Colombia II, (Mocoa, San Francisco, Ipiales) 235 km, 6840 m+
Esta senda cruza la Cordillera Andina de este a oeste, son 140 kilómetros, con un desnivel superior a los 4600 metros, 4 pasos de montaña, dos de ellos por encima de los 3000 metros, el 50% de la ruta esta sin asfaltar. Este es el resumen numérico, siempre frio. Lo que no me deja frio, a pesar de las bajas temperaturas y la lluvia soportada, es el paisaje que he recorrido. Os explico porque denominan a esta carretera “el trampolín de la muerte”.
El agua recorre las quebradas desmenuzando tierra con la misma facilidad que lo haría con terrones de azúcar. Los puentes y caminos no soportan tanta inestabilidad y deciden resignarse a su continua desaparición y recreación. A mi paso el agua de las cascadas cubre las bielas.
Alegria en movimiento |
Al acabar la jornada me siento mas un guerrero que un ciclista. Empapado, cubierto de barro, repleto de cansancio. Combinación que extrañamente me hace sentir feliz.
La presencia de un convoy con autos de la ONU y de la Cruz Roja Internacional me recuerda que estoy en zona guerrillera y que son estos los que están negociando con las FARC la liberación del periodista francés secuestrado. Estoy cerca de la zona donde desapareció.
Después de dos días de ciclada al llegar al valle de Sibundoy se acaban los 70 kilómetros de pista cubierta de piedras y desniveles. Ahora me esperan otros 70 de carretera cubierta solo de desniveles.
Son dos días mas para llegar a la panamericana, atrás dejo dos colles de mas de 3200 metros con un frio invernal acompañado de esa lluvia que me ha cogido cariño. Pero aquí las piernas ya encienden la señal de empty, se enciende la reserva, están vacías. Son seis días sin descanso y se amontona la fatiga en los músculos. Necesito encontrar una habitación donde descansar y un lugar donde comer como un tragón.
A diario paro en los puestos de la carretera buscando a Juan Valdés, me he hecho adicto al café y aquí en Colombia no hay excusas. Un tinto (café negro) y unas arepas (masa de harina frita) me ayudan a luchar contra el frio y el hambre.
Una rampa de quince kilómetros me regala treinta de bajada espectacular, luego serán cuarenta de subida. Todo lo que sube baja. El paisaje es grandioso, descensos de casi 2000 metros abren profundos y verticales valles que ahora disfrutas en la bajada mañana será en la subida.
De este modo llego a la frontera con Ecuador y por fin me tomo un día libre con agua caliente después de mas de un mes y medio de ducharme con agua fría!!!!. Han sido pocos kilómetros pero muchísimo desnivel. Lo que se avecina parece ser mas de lo mismo. Estoy en el medio de la Cordillera de los Andes y voy hacia el sur sobre esta inmensa montaña rusa.
hasta la luna si no somos capaces de cruzar el abismo que nos
separa de nosotros mismos?
los viajes de descubrimiento, y sin él, todos los demás no sólo
son inútiles, sino desastrosos.
Esto no deja de ser un aprendizaje diario en el cual te das cuenta que todo tiene la importancia y la fuerza que tu le quieras otorgar. Sigo disfrutando todo lo que me dejo, que no es poco, y vivo el momento con tranquilidad. Y es que en el viaje nunca estas verdaderamente solo. Cuando en mitad de la noche crees que lo estas, te rodean tres tipos armados, vestidos de camuflaje, identificándose como miembros del Ejército Nacional en lucha contra la guerrilla. Una vez pasada la impresión no te queda mas que compartir un rato de charla y bromas.
Desde la alta altura de mi cielo, donde observo y tomo conciencia de lo extenso y profundo de este continente. Un abrazo vacano vecinos.
"... hace ya unas semanas que crucè la Gran Frontera y estoy atravesando ahora las tierras àridas y ocres del norte de Arizona y sur de Utah. Acampo hoy en un promontorio, cerca de la carretera pero oculto de ella, entre arbustos y àrboles bajos. Mirando solo a los troncos leñosos y secos casi se diria que estan muertos, pero no, no lo estan. Agujas verdes cubren la ramas, hay frutos, unas pequeñas bolas grises, y plantas aromàticas cubren la tierra roja que los rodea. El aire huele a limpio y nuevo, a humus y a bosque. Veo una luna que pronto serà llena desde la entrada de mi tienda. Esta es mi vida ahora. Durante el dia atravesar tierras semi vacias, que parecen no tener fin. Por la noche acampar en bosques o desiertos, cocinar, y leer o escribir un poco si es que antes no me vence el sueño. Los dias son secos y soleados, las noches frias. El lobo solitario que llevo dentro se alegra de esta vuelta al monte y a los ritmos silvestres y huraños. Casi le escucho aullar, haciendo eco a los coyotes que por aqui rondan. Otras veces en cambio calla y mira en silencio, impresionado por la fuerza mìtica de estos paisajes inmensos, por su belleza casi irreal. Este lejano oeste es asi: lejano y salvaje todavìa y mucho màs hermoso en la realidad que en ninguna pelìcula.
Mi otro lobo sin embargo, el màs gregario y sociable, echa de menos el roce, el bullicio y el idioma, y se acuerda mucho de la Amèrica de ustedes, de la Amèrica Latina..."
Salt Lake City, 2012ko apirilak 26
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