Chile y Argentina IV, (El Bolsón, Futalefú,
Coyahique, Cerro Castillo) 772km, 7040 m+
“Solo
en movimiento la vida muestra su verdadero valor, muestra la cara oculta del
asombro.”
Cesar González Páez
Las
piedras, pulidas por el agua del rio, dibujaban un círculo cuasi perfecto.
Construían una muralla entre los vestigios de una hoguera y el resto del pasto.
Tapados por las cenizas pude observar papeles manuscritos a medio consumir por
el fuego. En un acto de curiosidad me
acerqué a ellos.
Rápidamente
descubrí que esas innumerables hojas sueltas contenían vida. Llenas de
tachaduras y de anotaciones desordenadas, parecían formar parte de un borrador de lo que podría ser el diario de un viajero.
Pregunté
al gaucho que merodeaba el lugar, de quien eran los restos del banquete. Félix
intuía que podrían ser de unos rodamundos que hacía dos días le habían comprado
un cordero y asado allí mismo.
Creo
que merece la pena compartir con vosotros este paseo al interior del viajero.
Voy a intentar transcribir fielmente cada palabra de estos legajos. Si omito
alguna frase es por inconclusa, al ser parte de ella consumida por el fuego, o por
ilegible al estar corrida la tinta.
Incluyo,
en cursiva y entrecomillada, anotaciones que existen en los márgenes y entre
líneas, aunque puedan parecer sin sentido al estar fuera del contexto de la
narración.
Os
dejo con el diario de Van Birloq. Quien sabe si algún día me lo encontraré en
el camino, parece que está cerca.
DIA
459
Escribo
desde el interior de la carpa. Hoy me ha resultado difícil entrar en ella. El
cielo, ahí fuera, está saturado de estrellas y no quería encerrarme. A pesar de
la humedad que desprende el lago, creo que no voy a volver a montarla en noches
como esta.
Hace
unos minutos, mientras observaba la noche llenándome de energía, un latigazo
golpeo mi espalda. Una angustia hueca, pasajera, cruzo mi estomago llenándolo
de vacío. Se quien fue, ha sido el fin del viaje, quien a traición, me ha
golpeado dejándome grabada una respuesta; No quiero perder esta libertad.
“Cena al fuego, baño en
el lago. Tiempo de disfrute, tiempo de veraneo.”
“Lo difícil no es
saberse libre, lo difícil es saber disfrutarla”
Hace
veinte meses, antes de partir, sabía lo que no quería, esto siempre es lo mas
sencillo. Ahora tengo claro lo que
quiero. Este modo de vida donde lo poco se hace mucho, donde la austeridad viaja
agarrada de la suficiencia, me hace feliz, no quiero abandonarlo.
“He pagado
mis deudas, he cortado mis ataderas, las puertas de mi casa están
abiertas, he olvidado mis amores: ¡soy libre, y me voy por el ancho mundo!
En cuclillas, agrupados en su rincón, los otros tejen la tela gris de sus
vidas,
o cuentan su oro entre el polvo, o beben su triste vino, o cantan
lánguidas
canciones: y me llaman para que regrese a su lado.
Pero yo he forjado mi espada y he vestido mi armadura, y mi caballo piafa
de
impaciencia.”
¡Soy
libre, es la mañana y parto a conquistar mi reino!.
Tagore. El aventurero
DIA
460
Ayer
salimos del Bolsón cinco ciclistas. Nadia, Jose, Liesbeth, Arthur y yo. Tras
vivir el descanso del guerrero, veinte días para quinientos kilómetros, vuelvo
a la ruta. Me levanto con dolor en todos los músculos y articulaciones del
cuerpo. El virus que despidió el año conmigo, me ha dejado valdao.
Pero
como siempre la “Quitapenas” responde, por algo la llaman así. Veinte minutos
después, cuando empiezo a sudar, mi cuerpo comienza lentamente a volver a la
normalidad.
El
paso del tiempo y estas carreteras están deteriorando el material a marchas
forzadas. Ayer rompí otro radio, le sume un pinchazo, uno de los palos de la
carpa se partió rasgando la tela, de las cremalleras no hablamos, de los
agujeros en la ropa que contarte y hoy a Nadia se le cayó una alforja, Liesbeth
reventó dos cubiertas obligándola a subir la bici a un carro, etc……..
Nada
que no pueda hacer olvidar un buen baño entre los cañaverales del lago y un
fuego donde reunirte a charlar.
