ENCONTRANDO EL SUR II

Metraje: 480 días aprox. Nac: Mundana, Genero: Realiti de aventuras, Catalogada: No recomendada a familiares cercanos.

Si hay algo que une a todos los seres humanos es el deseo de ser felices. Esta voluntad es el motor que activa y determina muchos de los pasos que van a dar Abisinia y Van Birloq en este largo viaje.

La falta de esperanza comienza a recortar sus sueños. Aburridos de esperar y de seguir esperando, de que nada cambie y de que nada venga, deciden perder el miedo a la vida y comenzar a trazar el boceto de su destino. Juntos parten en un viaje que les lleva a recorrer el continente americano restándole importancia al que y dándosela al como.

Este documental reúne la sabiduría y experiencias personales de esta ecléctica pareja en torno a un tema tan universal como es la búsqueda de la felicidad.

El sol de Rio Negro, edición de la mañana.

domingo, 29 de enero de 2012

Por la Huasteca voy, por la Huasteca vengo, por el camino......



México VI (Xilitla, Huayacocotla, Tulancingo, Tehuacán)  656 km, 8690 m+

Con el pulso ambidiestro
navego celebrando los puntos cardinales
que mudarán mi origen,
y sucede el naufragio porque debe
y la vida es el barco
y yo soy el ahogado y el mismo que me salva.
                                                                                Andrés Neuman. “Las Orillas”


El paso por la Sierra Gorda fue el preámbulo a una nueva zona geográfica y humana. Llegué a  la Huasteca. Descubrí indígenas vestidos de modo tradicional  y un clima semi tropical que moldeaba el terreno completándolo de verdes cerros. La montaña, inmutable, de nuevo me esperaba.
Dejo atrás Xilitla con su frio, pero no con su lluvia que me acompañara varios días. En la salida un obsequio en forma de jardín. Hace unos 60 años un ingles con mucho dinero construyo en medio de esta jungla un jardín surrealista; puertas que dan paso al aire, arcos que no sujetan nada, escaleras que suben al cielo. La niebla era un componente decorativo, dando un toque de misterio a este semi abandonado lugar. Las sensaciones que me transmitió eran una mezcla entre ver un cuadro de Dalí y leer un poema de Lorca a la vez que escuchaba al Morente, fue bueno.  Para completar el momento surrealista en una bajada se me sale el neumático trasero, coloco una cámara de las “nuevas” y se revienta, arreglo la cámara vieja colocándola seis parches (uno detrás de otro) y a los tres kilómetros el neumático dice basta y se desintegra. Coloco el de la foto, el del agujero de ferralla y con mucho miedo continuo. En una vulcanizadora me colocan un parche de camión en el interior del trepanado neumático. La cámara parcheada se estaba saliendo por el agujero a forma de globo de chicle. Casi de noche llego a Aquismon, empieza a llover, gracias por esperarme. Intento subir en bici al “Sótano de las golondrinas” pero la lluvia me echa hacia atrás. Semejante desnivel con barro y agua, no, no quiero entrar en la lista de superhéroes. Me las apaño para subir en colectivo con Abisinia colgada de un lateral. El atardecer es muy lindo en este paraje, miles de aves retornan al sótano a pasar la noche, pero la lluvia había conseguido que llevaran dos días sin salir. Aun así las vistas son espectaculares. Colgado de un arnés no última generación  me aseguro para asomarme a este vacío que se abre en mitad de la tierra. En él cabría la Torre Eiffel (sin desmontar). La madre naturaleza ha hecho de este un lugar mágico.


Francisca desgrana maiz en la cocina, yo en el dormitorio oigo música.
 

