ENCONTRANDO EL SUR II

Metraje: 480 días aprox. Nac: Mundana, Genero: Realiti de aventuras, Catalogada: No recomendada a familiares cercanos.

Si hay algo que une a todos los seres humanos es el deseo de ser felices. Esta voluntad es el motor que activa y determina muchos de los pasos que van a dar Abisinia y Van Birloq en este largo viaje.

La falta de esperanza comienza a recortar sus sueños. Aburridos de esperar y de seguir esperando, de que nada cambie y de que nada venga, deciden perder el miedo a la vida y comenzar a trazar el boceto de su destino. Juntos parten en un viaje que les lleva a recorrer el continente americano restándole importancia al que y dándosela al como.

Este documental reúne la sabiduría y experiencias personales de esta ecléctica pareja en torno a un tema tan universal como es la búsqueda de la felicidad.

El sol de Rio Negro, edición de la mañana.

sábado, 15 de octubre de 2011

Aladino viaja a Monument Valley






EEUU IV (Bulfrog, Blanding,Monument Valley) 317km, 3749m+
 
Si llevas dos días dando tumbos por una ciudad que desconoces y estas mas perdido que el Peñón de Gibraltar. Si por mas que lo intentas no lo consigues. Si cada vez que rozas tu ansiado objetivo este se derrumba ante ti. Si cuando estas intentando no hundirte en mitad de la calle, tomando aire, serenando tu frustración, alguien sale de su tienda a buscarte y una vez te encuentra te ofrece su ayuda. Eso como se llama? Yo todavía lo flipo. 

Así empieza la historia de una amistad.
Mark estaba en su tienda de bicicletas (saturdaycycles) tratando de vender una de esas bicicletas de marca Italiana que llevan asociadas unos cuantos ceros a su precio. Vio entrar en la tienda a un chaval en busca de ese repuesto que se le resistía, y es que el tipo de neumático que necesitaba ya no se vende, no está en catalogo. Un rato mas tarde, mientras seguía intentando vender la bici, pregunto a su compañero, - que neumático se ha llevado?, -ninguno, le respondieron, parece que va a necesitar uno de los buenos si va para Sudamérica y aquí no lo tenemos. Con las mismas salió a la calle en busca del derrotado ciclista. Una calles mas tarde lo encontró, apoyado contra una señal de tráfico,  mesando su poco poblado bigote como si de una lámpara mágica se tratase y…………… si, salió el genio, y le concedió su deseo y muchos mas que ni siquiera él hubiera imaginado.
Entramos de nuevo en la tienda, encontramos un neumático parecido, hicimos cábalas. Si él hacia el pedido el lunes, la semana próxima la tomaba de vacaciones, entonces me podría entregar el neumático en el Cañón del Colorado. De paso si me apetecía podría pasar unos días  en su barco. Como se te queda el cuerpo?? Ahora mismo os acordáis del logaritmo neperiano de…………, verdad?
Todo esto ocurrió en Salt Lake City antes de  pasar unos diez días encañonado (estos días ya los has leído y si no estas tardando) y llegar a Bulfrog.  Allí se encuentra el lago Powel, un embalse del Colorado. Un lago de unos 230 km de largo y con un perímetro de mas de 2500 kms, con profundidades en algunos puntos superiores  a los 150 metros. Las paredes de roca del cañón  se elevan dando forma a esta inmensa bañera.
Mark, de rostro serio a cachondo en cero coma.

 Mark estaba esperándome con  “ese peazo de cacho de barco” (léase con la musicalidad de Chiquito de la Calzada), con el neumático y con una panda de catorce amigos/familiares. 
- Esta es tu casa, aquí hay comida y bebida suficiente. No se del tiempo  que dispones, pero puedes quedarte todo el que quieras. Ese monologo, un sanguis, un par de cervezas y en paseo en lancha motora por unos pequeños cañones fueron el recibimiento.  Ah!!!!! y una ducha, que después de nueve días era algo vital, me estaban subiendo los niveles de uranio en sangre.
El esquiador es Peter, Mona, su chica, es la que esta sentada a mi derecha.
Hice del puente de mando ubicado en la cubierta mi vivienda, allí coloque todas mis pertenencias  incluida  Abisinia. Le prometí a mis piernas descanso y al menos de dar pedales se lo di. Fueron días de excesos, nadábamos en la abundancia. La primera mañana nada mas zarpar el barco y tras un copioso desayuno empezaron a rular los cubatas, a las 11.30 media tripulación brindábamos al grito de “Cuba libre” pronunciado en un perfecto castellano, y a eso de las 13.30  algunos de los libertarios estábamos durmiendo la mona/siesta.