Hoy
para despertar un cielo azul, y un manso viento endulzaron el desayuno. Pero la
alegría dura poco en la carpa del rodamundos. El lago hace honor a su nombre y
unos minimosquitos me han machacado las piernas y la moral. Termino el desayuno apresurado y
salgo al camino.
El
sol quema la piel, acá pega con mucha fuerza y ya es el segundo día de mas de
35ºc. Después de veinte días de lluvia agradezco estas quemazones en sandalias.
La
carretera se enreda entre un mar de alerces. Encuentra el avance serpenteando
entre el costado del rio y los montes nevados siempre pintados por la
espectacular luz de estas latitudes que hacen
las maravillas del fotógrafo aficionado.
El
baño en el lago al finalizar se está convirtiendo en algo tradicional. En esta
ocasión esa agua que cae del monte esta helada. La belga parece no tener frio,
ni conocer el miedo, aparece en medio del lago ante el asombro de los restantes.
Cena
comunitaria alrededor del fuego. Han aparecido unos ciclistas de Córdoba y allí
mismo liamos dos buenas perolas de arroz con lentejas. El secreto esta en la
salsa. Desde hace meses viajamos con un laboratorio. Arthur porta una bolsa con
al menos doce tipos de especias diferentes. Cada noche elige uno de nosotros la
combinación de ellas que acompañara la salsa de la cena.
Siento
como se acerca la fatiga, mis ideas se espesan y los golpes de dedo sobre el
teclado se ralentizan. Por esta noche ya basta de escribir. Apago la luz de mi
frontal, doblo la cazadora, que una vez mas servirá de almohada, y al abrigo de
estas paredes plásticas, que son mi casa, me doy las buenas noches. Desde los
auriculares La Bersuit acuna mis sueños con canciones como esta,
“No
hay fracaso mas rotundo que haberse venido al mundo pa´morirse y nada mas”
DIA
461
Pasan
los días de que partí y mis gastos disminuyen. Ahora mismo me resulta mas
rentable vivir en la bici que en Madrid. Continuo con un presupuesto de unos
300€ por mes, viviendo una austeridad llena de caprichitos, no deseo mas de lo
mucho que tengo.
Para
continuar la tarde me dedico a las labores de mantenimiento. Agarro aguja e
hilo y me coso la badana del pantalón y los agujeros de los calcetines, solo
tengo un par.
Este
anochecer el humo de la leña llegaba envuelto con aroma de choripan. Alrededor
de unas brasas, de una mesa y de una guitarra nos reunimos los ciclistas.
Los
franceses se muestran, acaban de poner su curriulun mundi sobre la mesa y
proyectan su figura, la belga disfruta de su cuerda locura saltando el fuego
agarrada al charango, los argentinos se susurran un amor a base de te quiero y
yo conjugo mis sentimientos en presente. Me quedo aquí solo esperándote, te
echo de menos.
DIA 462
Viento del
noroeste, la temperatura máxima fue de 33ºc, la mínima de 9ºc, 82 kilómetros de
ripio, 1050 metros de desnivel, 4 horas 30 minutos sobre la bici. Tomé una
ducha.
DIA
463
Esta
mañana he cruzado una vez mas los Andes en esta relación de amor sin odio que
nos une desde hace meses. Ha sido el cruce mas bajo desde que comencé el viaje.
Un valle abierto y sombreado por multitud de cerezos es el hogar donde habita un viento que se nos
enfrenta con cara de delincuente.
El
rio baja con prisa, laboriosamente se abre camino entre unos cerros que de a
poco son roídos por su cauce. Los troncos de lo que antes fueran espigados
arboles yacen en la orillas o se retuercen en medio del curso amontonándose en
pequeños islotes. Su voz se repite en el paso del tiempo tarareando siempre la
misma canción.
Hoy
he descubierto un almuerzo gourmet. Pan, queso cremoso y manzana. Ya era hora
de dejar atrás el picadillo de carne que a saber que mierda lleva dentro.
“Cruzamos la frontera
para entrar en Chile como malhechores, escondiendo a los registros la miel, el
queso….siempre fuera de la ley?”
Al
llegar a Chile descubrimos, de nuevo, que la tarjeta visa no funciona por estos
lares. Liesbeth nos salva al Arthur y a mí con un préstamo. Importante, la
master card si funciona.
Y
hablando de dinero, el costo de la cena de hoy han sido 5 € para 6 personas.
Cenamos reducción de pasta con lentejas, acompañado con hortalizas del huerto,
es decir con cebolla, tomate y pimiento verde, todo esto regado con burbujeante
agua del grifo.
