ENCONTRANDO EL SUR II

Metraje: 480 días aprox. Nac: Mundana, Genero: Realiti de aventuras, Catalogada: No recomendada a familiares cercanos.

Si hay algo que une a todos los seres humanos es el deseo de ser felices. Esta voluntad es el motor que activa y determina muchos de los pasos que van a dar Abisinia y Van Birloq en este largo viaje.

La falta de esperanza comienza a recortar sus sueños. Aburridos de esperar y de seguir esperando, de que nada cambie y de que nada venga, deciden perder el miedo a la vida y comenzar a trazar el boceto de su destino. Juntos parten en un viaje que les lleva a recorrer el continente americano restándole importancia al que y dándosela al como.

Este documental reúne la sabiduría y experiencias personales de esta ecléctica pareja en torno a un tema tan universal como es la búsqueda de la felicidad.

El sol de Rio Negro, edición de la mañana.

viernes, 12 de abril de 2013

Comer, beber, rodar, amar


Argentina, Chile y VI (Puerto Natales, Punta Arenas, Porvenir, Tolhuín, Ushuaia) 717 km, 4760 m+

Ahora que el tiempo ha pasado
y he dejado de lado la competición,
que veo mas claro
que escucho mejor,
doy gracias por haber llegado hasta aquí.

Ahora que han pasado los años
intensamente vividos, exprimidos
sigo en forma, no estoy cansado
y tengo decidido retrasar el final.


                                                                                      

                                                                                            Enrique Bumbury. Ahora


Se desató el Este. Un vendaval golpea de frio y arena mi rostro. Se deshace el camino en polvo y piedra, y permanece despoblado de ecos dejando solo espacio a la furia del viento. En Bahía Inútil gaviotas de plumas blancas sobrevuelan un puerto condenado al olvido. Los barcos enfermos de oxido y carcoma son abandonados a una muerte lenta. Con la tarde  el vendaval no quiere amainar. Gotas de lluvia se derrumban desde un cielo de plomo y, como oleaje transparente aporrean con violencia los empañados cristales de nuestra estancia. Tu aliento entrecortado quema irreverentes noches.
La madera gruñe soportando tus pasos. Aún con los ojos cerrados, cubierto por el aroma de una nube de café que flota sobre mi catre, me descuelgo por una enredadera de sueños. Pongo el pie en tierra y comienza mi desigual rutina, la de los inagotables últimos días, la de los sempiternos últimos meses. Comer, beber, rodar, amar.

Mantenemos la tradición de partir tarde después de unos días de descanso. Dejamos atrás  Puerto Natales y la grata sensación de estar en el fin del mundo. Pedal y pedal, la tarde se nos  hace breve y queremos mas.
La carretera se dobla, gira. Sería una autentica locura colocarnos voluntariamente frente al viento para enfrentarnos a él. Nos refugiamos en una caseta destinada a la espera del bus, a la espera de tomar una decisión. Liesbeth desaparece y como niña traviesa llega con una pícara sonrisa fundida en su rostro, esto quiere decir que trae buenas noticias. Ha encontrado una estancia abandonada a menos de 200 metros y tenemos habitaciones para elegir.
Desnudo de enseres y perfectamente cuidado, decorado con gusto,  luminoso, orientado al sur, sobre plano un lujo. Lo que fue un antiguo club de carretera, un puti, será nuestra lujosa morada.

El calor del perolo, centro de nuestras vidas una vez cae el frio, nos recibe una tarde mas. Elegimos la habitación mas pequeña para habilitarla como cocina y esperamos la llegada del hambre entre bromas y lecturas, escritos y reparaciones. Es muy fácil vivir lejos del pudor emocional con estos compañeros.
Nos subimos a la bici muy pronto apoyados en la teoría de que a la mañana no sopla el viento patagónico. El madrugón no consigue librarnos de su golpeo, eso si, ha cambiado la dirección y esto nos ayudara un poco los primeros 50 kilómetros del día.

