ENCONTRANDO EL SUR II

Metraje: 480 días aprox. Nac: Mundana, Genero: Realiti de aventuras, Catalogada: No recomendada a familiares cercanos.

Si hay algo que une a todos los seres humanos es el deseo de ser felices. Esta voluntad es el motor que activa y determina muchos de los pasos que van a dar Abisinia y Van Birloq en este largo viaje.

La falta de esperanza comienza a recortar sus sueños. Aburridos de esperar y de seguir esperando, de que nada cambie y de que nada venga, deciden perder el miedo a la vida y comenzar a trazar el boceto de su destino. Juntos parten en un viaje que les lleva a recorrer el continente americano restándole importancia al que y dándosela al como.

Este documental reúne la sabiduría y experiencias personales de esta ecléctica pareja en torno a un tema tan universal como es la búsqueda de la felicidad.

El sol de Rio Negro, edición de la mañana.

viernes, 25 de mayo de 2012

Colombia es chévere


Colombia, (Medellín, San Luis, Ambalema, Pitalito, Mocoa) 962 km, 11340 m+

 “El amor no se sustenta en las palabras sino en los hechos. El amor no se dice, se hace día a día.”
                                                                                                          Del diario de Van Birloq.

Comparto el auto que me lleva al aeropuerto de Panamá City con José. Hace tres días, a su llegada, pasaba por este mismo lugar. Durante media hora vivió una paliza, ni una pregunta, un robo. Él, acompañado por su falta de presencia,  baja la ventanilla con la intención de que el aire se lleve los recuerdos. El silencio  los agarra fuertemente sin dejarlos escapar de su mente.

Se adivina el pasado.

Si cruzar una frontera me inquieta, imaginaros cuando además he de despiezar y meter a Abisinia, como si de una contorsionista se tratase, en una caja de cartón y dejarla en manos de vete tu a saber quien. Esto me pone nervioso.
Sin noticias de Abisinia. Al llegar a Colombia recojo el equipaje, pero solo la mitad. Mi intención era ir del aeropuerto a casa de Manuel en bici pero ahora empieza otra tortura, he de tomar cuatro diferentes transportes para llegar a su casa, mas de dos horas cargado de pesados bultos y  sin ella.


La casa de ciclistas de Medellín la regentan Manuela, Marta y Manuel. Esta familia ha tenido la brillante idea de destinar un pajar que hay en su terreno para que los rodamundos se hospeden allí de forma gratuita y sin límite de tiempo. Además tiene una tienda de bicis con excelentes mecánicos, Cesar y Pim Pum son como el gordo y el flaco, todo el día discutiendo. http://casadeciclistasdemedellin.blogspot.com/  Si el lugar es paradisiaco, está ubicado en medio de una quebrada hartada de vegetación, su acogida y su extremada generosidad es mejor aun. Me hacen sentirme en casa en un país que acabo de pisar.
_Mañana será otro día y la cicla aparecerá, dice Manuel absolutamente convencido.
Duermo del tirón y avanzado el desayuno Manuel se acuerda,
_ahhh Jorge, que llamaron hace un buen rato, que luego llevan la cicla a la tienda.
Milagro, pienso. La hoja de reclamación de equipaje extraviado tenía datos incorrectos. Un mail del servicio de atención al cliente me recordaba que tenían 28 días para contestarme. Estamos en otra dimensión.









Comienzo a ver posibilidades, he de elegir camino para atravesar Colombia hacia el Ecuador y con la “ayuda” de Manuel, que me ofrece mil posibilidades, me decido por la que se aleja 100 kilómetros al norte y además me hará cruzar en dos ocasiones “extra”, de oeste a este y viceversa, la cordillera de los Andes. A cambio me quito rodar por la Panamericana (mas sencilla pero ya tendré bastante), y rodaré por terrenos menos transitados, mas “guerrilleros” y un poco mas de aventura.