Me alojo en casa de unos indígenas Tenec, un cuartito decorado por cientos de mazorcas será mi refugio y allí mismo cenaré con ellos compartiendo una tarde en la que me limito a escuchar, hay mucho que aprender de estas personas que llevan tantos años viviendo simplemente de lo que les da la tierra en un lugar tan remoto. Mantienen un equilibrio entre ellos y el medio, algo casi innato transmitido de generación en generación. La emisión del programa de radio ha terminado en la única estación que se recepciona, son solo seis horas de emisión al día. Ahora es el turno de  Beto. Limpiamos frijoles, al mismo tiempo me llega un denso olor a café recién tostado y remolido en el molcajete. Él habla lentamente, de forma incesante, tiene atraso de escucha, de nuevos oídos para viejas historias, que le atiendan en silencio. Fuera llueve con la intención de no cesar en toda la noche y mientras tanto, en el exterior, Francisca en su cocina de leña, bajo una chapa metálica prieta por el humo, de donde cuelga un cable rematado por una solitaria bombilla de alto consumo, no cesa en su actividad. Ahora tortillas de maíz morado, luego revuelto de chiles con huevos recién recogidos (al tacto aun los puedes sentir calientes), un ratito mas tarde frijol con verduras. Todo al aire libre, aunque llueva, haga frio, estar dentro de la casa la hace mal, la agobia.

"El andar tierras y comunicar con diversas gentes hace a los hombres discretos"
                                                                                                 Miguel de Cervantes

En la noche el ladrido de los perros rebota en las paredes del pueblo, escapando su eco monte arriba. Esta música precede a la que, antes del amanecer, llegará procedente del pescuezo de los gallos, que sin haber salido aun el sol te anuncian que el pueblo se despierta un día mas y tienes otra oportunidad para seguir disfrutándolo. Esta noticia a las cinco de la mañana no  la recibes con ilusión, solo quieres dormir y en tu cabeza se alumbra el deseo de “cortar la garganta del gallo que quiso cantar alboradas para celebrar que la noche se estaba muriendo”    *Marea

Lucio maneja una rueda loca.


Al fondo de la senda, allí donde los objetos no llegan a diferenciarse, veo algo que me llama la atención. El atuendo de Luis era mi reclamo, al borde de la cuneta, sentado en el guardarail, luce una camisa blanca a juego con sus puntiagudos  zapatos de infinitas punteras y un soporte metálico le acerca a la boca una harmónica que le hace juego, por vieja, con su desgastada guitarra. El cotorreo es fácil, muchas cosas queremos conocer ambos y se desmarca con una dedicatoria; “para los viajeros como usted”. Intro de harmónica y……………………
Ayer se fue, tomó sus cosas y se puso a navegar,
una camisa, un pantalón vaquero, y una canción.
Dónde irá.
Se despidió, y decidió batirse en duelo con el mar,
y recorrer el mundo en su velero, y navegar.
Y se marchó, y a su barco le llamó Libertad……….
El autobús me arranca al trovador a mitad de la canción, su trabajo le reclama. Solo con el tiempo de darle un apretón de manos y un “muchas gracias” de corazón, se esfuma. Luis fue capaz de colocarme, de hacerme entender que es lo que estoy haciendo visto desde los ojos de los demás. Un seco de lágrimas traído por la profunda emoción vino a mi y se me agarró al pecho. Que me esta pasando?, pongo fotos del tiñoso, me emociono con el Perales. Sacarme de aquí!! Estoy cayendo en la locura!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
                               
Esta noche  la paso en un parque de bomberos. Cuando llamé a la puerta esperaba encontrarme con la típica infraestructura. Nada mas lejos de nuestra realidad. Son bomberos voluntarios, con cuatro abrigos para todos, con un camión cisterna que no pueden utilizar porque no tiene frenos y no hay dinero para repararlo, y poco más. No tienen los conocimientos ni la condición para actuar en muchos casos y mucho menos las ganas de jugarse la vida en un incendio. Me platican, me cuentan su situación y la admiten con resignación mexicana. Esa noche invito yo a la cena, los mosquitos me beben toda la sangre que pueden hasta reventar y salgo con el maillot de puntos rojos (si, el de la montaña) dibujado en mi piel.


El camino se hace muy ameno. El hecho de no ir por carreteras muy transitadas y el clima hace que las cuestas sean menos cuestas y que pese al calor y los mosquitos todo sea lindo. En Atlapexco unos ex profesores me ofrecen una parte de jardín para acampar, una ducha y un buen café. Acabamos de llegar de improvisto, a la par, un perro y yo. Él quedará bautizado como Gallego (así se conoce a los españoles en México) en honor al ciclista.