Zasssss, todo cambia en un momento. Peligro en la carretera. El viento nos flagela, la intensidad es terrible y cuando giramos medias curvas o coronamos una pequeña colina nos empuja ferozmente.
La rodada de hoy se convierte en una continua lucha por intentar evitar el aparecer en medio de la carretera. 45 grados de inclinación es la posición normal para poder avanzar, hemos de sacar medio cuerpo fuera de la bici, avanzamos volcados sobre ella. La bicicleta se hace ingobernable.
Cuidado!!!! grita el Arthur. Acabo de verlo por el espejo cruzando la calzada como una moto sin control, aparece en la cuneta opuesta donde consigue detenerse contra la tierra. Se agrupa el pelotón, nos comunicamos a gritos para poder oírnos y llegamos a un rápido y consensuado acuerdo; Paramos en cuanto encontremos un parapeto donde refugiarnos de tanta hostilidad, no importa como sea el lugar.

Otra puerta se abre, en esta ocasión él se llama Ramiro.
Sin preguntarnos, sin dejarnos hablar, nos hace pasar a la casa y tenemos un té caliente sobre la mesa. La escena se desarrolla en una antigua hacienda donde la luz esta virada a sepia, donde el mobiliario se encarga de confirmar que el tiempo se paró hace tiempo.



Ramiro mantiene la cadencia de sus horarios y a las siete parte a cuidar el ganado. Esto me obliga a levantarme mas pronto de lo ordinario.
Recostado contra el muro apoyo el hombro sobre las lamas de madera que cubren la pieza, todos duermen, respiro profundamente posado frente al ventanal y una sensación excepcional me anuncia que hoy va a ser un día especial.

El frio de un suelo escarchado acentúa el rojizo amanecer. La estufa económica traga leños como un dragón y el crepitar de los troncos ya se oye en el pasillo. Al abrir la puerta de la cocina me encuentro con Ramiro sumido en el instante, sumergido en ese preciso momento, abstraído en el ahora. Permanece sentado sobre el mismo taburete donde anoche le dejé, con el antebrazo izquierdo apoyado sobre la mesa donde nos invitó a cenar mantiene una postura erguida y paciente. Desde hace ya muchas primaveras es inmune al peso de las horas, al paso de las hojas en el almanaque.

No tiene café, los señores que vienen hoy de la ciudad se lo traerán. Nos ofrece pan recién sacado del horno, y con parsimonia, corta una mitad en pedazos. Agua caliente y bolsitas de té ya están servidas. Lentos pasan los minutos, pasan.  
Presagiaba un día especial y así fue. No tarde mucho en comprobarlo.



El sol ya se había desperezado creando un festival de fuego sobre la carretera que marcaba el horizonte y nos separaba. Verlo tras la ventana era agradable, salir a la calle ya era otra cosa. El viento mantenía la misma fuerza que ayer. Nos golpea lateralmente y en la carretera no hay arcén para protegernos los unos a los otros colocándonos en paralelo.
Tras horas de lucha manteniendo todo mi cuerpo y mi mente en tensión me relajo dos segundos, los suficientes para que un golpe de viento me sacuda en esos precisos instantes y me coloque en mitad de la ruta. El auto que está justo detrás consigue esquivarme llegando casi a rozarme, el que viene tras él pita a la vez que volantea. Se encogen los corazones, se paraliza la respiración. Estoy vivo e ileso.
Es un día especial.


Punta Arenas, ciudad portuaria, nos recibe con un tráfico intenso. El gobierno chileno ha decidido ayudar a los que tan lejos y aislados viven suprimiendo los impuestos de todos los productos, lo que la convierte en una ciudad con mucho comercio.



Voy a intentar explicar lo que viví el otro día al llegar a la zona franca. Decenas de naves gigantes crean un polígono donde se ofrecen todo tipo de mercancías exentas de tasas. Esto se transforma en una avalancha diaria de gente llegada de todas las comarcas vecinas con la intención de comprar una ganga que generalmente no necesitan. Saturación de autos en el parking, saturación de personal en los pasillos deambulando de tienda en tienda cargados de bolsas, y yo allí en medio deambulando como un panoli. Comienzo a sentir calor interno y una cierta angustia (hablo en serio).Huyo.
Hoy en día comunismo suena a terror, consumismo suena a…….?

