Canada IV, (Dunster, Jasper, Lake Louise, Fairmount Hot Springs) 599km, 4898m+
Ni Rocky Marciano, ni Rocky Balboa, ni “Yo hice a Roque III. ROCKY MOUNTAINS.
Rodar durante seis días por una carretera que discurre por el interior de la columna vertebral de las rocosas canadienses, ha sido una de las experiencias mas placenteras de mi vida. Esta carretera comienza en Jasper, pueblo que da nombre al parque nacional. Desde allí y hasta Columbia Icefields ambos lados de la ruta están adornados por una variada gama de montañas con diferente color y forma. Unas con glaciares en inexplicable equilibrio y otras con bosques y cascadas que las engalanan. Una vez llegado a Icefield te espera enormes paredes verticales que se ven desbordadas por el hielo acumulado. Es una superficie de 325 km2 de hielo, las montañas que la contienen no la pueden retener y se desborda como si de una tarta de cumpleaños rellena en exceso de nata se tratase. El camino hasta Lake Louise, ya en el parque nacional de Banf no tiene nada que envidiar a lo anterior, siguen apareciendo esas montañas con sus ríos y lagos verde esmeralda reflejando la belleza del paisaje. Enlazo con el parque nacional de Kootenay, aquí las montañas nevadas son menos frecuentes pero no por esto menos bello, en la sencillez también existe la belleza. Paredes verticales con un desnivel en que en ocasiones roza los dos mil metros y un camino entre cañones te refrescan la vista con otro tipo de paisaje. Si todo esto lo hicieron solo en siete días, me quito el sombrero.
Monumentales, Maravillosas, Mágicas. ROCKY MOUNTAINS
En fin vamos con la novela que tiene que haber de todo un poco.
Deje la granja Caywood con el estomago lleno de pancakes, el alma pleno de satisfacción y un pequeño vacio en mi corazón. De este modo y sin querer mirar atrás continué mi camino para adentrarme en las rocosas. Rápidamente empezaron a aparecer turistas, acababa de llegar a Mt Robson. Sus casi 4000metros de altitud la hacen la montaña mas alta de las rocosas canadienses. Al igual que el monte Denali me toco verlo en postales, en esta ocasión las nubes estaban cogidas por la cumbre y solo podía presumir su silueta. Con la esperanza de una mejora en el tiempo me adentre en la montaña por un sendero para llegar a acampar en Kennay lake justo debajo del monte, aguas verdosas provenientes del glaciar y paisaje extraordinario. La mejora no llego, a la noche las ratas de campo se entretuvieron con mi tienda utilizándola de tobogán y a la mañana lluvia.
La llegada al parque nacional de Jasper fue un shock, demasiado tiempo en lugares sin demasiado ruido, sin ver tanta gente junta, hizo que me costara la adaptación al menos dos días. Allí me estaban esperando la pareja que conocí unos días atrás para hacer el descenso del rio en canoa. A la mañana siguiente unas dieciséis canoas, todas de madera, con la forma y tamaño de las que utilizaban los nativos antiguamente, tomaban la salida en un marco incomparable. Fue una experiencia muy interesante que despertó en mí la inquietud de realizar algún día un largo viaje en canoa por estos RIOS. Por lo vivido y por lo comentado con los expertos es una aventura excitante. Todo llegará. Agradecimiento a mis padres por no haberme apuntado en mi infancia a los “boys scouts”, convivir con la disciplina jerárquica y con el uso del galón me cuesta soportarlo.