Gallego me da los buenos dias al otro lado de la puerta.

Cada kilometro que avanzo el sendero se vuelve más agreste, el acceso es más difícil y eso se nota en sus pobladores. Los abarrotados cerros se suceden uno tras otro dando  vasta forma al fondo del valle,  y en la cuneta el terreno te regala naranjas y mandarinas que no soportaban más tiempo estar colgadas (les pasa lo mismo que  a Potxolo), dejándose caer. Las aldeas indígenas, Nahuat en concreto, se suceden a lo largo de la carretera. Sus calles habitadas por legiones de gallinas y parejas de cerdos que vienen de tomar su baño de barro, parecen no soportar más esta temperatura. Abajo la vida está en el rio, los niños juegan sustituyendo el baño de barro por agua, mientas sus madres y hermanas lavan la ropa creando un mosaico multicolor sobre las piedras con la intención de secarla. Luego vendrá la tarea mas dura, las empinadas trochas de tierra suelta no son obstáculo para  subir hasta la casa los pesados garrafones  de agua que servirán para cocinar, beber y lavar los trastes (cacharros). Mientras, el hombre con su machete sostenido por un estuche de piel, colgado de un hombro, se encamina al corte de  leña que les proporcionara la energía para cocinar y en noches frías el mismo fogón les dará el calor necesario. Les cuesta responder un “buenos días”, algunos no conocen su significado, no hablan castellano, otros imitan el sonido respondiendo un ininteligible “días”. Las mujeres, descalzas, evitan el cruce de  miradas girando el rostro a la vez que lanzan un grueso salivazo,  y mucho más lo evitan si el forastero es güero (blanco), va en pantalón corto ajustado y empapado en sudor. Creo que si un tipo vestido de torero aterrizara en mitad de una de estas aldeas saldrían corriendo pensando que es un extraterrestre o el castigo de algún dios.

- "Crisis?, que es eso?, solo he conocido esto, siempre estuve aquí."

Las densas cortinas de niebla abren y cierran la ruta dejándose caer sobre ella, extendiéndose por el piso como el polvo de un costal de harina derramado. Entre un hinchado silencio solamente interrumpido por el motor de algún carro o por el son de la hojarasca al ser removida por el viento, se desarrolla la subida a Huayacocotla. Los arboles quieren conquistar el terreno que un día les robó la carretera. La espesura de las nubes, el silencio, el paso de las horas en soledad, el desconocimiento de saber donde vas, no ves mas lejos de la rueda delantera, le dan al camino un aire misterioso, mágico, parece un decorado de la “Historia interminable”. Y bien se podría decir también por el tiempo que estoy sobre la bici, casi seis horas necesito para cubrir los últimos 45 kilómetros, son 2150 metros de desnivel los que me llevan a casa de Oliva y Herbert donde llego casi sin aliento, empapado en sudor y sin azúcar en sangre.


Un repique de campanas para anunciar mi llegada a la antigua hospedería. El timbre de la casa es un mango unido por un cordón a la campana de la capilla. Esta casa tiene muchos años y muchas historias dentro, que yo en parte descubriría. Tiempo atrás sirvió de hospedaje a los comerciantes que transportaban sus mercancías del interior a la costa.

Conseguir sentirte como en casa después de cinco minutos agarrado a una taza de café, en compañía Oliva y Herbert puede parecer difícil, eres un desconocido. Para mi os aseguro que no lo fue. Poco a poco, día a día se fue forjando una amistad basada en el entendimiento, el respeto y en la admiración por como cada uno de nosotros entendemos y vivimos nuestras vidas. Ellos decidieron que con lo que tenían bastaba para poder vivir de manera relajada, apartados de la gran ciudad, con menos dinero y posición social. Pero felices. Muy enriquecedor compartir con ellos.