Para un tipo como yo que desde hace casi dos años compra a diario un paquetito de espaguetis, una cebolla y una zanahoria en una tiendita donde todo fluye despacio y en armonía superar tanto gentío me resulta difícil y me hace reflexionar; Toda la pobreza que he visto en el camino es necesaria para que unos cuantos puedan tener una televisión de plasma en cada habitación de su casa?? Así funciona el sistema??. La respuesta es si, y me considero cómplice de él.
Hamburguesas de colores
para niños de Sodoma.
Muñecas de porcelana
y caballeros de goma.
En la chabola las lágrimas
formaron mares de hiel
con barquitos de miseria
y diosecillos de papel.
                                                                                                           Leño. Sodoma y chabola


Dos noches pasamos hospedados por los bomberos y cenando hamburguesas de colores. Ya no me acordaba de ellas, pero he de decir que son una de mis especialidades y quién sabe si no será una de las maneras de ganarme la vida en adelante. Su cebollita caramelizada bajo el queso fundido, su pimienta blanca en la carne, un toque ahumado con el bacon y un buen huevo frito que asoma a través del círculo perfecto arrancado al pan con un vaso. Ahhhh y un buen ron nicaragüense antes de acostar. Había que consumir en aquel inmenso local antes de caer desmayado. Si, lo confieso, compré; no pude evitarlo, fui débil.


Punta Arenas fue hace un siglo para muchos exploradores polares paso obligado en el camino  hacia la conquista del Polo Sur. Paseo su centro y me encuentro en esos lugares donde Shackelton y Scott preparaban sus expediciones. Los libros que narran las experiencias de estos AVENTUREROS, con mayúsculas, regaron y abonaron esta semilla de aventurero que parece ser llevaba dentro mi hasta hacerla germinar. La lectura de ellos me caló tanto que en cierta medida son responsables de que hoy esté disfrutando este viaje.

Aterriza un día con un cielo color ceniza, llueve y me cuesta enfrentarme a él. Sé que me faltan cinco días de pedaleo para llegar a Ushuaia. La cercanía roba ánimo a mi moral a la hora de superar días de lluvia. Sobre nuestras bicis nos acercamos al puerto, agarraremos un barco que nos cruzará el Estrecho de Magallanes para de este modo llegar a la gran isla de Tierra de Fuego. Fluyo entre tierras de leyenda.



El barco atraca en Porvenir. Me pregunto quién le pondría ese paradójico nombre a un pueblo donde la vida padece de lentitud extrema, de calles vacías de voces, de sombras sin rostro, de ausencia de espíritu. Presiento que acá se unen el fin del mundo  y  el de la esperanza.


Una vez mas los bomberos nos dan cobijo, internet y una cama, si una camaaaaaaaaaaaaaaa.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           Foto Arthur

Habitualmente el viento en esta región azota del oeste y lo hace con fuerza. De ello dan fe los arboles que crecen flexionados manteniéndose en una eterna postura de yoga. El tronco rápidamente se dobla y se coloca horizontal al suelo, mientras que sus ramas se asemejan  a una melena continuamente golpeada por la ventolera. Con estos precedentes y las crónicas de otros compañeros, nos encaminamos a afrontar los próximos 145 kilómetros con la esperanza de rodarlos con viento de espalda, en una sola jornada, y sin mucho esfuerzo. No agarramos agua mas que para el día, ya la encontraremos cuando lleguemos a San Sebastián.
Mala suerte. El viento nos golpea de cara.



Después de cien kilómetros de tortuoso ripio llegamos al punto donde el mapa marca un nombre y ………no hay pueblo. No tenemos agua y sabemos que no hay energía para bregar cuarenta y cinco kilómetros mas sobre las bicis. No queda mas remedio que buscarlo donde sea.

Una estancia se vislumbra a unos cinco kilómetros. Puede ser la solución. La esperanza se desvanece rápidamente cuando comprobamos que está abandonada. Hemos venido hasta aquí y no hay personas, ni grifos, ni agua. Pegamos media vuelta y desde la lejanía advertimos una silueta difuminada entre los cristales. Me acerco, la puerta de madera chirria al abrirse, me encuentro frente a él y compruebo que esa sombra tiene rostro, habla y se llama Juan.



Diez años lleva viviendo solo en mitad de la nada, en este fin del mundo. Su generosidad se mantiene intacta. Nos presta la casa que da cobijo a una comparsa que viene a esquilar las ovejas dos veces al año. Tenemos jergones, que no vamos a utilizar, y leña para calentarnos y cocinar.
Sacándonos de encima la ropa húmeda y aun sin habernos secado ya estamos calentando agua para un café. Para sorpresa de mis compañeros hoy lo acompañaremos de unas galletas de chocolate que escondo en mis alforjas.
Estamos cansados, hemos volado. El viento de cara no nos gusta y le damos solución corriendo mas. Luchamos contra él y lo pagamos.


