peso del trabajo y del deber. Lo extremo del clima se encarga del resto, moldeando así el carácter de estas mujeres. Sus pómulos de exagerados ángulos disimulados por la sombra del bombín, una piel cobriza teñida por el reflejo del sol y marcada por surcos labrados por el viento, y dos negras coletas entrelazadas como raíces, las conectan con la tierra.

Era bueno el hombre, seguro
con el azadón y con el arado.
No tuvo tiempo siquiera
para soñar mientras dormía.

Fue sudorosamente pobre.
Valía un solo caballo.

                                                                                                  Pablo Neruda. Así Salen


Copacabana es el primer pueblo boliviano al que llegamos. Ubicado en una bahía, el lago y sus islas lo arropan. Los gringos con nuestras modernidades invadimos las calles y nos mezclamos con las raíces de la cultura aymara en armonía. Un grito lejano cambia la dirección de nuestras miradas, Rómulo agita sus brazos desde el fondo de la calle. Ciclista venezolano con el que vamos coincidiendo en diferentes tramos desde hace mas de quince días y con él probamos suerte en la policía y ayuntamiento buscando un techo donde pasar a noche. Acabamos en la hospedería de la catedral. Últimamente parece que encontrar un lugar donde cobijarnos es cuestión de fe. Dormimos los tres en una celda donde antiguamente monjas han encerrado sus vidas, sus deseos y sus pasiones. Una habitación de gruesos muros sin ventana  evita tentaciones.

Unas molestias en mi rodilla (los excesos se pagan, tranquilos que del hígado estoy bien) retrasan la partida y permanecemos un día mas en este agradable pueblo. Pero…………. una vez mas somos expulsados, en esta ocasión por la madre superiora, tendría sus razones, yo no quiero pedir explicaciones.
Nos vamos a un hostal donde tenemos droga de la dura. El internet nos mantiene enganchados y encerrados en la habitación durante horas convirtiéndola en nuestra nueva celda. Aun así tengo tiempo para pasear el puerto, las calles y acabar siempre merodeando el mercado y sus puestos callejeros de comida donde trago todo lo que pillo.  

Tras haber superado una noche en una cama mas digna de un  faquir  que de un ciclista partimos rumbo a La Paz. Seguimos recorriendo tensadas carreteras moldeadas por la figura del lago. Planos y largas rectas nos acercan a nuestro próximo y desconocido destino. Una parada para tomar una foto y estamos en el club de yates mas alto del mundo. Entrar en él y sentirse en otro continente todo uno. Los guardas nos dejan pasar la noche en una cabaña de madera colgada del lago. Acompañamos el atardecer con unas cervecitas y una puesta de sol tras la amplia cristalera. Empiezo a sentirme un burgués.

Empieza la mañana con un desayuno de trucha recién pescada acompañada de sopita y arroz, ahora ya me siento como un monarca. Con el golpeteo de las rodillas sobre mi panza continua el camino. Sobre el horizonte de cristales rotos asoma La Cordillera Real. El brillo de sus nevados en respuesta al sol nos acompaña hasta llegar a La Paz.

“¿A qué estirpe pertenezco yo? ¡Ay, si!, a la de los pequeños burgueses de la rama de los renegados, que cambiaron un presumible destino de oficinas por la noria de vivir como la inspiración señala.”
                                                                                    Román Morales. Buscando el sur
Otra postalita.

Una vez en la ciudad llegamos a la casa de ciclistas de Cristian. Popular centro de reunión, donde somos al menos doce los ruedamundos, entre ellos está el pinche Urs. Hacía siete meses que no nos veíamos después de liarla parda en Oaxaca. También conozco físicamente a Corinne y Joseba (amigos virtuales) después de seis meses carteándonos. 

Mi bicicleta comienza a pesar cada dia mas. En mi zurrón se acumulan todos los besos que no di. Mi metabolismo no deja de producirlos y no encuentro a quien regalarlos. El tiempo pasa y es cierto que se echa de menos el abrazo profundo, la mirada complice y ese beso, ese beso que acaricia. Continua mi viaje y su aprendizaje. El aprendizaje de vivir con los besos de nadie, besos sin sabor, de noches en una cama vacía con sábanas solitarias que solo conocen de mi calor.
Entrada a La Paz.

Conozco a unos cinco ciclistas que viajan en solitario de norte a sur. Cuatro de ellos pasado el año de viaje han sido superados por el síndrome de la soledad y de la falta de amor (es mi juicio clínico). Ahora bajan meteóricamente hacia Ushuaia con su billete de avión en el bolsillo como solución. El grito del hogar les llega y aceleran con el objetivo de volver a casa. A todos ellos mucho ánimo y enhorabuena por lo que hacéis. Yo pase mis momentos de flojera y lo bello del camino me vacuna diariamente contra esa tentación de correr para llegar pronto a casa. Aun así se que no estoy curado del todo y estos síntomas pueden reaparecer en cualquier momento. 
El artesano, el Arthur, el pinche Urs y mi calva.

Ahora por delante la esperada Bolivia. Un terreno desértico, remoto y difícil me espera. Muchas horas de empujar bici, quizás días, temperaturas extremas en la noche, cruce de salares, falta de agua y provisiones, voy a volver a encontrarme en estado salvaje. Ya apetece.

Desde mi cielo donde aún resuenan ecos de carne cruda, un cielo al que llegan desde la lejanía hediondas ráfagas del aliento de la censura fascista. Un solidario abrazo crudos.
Eres democrata y cristiano......
"El peor analfabeto es el analfabeto político. El no oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. El no sabe que el costo de vida, el precio del poroto, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales."
                                                                                                                   Bertol Brecht
"Por un beso de la flaca daría lo que fuera..."

viernes, 7 de septiembre de 2012

Un tipo absurdo

                                                                                                                                                                                             Foto Johane


Hoy, ante todo el mundo, quiero declararme abiertamente un tipo absurdo. El diccionario diría que soy “contrario y opuesto a la razón, que no tengo sentido”. Y así es.

Un tipo que durante los últimos meses cruza los Andes en bicicleta, subiendo cuestas durante días enteros para luego bajarlas en breves minutos. Que realiza esfuerzos ínfimos para alcanzar cumbres que poco después se desvanecen dando paso a un nuevo ascenso. Que se enfrenta diariamente a la laboriosa tarea de remontar montañas sobre dos ruedas.

Alguien que hace para deshacer, que baja para subir, ha de ser un tipo absurdo.

“La filosofía del absurdo, llamada en ocasiones absurdismo, establece que los esfuerzos realizados por el ser humano para encontrar el significado absoluto y predeterminado dentro del universo fracasarán finalmente debido a que no existe tal significado (al menos en relación al hombre), caracterizándose así por su escepticismo en torno a los principios universales de la existencia.
Por ende, propugna que el significado de la existencia es la creación de un sentido particular puesto que la vida es insignificante por sí misma, y que la inexistencia de un significado supremo de la vida humana es una situación de regocijo y no de desolación, pues significa que cada individuo del género humano es libre para moldear su vida, edificándose su propio porvenir.”

                                                                     La filosofía del absurdo. Texto tomado de Wikipedia.


Ahora que tengo claro lo que soy, ya no tengo tan claro lo que era. Recuerdo todas esas  mañanas con el despertador sonando a las seis y los informes diarios sobre tablas Excel.