En la casa de ciclistas conozco a Cristian. Salió un día de su Patagonia natal  con una mochila cargada con un poco de ropa y muchos libros. En Bolivia la falta de dinero y el exceso de peso le llevó a malvender los libros y en Perú la escasez de plata le llevo a comprender que lo mas barato era viajar en bici. Un mes de trabajo con Lucho en la casa del ciclista de Trujillo y 150$ (incluidas alforjas fabricadas con garrafas de comida china) le llevaron a tener bici para recorrer mundo. Ahora partimos juntos.


El sol se cansa de esperarnos y la noche poco a poco lo tapa todo. En la parte alta de este velo de oscuridad, pequeños taladros de luz envueltos en niebla sugieren la lejanía del pueblo.


Una hora mas tarde llegamos con un litro menos de líquido en nuestros cuerpos. Se pego a nuestras vestimentas. Paramos en la plaza de San Luis, pequeño pueblo escondido en las montañas y que por su difícil acceso estuvo tomado un par de años por la guerrilla. En unos minutos “el boludo” compite al ajedrez. En media hora ha ganado la partida y encontrado un lugar donde pasar la noche. El tejadillo de una capilla nos resguardará de la lluvia, y mañana tendremos una casa con balconada a la plaza del pueblo que nos cede Vladimiro, el dueño del bar. Un par de días bastan para ser los héroes de la localidad. 

Vladimiro espera y se cruza de brazos.

Unos días después nuestros caminos se separan, él, el hombre que viaja con la tranquilidad cubriendo sus rodadas, decide quedarse pescando en el rio.

“Sólo el hombre que nada espera es verdaderamente libre”
                                                                                                                  Edward Young


Un parque temático con aire europeo en mitad de la carretera me sorprende. Es la Hacienda Nápoles, perteneció a Pablo Escobar, uno de los capos mas importantes y con mas poder que ha tenido Colombia. Este tipo tenía su hacienda repleta de animales de todo el mundo. Una vez requisadas sus propiedades no sabían que hacer con todo esto y lo acabaron convirtiendo en atractivo turístico. Puedes visitar desde sus aposentos hasta su pedazo de zoológico.

Armero.
 Un punto en mi croquis me indica Armero como último pueblo donde comprar algo de comida para hoy. Allí hubo un pueblo, ahora solo veo parte de un campanario caído en el suelo y unas pocas casas destruidas. Hace veintisiete años al anochecer comenzó una gran tormenta, horas después cuando todos los habitantes dormían el Nevado del Ruiz erupcionó,  la lava mezclada con el hielo de su glaciar se llevaron por medio una represa natural. Este cumulo de circunstancias hizo que 25 mil personas murieran sepultadas por un lodo ardiente. La niña Omayra se hizo popular al aparecer en un reportaje de Informe Semanal donde permanecía dos días atrapada  hasta morir. Dos días antes ella vino a mi mente sin saber porqué.

Pedro y Nelson sentados, su hermano en pie. Buena gente.

Al siguiente cruce me paro a preguntar, encuentro a Nelson y compañía. Comienzo a responder la ristra de preguntas típicas al mismo ritmo que llegan cervezas frías a la mesa acompañadas de salchichón de Libano. A la caída de la tarde parto dirección a casa de un contacto de mi recién conocido y ruedo destilando alcohol por mis poros. Mi alargada sombra sobre la carretera, enmarcada por el paisaje que aporta el fondo del valle y envuelta por la magia de la luz del atardecer, hacen que me invadan sensaciones de libertad. Puro instinto animal.


Me desvío aun un poco mas para ciclar por  caminos de tierra que me llevaran a Ambalema desde donde cruzaré el rio Magdalena en barcaza. Acá no hay puente y si pueblos llenos de costumbres y tradiciones difíciles de ver cerca a los caminos principales. La carretera que retomo esta invadida de paz, así da gusto montar en bici. La sed  me echa a la cuneta y allí me encuentro a Ariel.
Hace años montó una clínica. No tenía dinero, ni estudios y ahora no le faltan pacientes. Dice tener el secreto de la felicidad, “Aceptarse a uno mismo como es y de igual modo a las circunstancias que le rodean”. No quiere aparentar ser de un status al que no pertenece, ni gastar el dinero que no tiene en aparentarlo. Esto ya lo hizo su madre y no quiere repetir errores. Una vez cosidas mis zapatillas nos despedimos con un apretón de manos y con una negación para aceptar mi dinero.
_Yo viaje lo mío sin rumbo, y no voy a aceptar dinero de un viajero. Sentencia desde su silla.