La leña prende vertiendo la luz de sus llamas sobre las aristas de nuestros rostros. Sentados alrededor de la estufa decidimos menú. Crema de choclo a la que añadimos fideos y de segundo…………, tenemos hambre, polenta con salsa de tomate y verduras. Alumbrados por la luz de la vela atacamos al postre. Calentamos unos panes sobre el hierro de la estufa y les echamos encima mermelada de higo, esto los acompañados de un té y de una larga charla de sobremesa. El coste de la cena de hoy para tres comensales ha sido de seis euros.
Con tal vehemencia el viento
viene del mar, que sus sones
elementales contagian
el silencio de la noche.
                                                                                               
                                                                                                     Luis  Cernuda. El viento y el alma


                                                                                                                                                                                          Foto Liesbeth

En mi infancia los libros de historia y Soledad, la profesora de cuarto, me contaban que en el sur del continente americano, allá donde acababa la tierra, había un lugar temido por la bravura de sus mares donde muchos buques naufragaban. Ese terrorífico lugar era el Cabo de Hornos. Recuerdo que  también me contaban que para evitarlo navegaban el Estrecho de Magallanes, y con un cierto orgullo patriótico decían que su nombre se lo debía a un marinero que era español y que fue el primer hombre en dar la vuelta al mundo en barco (descubrí poco mas tarde que ambas afirmaciones eran mentira).



Y si, de nuevo me veo sobre uno de esos legendarios lugares que tanto me gustaba observar en los mapas de los libros de sociales, o en el mapamundi de tela que colgaba a la derecha de la pizarra de la clase de cuarto de EGB.  Estoy aquí en el Estrecho de Magallanes!!!, canal que une el Pacífico y el Atlántico a través de laberinticos pasos.

Las nubes teñidas de azul, reflejo de un agua manso, se posan en el mar dejando un aroma pesado de sal y arena. La senda se pierde entre el amarillo pajonal pampero guiada por listones de madera, que cruzados por alambre mantienen encerrado un tapiz de pequeñas y coloridas flores. Lenguas de tierra bajan hasta el mar inscribiendo conmovidas siluetas sobre la arena, alumbrando playas suaves y arrecifes abismales. El bufido del delfín zarandea las algas que dibujan un agua de sierpes. Barcos terminados se ahogan en las playas.
“Con la cara marcada por la expresión del viento, ruedo, ruedo, y ruedo, convirtiendo el paso del tiempo en un  maravilloso círculo vicioso.”
                                                                                                          Del diario de Van Birloq



Tras la escondida mirada de los turistas que hacen cola para sellar su pasaporte tres ciclistas ateridos por el frio y por la humedad de sus ropajes se tiran al suelo de la aduana y comen unos bocatas con la espalda bien pegadita al radiador. Ahí fuera el viento aumenta su sensación de frio y ya es demasiado por hoy. Dormir acá?, imposible. Hay que llegar a Argentina. Solo pensarlo se me hace duro.
Por qué me odia el viento???       
 
Metálicos caballitos de mar pastan en la pampa, de sus tripas salen tubos cilíndricos que se unen en uno solo aun mayor. Este, rectilíneo y solitario se va, avanza la llanura pampera escapándose hacia la lejanía. El petróleo circula entre sus tripas.
Una hora y media mas tarde estamos en la aduana argentina. Hay una sala de espera con una cocina incluida que normalmente la utilizan los transeúntes para calentar el agua de los termos de mate, y una policía prepotente pero a la vez hospitalaria.

Acá nos van a dejar pasar la noche a cinco ciclistas, entre ellos esta Minami, japonés al cual lo encontré hace once meses en El Salvador cuando acampaba a la salida de un túnel,  en mitad de una curva y a medio metro de la carretera. Lo que se dice un camicace. Con sus 64 años continua con sus pocas ganas de siempre de aprender inglés o castellano, con sus cajetillas de cigarrillos que se le apuran velozmente entre los dedos, con su sonrisa de alegría o de desconcierto (aun no lo sé) y esos ojos rasgados que explican su procedencia de otro mundo muy diferente al mío. Él va a ser el último de mis conocidos de la hornada Alaska 2011 que llegue a Ushuaia.

Una sinuosa cicatriz de ripio cruza la llanura y se pierde a nuestras miradas buscando tocar el horizonte. Tras de mí oigo música, alguien esta alegre y canta, no es otra que la belga que se engancha a mi rueda escondiéndose del viento.