Tome dos días de descanso, aproveche para hacer “shopping” por los supermercados del pueblo, en tres días de ruta no tendría donde comprar comida. Cuando llegué al camping me acerque a mi vecino con la intención de compartir parcela de acampada. A mi pregunta el me respondió, “ok, te gusta la cerveza?” Yo respondí “of course”, el resto ya os lo sabéis. Cenamos chuletones de cerdo a la pimienta cocinados en las brasas y como el tema estaba calentito nos bajamos al pueblo. Estaban en “fiestas” (no os imaginéis charanga y las calles llenas de banderitas), había sido el rodeo y había un concierto en el bar. Fue algo surrealista, las imágenes que siempre había visto en las películas de sobremesa, cowboys bailando, la mesa de billar, las dianas en la pared…. pues allí estaba yo, en medio del film. Al día siguiente la excursión prevista a los lagos Medicine y Maline no la pude hacer en bici, mi cuerpo y mi embotada cabeza me pidieron que mejor hiciera autostop. Muchos osos en el camino, aquello parecía San Fermín. Te bajas del auto para verlos y hacer la foto de rigor y cuando se gira todos los turistas corriendo para el coche. Sorpresa para bajar, me cogió “el Ignaci” nativo de Girona, comenzó nuestra charla y acabamos cenando en el camping con Cory, mi vecino, chuletones de cerdo de nuevo, esta vez regados con vino australiano. Buena cena y aun mejor conversación. Ignaci, ya me contaras como te fue con “el Tolle”. Empecé la mañana con ganas de pedalear, me esperaban unos 100 km y unas de las mas bellas carreteras del continente. Enseguida perdí las ganas. Un fuerte viento de frente hizo que el día se convirtiera en una autentica batalla. El paisaje te pedía levantar la mirada, no querías perder un solo detalle de lo que te rodeaba y el viento te obligaba a clavar tu frente contra el manillar para poder avanzar. De este modo cubrí los primeros 75 km y allí debía de tomar la decisión, seguir hasta los campos de hielo (Icefields) o parar y seguir al día siguiente. El tiempo estaba empeorando rápidamente y yo estaba verdaderamente cansado, eran más de seis horas sobre la bici, pero si tardaba un día mas seguramente el mal tiempo me impediría ver de nuevo otro de los lugares mas espectaculares. Decidí continuar. Pero….. lo peor estaba por llegar. Los primeros quince kilómetros de falso llano fue una continua lucha sin descanso contra el viento, después llegaron tres km con un desnivel superior al 10% aliñados con torbellinos y para rematar los últimos seis km casi llanos, el viento era capaz en ocasiones de poner mi bicicleta fuera de la cuneta. Nunca pude pensar que para llanear necesitara el plato pequeño y piñón grande, aun así avanzaba a unos seis km/h. Finalmente 102 km, 1100 mt de desnivel, casi 9 horas sobre la bici y el entorno, hicieron de esta una etapa épica, como la de Hinault en la sierra de Ávila o parecido (que “el caimán” me perdone y Gorospe también). La llegada tuvo su regalo, justo sobre el ultimo glaciar se abrieron las nubes apareció el sol del atardecer y desaparecieron los turistas. A la llegada al camping una pareja de checoslovacos, checa ella, eslovaco él, salieron a mi encuentro (que careto tendría) y me ofrecieron su fuego para calentarme, unas cervezas para refrescarme y unos chupitos de Slivovica para conversar con mas soltura.
Un día de descanso para andar por esos lares y la aparición de Sharon, canadiense que conocí hace dos días en el camping, fueron suficientes para saber cuál iba a ser mi ruta a seguir. Hemos compartido mapas y me dirijo al sur con la intención de llegar al parque nacional de los glaciares en USA y recorrer la carretera “go to the sun” todo el mundo habla maravillas del lugar y del camino que de ella me separa.
Los siguientes dos días fueron un continuo subir y bajar cuestas. Estoy rodando con mi profesora particular de ingles, Sharon, intercambiamos conocimientos lingüísticos, y nos repartimos a medias las jornadas de viento que no cesa en la carretera. Utilizamos todas las técnicas conocidas, la del relevo, los abanicos, el échate a la cuneta a descansar, que jodido es el viento!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!. A la llegada de la noche ya van tres días que los vecinos de camping son españoles, increíble la puntería. Goyo, Alex ¿, gracias por la sobrecena y el desayuno, debo unas cañitas a la vuelta.
Desde que comparto ruta los madrugones son continuos, las 7 a.m. parece ser una buena hora para levantarse. Esta mañana el termómetro marcaba ocho grados cuando salíamos a rodar. No sentía los dedos de las manos. Pasado un rato salió el sol y llegamos a Radium Hot Springs, un balneario natural con piscinas incrustadas dentro de un cañón a cielo abierto. Paramos y echamos unas horitas en el agua, dedos como garbanzos y por fin las uñas blancas.
El valle se abre y me separo un poco del macizo central de las Rocosas, esta vez las he recorrido de norte a sur, ahora me tocara cruzarlas de oeste a este. Será dentro de unos días, aun tengo que cruzar la frontera y girar el rumbo de nuevo.
Desde mi pétreo cielo, un abrazo grande amigos.