Las noches pasan y nunca falta un buen lugar donde dormir. Me paseo por  polideportivos, canchas de tejo, patios de colegio y algún hotel de reconocida mala reputación.   

Hotel de 3 puntos.

El calor a mediodía pega fuerte quemando  la piel. He de buscar cobijo en las sombras y las paradas en los  pueblos son temibles. Te enganchan, te empiezan a interrogar, a darte cervezas, y yo no tengo capacidad para decir “no” (he de aceptarme como soy). Natagaima esta en fiestas, peligro. Es una buena excusa para descansar con los bomberos que me hacen un lugar en su estación. Años atrás en este lugar se ubicaron las caballerizas del libertador Simón Bolívar, mas tarde paso a ser la cárcel, luego el cuartel militar, la escuela lo sucedió y ahora estación de bomberos. Un lugar lleno de energía y creo que no de la buena.


A la mañana salgo de puntillas. Me encuentro las cenizas de un corazón que le acaban de abandonar y humillar. Al otro lado del patio los ciegos corazones en  llamas de los dos amantes responsables de las cenizas. A rodar Jorge, que relaja mucho de este tipo de tensiones.
Ganador de la carrera de burros.

El valle que comenzó teniendo un ancho de mas de 30 kilómetros cada vez es mas angosto. Se cierra poco a poco y ruedo sobre una pasarela de asfalto que  remontándolo se abre paso de a pocos y en ocasiones de a muchos. El rio Magdalena no tiene mas remedio que encajonarse y retorcerse. Quien se lo iba a decir hace 200 kilómetros cuando lo navegaban barcos de carga.

Los arboles se ponen el velo.

A medida que mis ruedas se acercan a Mocoa la ruta es mas espectacular. Continuos derrumbes te dan una idea de lo complicada de la orografía. Pocos son ya los pueblos o caseríos que encuentras. El transito se limita a alguna buseta, muy pocos trailers, alguna moto para ir de pueblo a pueblo y una mínima cantidad de carros particulares. Cada remontada de una cuesta te muestra un paisaje que por similar al anterior no deja de sorprenderte. Por aquí la presencia militar se hace notar en mayor medida. Además están equipados con tanquetas y ametralladoras, y con una tensión que no mostraban en las anteriores regiones del país.

Espigan los campos de maiz.
 Mi dieta, basada en arroz y frijoles, unida al esfuerzo diario me están dejando como el “Junco de Berritz” (con todo mi respeto y admiración, don Marino). Se me está quedando tipito de escalador de culo estrecho. Nunca había estado tan delgado y nunca había estado tan fuerte. Arturo, las pastillas están haciendo efecto, ya te mandaré la nueva analítica.
Que Colombia es chévere es algo que se advierte desde la ventanilla del avión. El país de la eterna primavera, de la omnipresente sensualidad, de la amabilidad y disponibilidad de sus gentes y de ese paisaje verde salvaje.


Si hay dos cosas que creo que no volvería a hacer en Colombia serían; volar con Copa Airlines y visitar las ruinas de San Agustín. Son apreciaciones personales.
Os dejo que tenéis mucho que leer y yo mucho que pedalear. Mi segundo cruce de la cordillera andina  lo voy a hacer por lo que llaman “el trampolín de la muerte”. 140 kilómetros, 4200 metros de desnivel, la mitad del camino sin asfaltar, desprendimientos y corrimientos de tierra continuos….. Bueno, no voy a seguir así que tengo mas cuento que Calleja.

 
Desde mi recién estrenado cielo sudamericano, donde el paisaje de estrellas ha cambiado, donde tengo una Cruz del Sur que seguir. Un abrazo verraco mis parseros.

Medellín-Ambalema
Ambalema-Mocoa




1 comentario:

  1. Muy bien , me guste este relato, se hechaban de menos aventuras mas largas.

    saludos y buen pedalear.

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