Nos quedamos en el camino, ya son ciento veintisiete kilómetros para hoy y de nuevo la hospitalidad nos entrega una estancia para nosotros.

El estado de semiabandono de estos barracones, los restos de vida que encuentras en cada rincón de sus efímeros habitantes, el crujido de la madera al pisar, y una luz tenue que penetra sigilosamente por los ventanales, confieren una atmosfera muy especial a estos lugares. Recorro sus habitaciones y entre literas y camastros polvorientos busco un cobijo para mis sueños.
                                                                                                                                                                                    Foto Liesbeth
Esta noche vamos a cocinar a tres fuegos y es que nos estamos volviendo cada vez mas sibaritas. Cena vegetariana.
Sobre el perolo llamémosle 1,sofrito de ajo y zanahoria antes de poner a hervir el arroz. En el perolo 2, será un sofrito de cebolla con ají picante el que reciba la batata, la patata, y el pimiento verde, luego esto se bate haciéndolo espesar. En el perolo 3 hierve la calabaza que ya no tenía lugar en los otros dos. Se reparte en los patos mezclándolo todo. Y ya basta por hoy de contar mis secretos culinarios.



Nos despedimos de esta familia que nos acogió, fuimos huéspedes otra noche mas. Los padres viendo como esta la educación en los pueblos aledaños han decidido que sea Catalina, la madre, quien se ocupe de escolarizar a sus tres hijas que crecen aprendiendo en libertad entre las flores del jardín y con una cara impregnada de alegría. Aprenden rápido y me muestran una vez mas que otro mundo es posible.

El clima acompaña para saborear cada una de las pedaladas. Ya me van quedando pocas y quiero exprimirlas. Casi sin darme cuenta estoy en Tolhuín, en la famosa panadería “La Unión”.
Esta panadería es un centro de reunión de cientos de ciclistas, casi todos los que llegan o parten de Ushuaia pasan por aquí. Emilio, su dueño, ha habilitado un lugar en el almacén para acogernos y aquí se disfruta de días de descanso y de sus excelentes empanadas. Toda esta generosidad es verdadera, él no quiere agradecimientos ni que nadie le de mil gracias. Nos da todo esto sin esperar nada material a cambio. Otra lección, si señor.

Estiramos los últimos cien kilómetros, no queremos rodarlos de una y queremos acampar en el camino, pasar la noche al raso. Encontramos el lugar perfecto, nos protegemos  tras un muro y frente a nosotros tenemos un lago. La cena será excepcional, ultima noche en el camino. Así que sin traje de gala tomamos queso y vino, ambos del bueno, haciendo una excepción y esperando que la falta de costumbre ante tanta calidad no nos cree un dolor de panza. Brindamos con los ojos iluminados para celebrar lo que será nuestra última noche en el camino antes de llegar juntos a nuestro sur.


Los sacos de dormir bajo unas tímidas estrellas que se esconden entre las nubes que ocupan medio cielo. Del otro lado cubriéndonos de luz, pende una luna casi llena. Esa fiel amiga que tantas noches me ha acompañado, que tanto me ha hecho soñar muestra las facciones de su calavera argenta.
Penúltimo día de febrero de 2013.  Llego a Ushuaia.

Me fundo en un contundente y parsimonioso abrazo con mis compañeros como sello de la llegada a este destino imaginario. Hace 20 meses que tome la bici y partí. Aquí siento que nada ha terminado, es mas siento el peso de todo lo aprendido en el camino y vivo este momento como el prólogo hacia un nuevo viaje, no se cual, ni como, ni hacia donde, solo siento sus raíces muy dentro.

Una vez en Ushuaia nos encontramos con Toto. Toto es el primo de Natalia, Natalia es la exnovia del primo de Andrea, y Andrea es uno de la hornada 2011 que conocí en Méjico. Andrea coloco un link de mi blog en su página a través del cual Natalia me conoció y me contactó. Mas tarde ya siendo ciberamigos, ella llamó a su primo y le hablo de mi, y yo le hable de mis compañeros. Uhh vaya lio, los amigos de mis amigos son mis amigos.
Así de simple es la vida.

Toto nos ha buscado lugar en el albergue municipal para deportistas y nada mas llegar nos reciben Jose y Nadia que estaban esperando nuestra llegada. Gran reencuentro y gran cena en el parque. El resto de los días Toto se brinda a ayudarnos aun mas en todo lo que puede, nos lleva a los famosos asados de la noche de los jueves del círculo de ajedrez de Ushuaia y la liamos parda noche tras noche.