Alguna noche, en la velada, llegamos a formar un dúo humorístico, “Los Presidents”. Él, Mark Kennedy (nombre de familia), yo, George Reagan (nombre artístico). Fueron días de excursiones en lancha motora, baños en mitad de los cañones que navegábamos. Te metías en el agua mirabas hacia arriba y veías las cúpulas formadas por la parte superior de las paredes, música celestial. Fueron días de ski acuático, en silla, en tabla, en patín, todo valía para las sesiones de mañana y tarde. Fueron días verdaderamente de no parar, de no tener un segundo de reposo, siempre había multiactividad. Todo esto hacia que al llegar la noche, cuando extendía mi saco en la cubierta del barco bajo un espectacular cielo estrellado, mi mente siguiera ocupada. El entusiasmo, la emoción, que se me salía por la boca, no me dejaba dormir. Trataba de utilizar el remedio de la magdalena. Cuando toda la tripulación dormía, bajaba a la cocina con una pequeña linterna y “robaba” una de las magdalenas gigantes destinadas al desayuno de  la mañana siguiente, ni por esas.  Buena música para rematar los cuatro días. Los Zeppelín, sonaban cada vez que teníamos un momento estelar, estaban conmigo. Desde aquí, gracias a todos ellos por hacerme sentir como uno mas.
Abisinia ,levita acidamente, no quiso perderse la fiesta.
 
La soledad, esa a la que he malaprendido a tener miedo desde pequeño,  esa misma  a la que abrazo con ansia en otros  momentos, cuando  llega de sopetón es así como fría. Mi  mente ya empieza  a conocer  y a manejar ciertos sentimientos cuando se avecinan.  Después de quince días rodeado de espectacular belleza y de cuatro días teniendo un “hogar”, se te avecina de nuevo una vida solitaria. Te vienen a visitar los “madres mías”. El “madre mía que hago ahora” el “madre mía que hago aquí” el “madre mía si estuviera en mi casa”. Pero ya sabes como lidiar con ellos.  

 Te ves  las cuatro de la tarde en un solitario cruce, abandonado, ellos vuelven  todos emparejados a sus hogares y tu solo con tu bici y vuelta a empezar.  Carretera, tranquilidad, todo llega. Atardecer y acampada en el borde de un acantilado, de verdad, de película. De nuevo trece horas de sueño y es que no quiero mas días de reposo como estos.

“Triste melodía suena, son las gotas al caer,
 los caminantes ya se fueron, y el silencio frente a frente,
 yo me quedo muy callao, mejor no digo por decir,
 sentado observo conmigo, ojos p´adentro p´afuera no ven.”
                                                                                                 
                                                                                             Macaco. “El murmullo”
 
 Los siguientes días fueron de trabajo, mucho trabajo. Cuando digo trabajo, quiero decir que hay días en los que hay poco tiempo para el disfrute. Son días en los que agachas la cabeza, clavas la mirada  y casi no la levantas del manillar. Pedalea, pedalea mas, cocina y al sobre a descansar, trabajo. Hay días que te cuesta arrancar a cantar,  incluso hay días que consiguen que no cantes. Curiosamente esos suelen ser los que llueve. Un mal cálculo, mejor dicho un no calculo, hizo que tuviera que pasar dos noches y tres días con la reservas que llevaba de comida y casi sin gasolina para cocinar. Esto significaba, espaguetis mezclados con un sobre de sopa para cenar, y el resto del día sangüis de manteca de cacahuete con porridge sin cocer de relleno.

Desniveles muy superiores a los acostumbrados, frio, lluvia y un viento de cara como nunca había sufrido en una bicicleta marcaron la tónica de los días venideros. Lo dicho, días de duro trabajo, muy duro trabajo. Y es que hay que contarlo todo.  No por todo esto el paisaje era menos espectacular, resaltar el Cañón Blanco, ruedas en medio de un valle con sus montes rojizos a los laterales y al lado de la carretera el suelo se hunde dando forma a este cañón. Lo tope de lo tope, dos cañones en uno. Otro es  el cañón gruyere, este topónimo no aparece en los mapas, se lo acabo de poner.  Paredes agujereadas como si los roedores fueran los responsables de la erosión.
Pero, todo tiene un principio y un fin, y todo trabajo tiene su recompensa, es algo que tengo comprobado desde hace años de una forma empírica. A la llegada a Monument Valley el agotamiento me empujaba directamente a recorrer los siete kilómetros que faltaban para llegar al camping, sin pasar antes a buscar un contacto que tenía en el colegio del pueblo. Mira tu por donde que en mitad de mi camino, cortándolo, me encuentro un autobús escolar al que casi sin fuerzas me acerco para preguntar a su conductora. Conoces a Pat?  - Claro es la directora y el instituto  esta aquí justo a tu espalda. Redios!!!!, no me lo creo. Llego, pregunto, y allí estaba esperándome. La habían llamado anunciando mi llegada, sin fecha concreta, pero llegada. Gracias Norma, gracias Pat. 
Instalado en un barracón del centro me encuentro como en un Palacio, agua caliente, un baño, ducha, que maravillaaa. Me levanto al día siguiente con  legañas coralinas, aun cristalizadas por la mezcla de lagrima y tierra colorada incrustada por el viento (y es que las duchas de agua caliente no habían podido  llevárselas). Me acerco a ver a Pat para ofrecerle mi colaboración en lo que sea necesario y me ofrece compartir el día siguiente con Larry, navajo (no de Albacete) que va a subir a caballo la Navajo Mountain. No me lo pensé ni una decima. Día de descanso tras haber pasado por el súper. Varios días pasando penurias me trajeron de nuevo las mismas ansias alimenticias del Conde de Montecristo recién fugado. A la mañana siguiente madrugón y al galope.