A
última hora de la tarde se unió Nacho al
grupo. Uno de los cordobeses con los que habíamos cenado días atrás se quedo
colgado y acá se enganchó. Desde el primer momento ha hecho buenas migas con la
pareja argentina, esto ya parece una comuna. Somos seis.
El
cielo no soporto mas el peso de las nubes. Súbitamente se desplomaron hasta
acostarse sobre el lago tapando el horizonte, vistiendo la tarde de gris.
DIA
464
Olor
a domingo, perpetuo el rumor de la lluvia.
Una
alianza de agua y viento hace retrasar nuestra partida al sur.
Observo
montes, lagos, y veredas y no sé volver a mi tierra, no sé cual es, no sé donde
se encuentra, no hallo camino de vuelta. Aprendí a caminar sin miedo, saltando cercas, vadeando ríos, soportando tormentas.
Todo lo dejé atrás, siento que nada me espera. Pasado el tiempo aparece el
olvido, se abandona la esperanza del todo llega.
DIA
465
Anoche
antes de irnos a acostar recibimos la visita de los gendarmes. Desde hace dos
días estamos atrapados por las fuertes lluvias en Futalefú y habitamos un salón
de actos en desuso. Vieron las luces, se acercaron y nos invitaron a
abandonarlo. La lluvia y poco de palabrería les reblandeció.
- Mañana, este como este el día partís a la
mañana. - La verdad, me quedó claro.
Comenzamos
a rodar por la famosa Carretera Austral. Muchos meses oyendo hablar de ella y
aquí estoy. No defrauda, los lagos se suman a las montañas copadas de arboles. Lo enigmático de la niebla y la
lluvia le dan un mayor talante, en tanto los glaciares empujan a las nubes para
dejarse ver.
No
paro ni para comer, las horas continúan entre la tarea de dar pedales e
intentar levantar la mirada del suelo, el ripio y la lluvia no lo ponen fácil.
Juego de equilibrismo bajo la atenta mirada del zorro.
Empapados
llegamos a Sta Julia, dos horas nos lleva encontrar donde dormir, y la humedad
ya se ha colocado muy dentro de mi. Horacio nos deja un techo que hace las
veces de garaje. Gracias a que su carro se rompió y está en el taller lo podemos
ocupar e intentar entrar en calor a base de sopas. Gran tipo Horacio, quien a
la mañana viene a visitarnos y expulsar tanta palabra retenida por el tiempo,
por la falta de nuevas orejas que escuchen con atención su cadencia argentina, sus
añoranzas, sus frases repetidas.
“Poco y na´somos para
perdernos en odios, para olvidarnos de los abrazos.”
DIA
466
Anoche
cenamos los europeos solos, los argentinos con peor equipamiento acabaron
empapados, sus alforjas también, y
tuvieron que ir a un hospedaje.
Cuando
viajas con tanta gente se forman subgrupos. Afinidades afectivas y culturales
te ubican. Los ritmos pueden ser parecidos pero nunca iguales. Mostrar
transparencia y determinación en lo que quieres es de gran ayuda para avanzar
en compañía. De otro modo algo tan lindo como compartir puede terminar en un
infierno. Yo por mi parte lo saboreo y lo vivo como una gran experiencia.
|
Foto Liesbeth |
Comenzamos
a rodar Liesbeth y yo solos, ayer el Arthur llego en furgoneta al pueblo. Ha
roto de nuevo el cambio trasero, y hoy parte a dedo en dirección contraria en
busca de repuestos.
Envueltos
en humedad transcurre el día. Lucha entre la borrasca y el anticiclón que
termina en tablas. Un poco de llovizna y otro poco de entresol.
Esta
tarde ha sido buena, en menos de una hora encontramos el contacto que nos va a
llevar a pasar la noche bajo techo. Chela es el encargado del polideportivo, y
es él mismo quien nos lo niega para ofrecernos su quincho donde se reúne con
los amigos para celebrar asados. Su casa es nuestra. Cuanta humildad y bondad
juntas en una persona.
Aprovechamos
las cuatro paredes y el fogón para secarnos bien y hacernos una cena espectacular.
Carne de ternera con arroz y verduras, cocinada al disco. Agárrate y no te
menees, cena para nueve que se cenan cinco.
“Comiendo menos al mediodía
y quitando de mi dieta el picadillo me siento mejor”
DIA
467
Hoy
es un día como todos los demás, diferente al de ayer.