Hoy se despierta un día mustio, un reloj de pared marca el compás a golpe de segundero. Nubes pausadas aguantan el empaque del viento. Una bici embalada dentro de una caja de cartón anuncia que mañana  los tres mosqueteros serán uno menos.



Hacemos la despedida oficial de esta cofradía que se ha creado en el camino con una gran cena y aprovechamos para celebrar  el cumpleaños de Liesbeth. Todo en uno.

Una vez terminado el banquete Jose desenfunda la guitarra. Suenan los primeros acordes del tema Sobreviviendo y Nadia le da con ganas, añade la voz en el preciso momento. Algo se remueve en mi interior, la música entra por mis oídos, por mis poros, y me despierta una emoción desnuda, virgen, incontrolable. Agacho la cabeza sosteniéndola entre las manos y comienzan a correr sobre mis mejillas las primeras lágrimas empujadas por un sentimiento de amor y pérdida, de alegría y final. No quiero reprimirme, y quizás tampoco puedo, quiero disfrutar esto que tanto me remueve por dentro.


Abro los ojos y veo a mis compañeros, están en el mismo lugar que yo. Emocionados, lloran y disfrutan el momento. Observados por el resto de comensales que permanecen atónitos sin comprender que ha podido pasar con esta canción de Víctor Heredia, ni como pueden existir unos lazos tan fuertes entre unos viajeros de bicicleta, nos fundimos en uno solo y cosechamos los abrazos y los besos de la amistad sembrada. Emotivo.
Seguimos, queda mucha noche y poco rock and roll.

Ya no quiero ser sólo un sobreviviente,
quiero elegir el día para mi muerte.
Tengo la carne joven, roja la sangre,
la dentadura buena y mi esperma urgente,
quiero la vida de mi simiente.

Sobreviviendo


                                                                                                Víctor Heredia. Sobreviviendo


Aun cuando un mes después rememoro y escribo estas líneas me emociono como si fuera esa misma noche, y tengo que hacer un esfuerzo, diría infructuoso, por retener unas lagrimas que quieren brotar de nuevo. AMIGOS, os envío un abrazo lleno de amor, sabéis como os quiero.
Como somatizar tanta amistad??


Aeropuerto. Llegadas, salidas. Ceremonia de despedida. Besos salados, un abrazo solitario y el sigilo de unas palabras presas del silencio que aun escritas en tus pupilas nunca serán pronunciadas, te las llevas, se te quedan dentro. Paciencia.
Hasta luego Chinita!!

 “No hace falta andar hablando para decir lo que se siente”

                                                                                                                   Atahualpa Yupanqui



Ayer me mordió un perro, él está vacunado y yo también. Eso si, lo peor fue mi pantalón, el único que tengo, está destrozado. Mi cámara de fotos dejó de funcionar hace tiempo, otra perdida que me deja un gran vacío. Creo que en mis alforjas no queda nada que no esté roto.
En estos días me olvido de la idea de viajar hasta la Antártida, los pasajes no bajan de 4ooo dólares y no consigo ningún contacto para trabajar en el barco e ir gratis.
Pasamos una tarde de largas conversaciones y paseos por el recuerdo, todo esto lo aderezamos con música. Suenan en la computadora las canciones que han sido la banda sonora de todos estos meses compartidos. Ya solo quedamos el Arthur y yo, el resto han partido.
Para cenar tomamos un vino y mas queso del bueno. Nos los regalaron Nadia y Jose en su despedida que celebramos anoche con otro banquete, esta vez fue pollo al disco. Bebemos, fumamos cigarrillos y nos reímos, saboreamos y sonreímos desde la complicidad las últimas jilipolleces que se nos ocurren.



Ambos sabemos que mañana tras desayunar, después de tanto tiempo vivido juntos, cada uno tomará una vida distinta. Apago la luz del frontal mientras estiro mi colchoneta, sobre el terrazo, al otro lado de la mesa, ya duerme el Arthur.
Abrazo emotivo después del café, prefiero no mirar atrás. Toto ha adelantado nuestra despedida, vino a buscarme pronto para llevarme a la tele.
Silencio profundo.