 A las mañanas la luz se asomaba entre las cortinas de mi recamara, venía rebotada de la pared de la capilla donde Abisinia dormía. Me levantaba a tomar alguna foto y los cuatro perros, bueno, tres, Arras, Aika y Paloma, me daban los buenos días abalanzándose sobre mi, mordiéndome, jugando. Matilda, el cuarto, mientras tanto me ladraba. Después Herbert se acercaba y esbozando una reprimida sonrisa me daba la mano y más tarde aparecía Oliva para darme un profundo abrazo y un par de sinceros besos. Después de siete meses fuera de casa estos despertares alimentan más que diez kilos de arroz.


Amplios desayunos, en el espacio y en el tiempo, eran la antesala a cada uno de nuestros días. Visitamos hornos de carbón. Aquí, a una hora de la capital donde hay empresas de alta tecnología, aun se trabaja como se hacía hace más de doscientos años. Ambas industrias conviven en este México de extremos. Luego pasamos por el alambique. Utilizando métodos mas propios de la alquimia que de un proceso industrial, elaboran el aguardiente que mas tarde dará esa característica lengua atropellada al hablar  y el inconfundible brillo a la mirada de los vecinos. Aún en algunos trabajos del campo el sueldo es retribuido en dinero y una dosis diaria de este aguardiente.


Esto es un festejo continuo y no se dejan de recibir visitas en casa. Concierto nocturno alrededor de la fogata con el profe José agarrado a la guitarra, y ya caliente por la leña y el vino, no hay quien lo pare. Malas noticias, hay que acostarse, al día siguiente nos esperan en una comunidad (aldea) a mas de una hora en carro por una pista de tierra. En el Telebachillerato de Las Blancas la maestra Marga y sus alumnos nos reciben para compartir experiencias y aprender los unos de los otros que otras formas de vida existen. Para algunos de ellos hoy algo habrá cambiado pero aun así tendrán que caminar un día más dos horas para volver a casa.
En lo gastronómico; un par de tortillas de patata, entre tanta celebración hay que comer, y también he probado la salsa de chapulines (saltamontes) y el famoso pulque (bebida que se hace con la fermentación del aguamiel del maguey).


Al atardecer las nubes vienen caminando desde la costa veracruzana, sin prisa, saben que llegaran a tiempo para cubrir al pueblo en su diaria envoltura de nimbos. En la cantina comienza la espectacular sesión de chistes y cervezas, es como si el final de algo estuviese cerca y hubiera que celebrarlo. El camarero ha trabajado con españoles y como si en la ley seca estuviéramos, de debajo de la barra saca, mientras dirige sus miradas hacia ambos lados buscando quien no debe de verlo, un paquete de JAMON SERRANO. Como os lo cuento!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!, en el último rincón del mundo, y allí que lo presenta adornado con unas olivitas, mi madre!!!!!! A la llamada telefónica de las mujeres respondemos con un; “ya vamos” a ellas y un “ponnos la ultima rapidita” al camarero. Antes debemos pasar por la iglesia y hacer examen de conciencia. De una de las paredes cuelga una lista con mas de treinta pecados, entre los tres presentes cumplimos todos menos uno. Nos bajamos al rio a comer truchas con la satisfacción del deber cumplido.


Tras cinco días consigo escapar del auto secuestro emocional al que estoy sometido. Lo estoy pasando muy bien, me siento muy a gusto, rodeado de mucho calor y comprensión,  pero he de seguir. Se hace difícil pero a la par es muy gratificante saborear lo que has vivido y lo que te llevas. Antes este tipo de despedidas me causaban tristeza, era una vuelta a la soledad. Ahora puedo decir que me quedo con todo lo bueno que recibí y palante con alegría.
Oliva, Herbet; muchas gracias, MUCHAS GRACIAS AMIGOS.



Despedidas de Huayacocotla, a la salida del pueblo, feliz viaje. A la salida del panteon, aqui nos vemos.
 