Día espectacular, si. Subimos a la montaña sagrada de los Navajos. Sus 3175 metros  hicieron que el  frio fuera  intenso, cumbre nevada, niebla, vistas sobre los cañones de la zona, comida en casa de una familia navaja como despedida……. . Hubo un momento que me sentí identificado con los caballos. Estábamos subiendo una pendiente, la verdad el camino era una continua pendiente mas de mil metros de desnivel, y el jadeo de un caballo me hizo mirar hacia atrás. Tras de mi un caballo con las crines empapadas en sudor, la mirada perdida. Sus músculos marcados, tensos, se podían observar  tras la cortina de vaho que producía el cambio de temperatura entre el sudor que cubría todo su cuerpo y el frio día, y nosotros encima de ellos. Me vi a mi mismo reflejado en esa cara, en ese cuerpo. La misma imagen que cuando encaras una de esas interminables pendientes y arrastras todo tu pesado equipaje a lomos de tu bicicleta. Me impresionó. Curiosamente el nombre de mi caballo era Afortunado (Lucky).



Hay momentos en los que la pereza, la apatía, pueden destrozar la mejor de las películas. Así se presentaba la mañana de visita a Monument Valley, no había ganas de ná, pero una vez allí al ladito no podía dejar pasar esa oportunidad. Lo que vi, lo que hice, os lo cuentan las fotos. Un verdadero sentirte dentro de un western y un verdadero monumental paisaje.  

Eres tu John Wayne?, Germánico, eres tu John Wayne o lo soy yo?    Los Enemigos
 
La tecnología ha hecho que me conecte con mis amigotes, los de siempre, los de la edad media, y compartamos un rato. No olvidar a la cantera que viene pegando fuerte. Vitaminas para la mente y recuerdos de tapeo por las plazas del barrio. Que bueno veros. 

Abisinia en la actualidad podría decirse que es un casi triciclo, sus tres neumáticos y dos ruedas le da un aire de viajera de largo recorrido. Da un poco de vértigo solo el pensarlo. Realmente lo que necesita es un túnel de lavado, casi un mes entre estas tierras la han dejado como los calcetines de Nadal después de ganar Roland Garros, roja y polvorienta.  Yo lo que necesitaría es una peluquería, pero me acaban de llegar noticias de que voy a tener peluquera particular en breve, esa si que es otra Historia, que sera tambien narrada.

Abandono la reserva Navaja que como todas las reservas no son mas que guetos. Lugares en los que no hay ningún tipo de posibilidad de desarrollo económico = pobreza. La historia se repite alrededor del mundo. Y mis bielas vuelan al Gran Cañón del Colorado, después de un mes rodeándolo voy a poder verlo. Agárrate que vienen curvas.


Desde mi afilado cielo, consecuencia del pertinaz viento Navajo, un abrazo amigos.
 

Se abre la sección de dedicatorias. Gracias genio por dar linda forma a  mi viaje. 







4 comentarios:

  1. Sabes que la soledad no es solo tu acompañante. Somos muchos que estamos contigo que, aunque no nos veas, hacemos todo lo posible para que nos sientas.
    Fuerza y vive tu aventura que es fantástica.
    Abrazos y besos.

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  2. ¡¡¡ pues no sé cómo explicarlo, pero ALADINO EXISTE !!! Es que he recibido una alfombra mágica para subirme en ella en muy poquitos días viajo lejos con ella y encontrarme con un loco muy loco Y MUY GRANDE.
    Alucinante, pero cierto.
    Desde aqui... GRACIAS

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  3. ah que bueno que encontro su amigo Mark y fue a lake powell!! me encanta esta area!! me gusta ver sus fotos de alli, son muy bonitas! y se que esta desierto es muy duro y seca, pero para mi, es paraiso :) Brad y yo pensamos de usted y su viaje mucho! tenga suerte!!!
    mary y brad burton

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  4. -No bebo cuando conduzco -dijo, tendiéndome una botella. Tomé un trago y se la pasé- ¡Qué coño! -añadió, y bebió.
    En el camino. Jack Kerouac

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