Mientras me entrevistan en directo, ellos observan el televisor a la vez que empaquetan el último bulto. Arthur vuelve a su casa y toma un avión que recorrerá los mismos 18ooo kilómetros que él recorrió en 18 meses en tan solo 18 horas. Abrazo grande amigo.
Todos han partido, paseando las calles miro a mi alrededor, hay mucha gente pero estoy  solo. En este momento de principio y fin, de alfa y omega, no es lo mismo el sentimiento de soledad que el de perdida, aunque pueden llegar a confundirse.
Lluvia y frio. Durante el día decido refugiarme en la biblioteca, hace calor, hay internet, libros y además esta Carlota. Trabaja en la biblio desde hace tiempo y compartimos inquietudes literarias y vitales. A través de ella descubro “El libro verde del Che”, y otras poesías que me llegan en forma de mail. Gracias.

Y sobre la bahía de Ushuaia se levanta el telón, el atardecer trae un espectáculo de luces. Tras una barrera montañosa aparece la luna apresurada y aun colorada, esta ruborizada por algo que la dijo el sol antes de esconderse. En esta sincronía donde uno le deja paso al otro, un mar calmo sostiene un horizonte tricolor. Durante largos minutos de deleite tres franjas perfectamente talladas en el cielo se muestran. Abajo, pegada al mar, un azul intenso y transparente, sobre ella un violeta visto al trasluz se sobrepone con menor intensidad y cubriendo la enorme cúpula que nos rodea, un celeste tierno da cabida al lucero. Mientras los caminantes, y  nuestras vidas, se untan de luz suave.

Los días transcurren en Ushuaia entre encuentros con amigos que van llegando, casi podría decir que salgo a asado por día. Cada mañana desmonto la carpa y bajo a buscar un camión que me lleve a Buenos Aires, misión imposible.
Me levanto pronto y una luz desvanecida por la nieve recién caída riega el despertar de Ushuaia. Todos los montes que rodean la ciudad rezuman nieve fresca. Un avión me transporta, parto hacia la gran urbe. Me dirijo a la civilización, al gigante Buenos Aires, allí me esperan muchas sorpresas, entre ellas un concierto de Ska-p donde Abisina tendrá su protagonismo sobre el escenario ante 23ooo personas y luego volver a casa en bici!!. Pero eso ya lo contaré en la próxima. Redactar tantas letras juntas me tiene fatigado.
Luna, lunera.

Desde la Finisterra de mi cielo, donde la tierra gélida es de fuego, donde el Pacífico se torna violento,  donde los finales respiran en una bahía de esperanza. Gente, un obvio e inagotable abrazo. Vos sabés lo que es eso locooooooo?




                          La foto de Nadia es de Jose, una lastima que no sea mia.

Para terminar quiero regalaros esta poesía a vosotros que tanto me habéis dado y tanto me habéis enseñado. Gracias por haber compartido todos estos momentos, por haberme soportado y dejado crecer junto a vosotros. No sin un cierto rubor, me permito daros la enhorabuena por vuestro viaje, sobre todo por el como lo habéis hecho y no por el que habéis hecho.

Hoy no he hecho nada.
Pero muchas cosas se hicieron en mí.

Pájaros que no existen
encontraron su nido.
Sombras que tal vez existan
hallaron sus cuerpos.
Palabras que existen
recobraron su silencio.

No hacer nada
salva a veces el equilibrio del mundo,
al lograr que también algo pese
en el platillo vacío de la balanza.
                                                                                                                       Roberto Juarroz.



 Y no se vayan todavía aun viene mas!!!!!!!!!!!!!!!!!

14 comentarios:

  1. NI el viento te odia, ni nadie lo hace, a muchos de nosotros has hecho que nos sintamos agradecidos de formar parte de tu gran elenco de gente que ha pasado de alguna manera por tu vida, y yo con viento o sin el, siempre llevaré tu frescura conmigo , gracias querido Jorge, cuidate por allá donde estés, mil abrazos
    SALUD Y BUEN CAMINO NANDO

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    1. Muchas gracias por tus palabras.
      Sigo volando, esto solo ha empezado.

      Jorge

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  2. ¡Grande! Jorge...
    miraré hacia arriba con frecuencia a ver si te veo pasar :)
    un abrazo desde Madrid.

    César

    (del antiguo taller de foto del C.C.García Lorca)

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    1. Eyyy , no hace falta que mires al cielo, en breve aterrizo por los madriles.

      Ciclando voy, ciclando vengo......