Me llegan propuestas para visitar varios lugares y a varias personas que rechazo, mi cuerpo solo quiere carretera. En uno de esos días que llevas varias horas sobre la bici, el sol te dice que has apurado demasiado el día, que el atardecer viene corriendo y esta cerca, para remate recibo una noticia desde casa que me deja un poco chafado. Busco donde dormir entre los vecinos sin mucha convicción para acabar preguntando en un hotelillo al lado de la carretera, no leí bien, era motel, de esos de mala nota, como dicen por aquí. Alquilan la habitación por horas a parejas en busca de amor furtivo, pero yo quiero la noche entera y además vengo solo. Después de hablar vía telefónica con el jefe, me acepta en el “rincón de los enamorados” y me lo deja a mitad de precio. Debe de ser que como vengo solo a este centro de relaciones sexuales la masturbación paga la mitad.  



Noche de cinco horas, cinco horas de ..........
 

En un intermedio a tanta actividad me escapo de casa de Leo y Sergio, diseñadores de moda, para turistear en las pirámides prehispánicas de Teotihuacán, gran lugar que transmite mucha energía, merece la pena.


Un dia en las piramides.


En este último tramo recorrido me he encontrado con otro México muy distinto al antes visitado. El abandonar las grandes ciudades, las carreteras principales para tomar otras menos transitadas, de tierra o incluso otras que no aparecen ni en los mapas, ha tenido su recompensa. El trazado ha sido mas duro, mas sinuoso, pero muchísimo mas enriquecedor. Los últimos días discurrieron por aldeas donde vive el autentico campesino, el que ara y trilla con caballos, el que envía a sus hijos a jugar a ser adultos con un rebaño de veinte corderos y tres vacas, mientras ellos trabajan la tierra. Para el colegio ya habrá tiempo, o eso creen, o ni siquiera creen.


En la vida hay momentos difíciles. En un instante nos encontramos con el vacio de la perdida, sea de lo material o de lo humano. Es el momento de reinventarse. Para vosotros que ahora estáis en ello, un abrazo grande amigos y un “aquí estoy cerca”. Ánimo para ambos.

“Ya que no podemos hacer la vida más larga, hagámosla más ancha”.  Antonio Gala



Desde el campanario de mi cielo, atalaya donde observo los cerros que me sostienen antes de ser arropados por una sábana de niebla. Blanca. Un chingo de abrazos cuates.


Dichoso el que olvida el por qué del viaje y,
en la estrella, en la flor, en el celaje
deja su alma prendida.
                                                                   
                                                                    Antonio Machado

Empezábamos con Neuman y por cortesía del Salva que me envió este poema terminamos con Machado. Ale, animarse vosotros también (libre indirecto).

..........yo me entretengo.



3 comentarios:

  1. Gracias por otro viaje, aunque desde lejos de donde estas ahora, gracias por conseguir viajemos contigo y sintamos todas esas sensaciones...
    Qué grande eres
    Sigue pedaleando y sigue haciendonos soñar...
    Cuidate y hasta muy pronto

    UN INMENSO ABRAZO LLENO DE CARIÑO

    FANTÁSTICO BLOG !!!

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  2. Brillante tu crónica, como siempre. Aguas porque nos estás dando mucho caviar y te va a resultar complicado mantener el nivelazo.
    Tienes razón en lo que dices acerca de las diferentes sensaciones y vivencias a la que te sales de las carreteras pavimentadas concurridas. Claro que también es cierto que, para valorar lo que te ofrecen en unos lugares, debes de conocer los otros para poder contrastar.
    Una lástima que no pudieras observar a los pájaros en el Sótano de las Golondrinas. Yo lo viví y te puedo decir que estuvo muy chido.
    Que siga la pedalada y que diosito te cuide de los malandros y de las gentes mala onda, que a pesar de ser muy poquitos, haberlos haylos.
    Salud.
    Facundo.

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  3. Estamos aquí, boca arriba, pensando en aquél tiempo para olvidar esta soledad sin ti.
    Sentimos el lugar en que estamos y pensamos...

    ¡¡"MUY BUENA ESTA FRASE UN PELIN RETOCADA DE -JUAN RULFO-!!"

    Las tres te la dedicamos...
    Recuerdo a ABISINIA tu fiel y gran compañera...

    PRONTO RECIBIRAS ESE GRAN ABRAZO DE TODOS NOSOTROS TAN MERECIDO
    UN BESO GRANDE LOCOOOO MUYYYY LOCOOOOO

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