      Bueno lo pasamos en el centro cultural y tambien en el bar de al lado el del Lucio, inolvidable el aprendizaje.

      Un abrazo.

      Jorge

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  3. Bienvenido Jorgito, espero verte el sabado.

    http://www.youtube.com/watch?v=SaJHn5eGV08

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    1. Estoy grabando mi proximo documental, se va a titular "La vida del inadaptado".

      Gracias

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  4. ENHORABUENA ... YA ESTÁS DE VUELTA Y MUCHOS ABRAZOS A REPARTIR.
    AHORA Y DESPUÉS DE DOS AÑOS TE TOCA DISFRUTAR DE TU FAMILIA Y DE TU GENTE, OBSERVAR Y ANALIZAR Y BUSCAR TU TRANQUILIDAD Y TU FELICIDAD.
    TE LLEGARA PORQUE TE LA MERECES. PERO NO SEAS EL CARACOL QUE NO PARA DE CAMINAR Y DE CAMINAR EN BUSCA DE SU CASA ...

    TE

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    1. Hay una sensación muy linda que a todos nos hace mucha ilusión y esta es la de encontrarte cosas en el camino que no esperabas; un billete de mil, un amor, un hogar......

      Un abrazo muy grande.

      Jorge

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  5. Hola : te conoci en el camping de puerto rio tranquilo en chile, yo viajaba en bici con mi marido por la carretera austral hacia el norte.te acordas?. vos estabas con ese grupo de locos lindos. Que alegria encontrar tus relatos, tus fotos . que entusiasman a seguir soñando con nuevos destinos, nuevas rutas, nuevos amigos viajeros. Un abrazo.

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  6. Hola!!!!!!!!!!!!!!!! Claro que me acuerdo de vosotros y de ese día tan especial. Allí encontré algo que había perdido hacía mucho tiempo. Fue muy bonito.

    Gracias por tus palabras y me alegro poder compartir estas aventuras con soñadores como vosotros.

    Espero que disfrutarais de ese lindo viaje que estabais haciendo, os recuerdo plenos de ilusión. Enhorabuena.

    Un abrazo.

    Jorge

    Aca estoy para lo que necesiteis.

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  7. Llevo varios minutos leyéndote empotrado tras el monitor y un par de lágrimas se han derramado mojando casi el teclado. Innumerables fueron los aprendizajes en las vivencias compartidas; imborrables serán los recuerdos de los momentos vividos. Cuando todo eso que fue, y que hoy está siendo mucho más, comienza a asentarse y a decantar por el propio peso del verdadero significado de la palabra: aprender... no puedo más que convencerme cada día más que en el rodar se encuentran la más simples y verdaderas experiencias de la vida; el alma se nos desnuda y da lugar a algo que la cotidianidad y la gran urbe nos ciega. Un fuego que nos cobije, un perolo que albergue un poco de té o café, un poco de pan añejo a la espera de mermelada... y aquellas largas charlas que desde Cafayate hasta Ushuaia nos pusieron frente a frente con el corazón desnudo. Abrazos Jorge. Se te extraña.

    Hoy no he hecho nada, pero muchas cosas se hicieron en mí.

    Jose.

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  8. Hola Jorge: después de varios meses me encuentro nuevamente soñando a través de tus relatos.Me emociono encontrar tu respuesta . Te cuento que pasamos fin de año con Jose y Nadia en lago Quillen En Neuquen. Un abrazo Sonia Y Fernando

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  9. Hola Jorge,
    Llegué a tu blog por casualidad buscando rutas en bici por Sudamérica. Creo que ha empezado un virus en mí, desde ahora mismo siento que tengo que partir.
    Me han emocionado tus relatos, tus fotos, tus poesías y tu forma de escribir. Han avivado ese "virus" que crece sin parar.
    Te sigo desde ya.
    Sigue disfrutando.

    Aitana

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  10. Hola Aitana, solo una advertencia: para ese virus no hay vacuna, lo siento.

    Asi que lo mejor que puedes hacer es no luchar contra él y dejarte llevar, te trasladará por lugares lindos dentro y fuera de ti. Es una buena enfermedad.

    Acabo de releer esta entrada despues de mucho tiempo y algo movió dentro de mi creo que voy a recaer, se que no estoy curado.

    Me alegro poder transmitirte todas esas sensaciones, si necesitas algo o pudiera ayudarte en el blog encuentras mi mail.

    A seguir emocionandonos.

    Abrazo

    Jorge

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