Me
levante con urgencias estomacales, pero aquí no hay donde. El jardín de Chela
no es buen lugar donde dejar este cadáver. Furtivo, me escondo tras unos
matorrales, una bolsa plástica ya contiene mis desechos. Silencioso paseo hasta
la papelera mas cercana. Pensé que no salía vivo de esta.
Una
mirada cómplice al son de las tres primeras pedaladas desvela una sobredosis de
felicidad. Estamos una mañana mas en la ruta, acompañados de un cielo blanco
que nos acerca el horizonte, sobre un terreno de ripio húmedo una exuberante
vegetación nos hace el paseíllo.
Hoy
creí que vendrían a visitarnos las hadas, los elfos o cualquier otro tipo de
habitantes del bosque. La arboleda recorre la plenitud de las laderas hasta
tocar el lago, las cascadas se precipitan cientos de metros, y espesa, la nube,
se enreda entre las copas de los arboles.
Con
la compu me acerco a la oficina de turismo y enganchando internet me comunico
con casa. Seguimos de hospitales y de quirófanos. Dura la distancia.
Puyuhuapi
está a nivel del mar, y su puerto esta bañado por el océano Pacífico. Un fiordo
se encarga de acercar parte del sustento a esta villa de pescadores y
ganaderos. Allí vive Maurelia quien nos hospeda en su camping al borde del mar,
y con gran generosidad nos ayuda a vivir una vida mas confortable.
Paseo
sobre calles sin asfalto, saboreo el olor a tierra húmeda, apoyo la mano en el
viejo pomo de hierro y empujo la puerta del ultramarinos. El turismo no le ha
acercado la modernidad aun a este establecimiento que conserva el aroma de
tienda antigua. No hay carteles de colores colgados por las paredes, ni precios
que terminan en noventa y nueve, lo que necesitas te lo da Gloria agarrándolo
de las estanterías que hay tras el desgastado mostrador de madera. Se levanta
de la mesa camilla, se acerca al fogón y prueba un sorbo de su guiso antes de
atenderme, por su gesto se diría que le falta sal.
Dos
kilos de harina, dos cabezas de ajo y un poco de levadura en polvo. Mecido por
las olas, envuelto en el aroma a sal, transcurre el tiempo en proporciones
suaves, dulces.
La
cocina económica esta esperándonos, la leña arde en su interior calentando el
horno que nos dará como fruto pan de ajo y pizza.
“Como hornea la Nadia,
como le da al disco el Jose !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!, como
comemos”
Mis
piernas cuelgan del embarcadero, la marea lo balancea suavemente. Al frente, trochas
de monte paseadas por lobos. Van corriendo con las nubes enredadas en sus lomos,
van abriendo un cielo de luna y estrellas.
DIA
468
Hoy
ha salido el sol, bravo!!!!!.
La
senda, secando, expulsa una leve cortina de vaho, la rana croa. El camino
bordea el océano y desde las orillas observo el zambullir de las focas buscando
siempre la pirueta perfecta, en tanto, los delfines, en melodiosa danza, se
divierten en un mar pausado. Mis ruedas giran.
La
soledad, la meditación sobre los pedales, me baja en ocasiones hasta las profundidades
de una mina de recuerdos. No sé como pero me llegan a la mente con gran
claridad momentos concretos, algunos de ellos sin aparente importancia, ya
vividos en mi vida. Siento vivirlos de nuevo de modo intenso. Me parece
increíble.
Día
tranquilo de poco rodar. Aparece el Arthur con su bici medio reparada. Saludos,
abrazos, le haceos corrillo y nos cuenta las sorprendentes historias que ha
vivido en estos días de ausencia para conseguir un cambio nuevo. Que grande es
encontrar la bondad de la gente. Sabré devolver tanto a esta vida? Siempre me
hago la misma pregunta.
|
Foto Liesbeth |
Al
borde del rio, entre las llamas de un fuego conciliador, se consume otra noche
que me acerca a un principio y me despide de un
fin.
DIA
469
Alerta,
alerta !!!!!!!!!!!!!!! Dormimos en el cauce del rio y el amanecer llega con
lluvia. Rápida recogida de los sacos, las plumas se han mojado y esta noche no
calentarán. Desayuno bajo la lluvia, un café caliente y un poco de pan con
mermelada de mora. Suficiente para dar pedales y pasar hambre durante todo el
día.
Rechina
el ripio entre las ruedas, las gotas caen rítmicamente, su reincidencia acaba
convirtiéndose en silencio y este se
apodera del paisaje.
Las
hojas de los días 470 y 471 nunca aparecieron.
DIA
472
Un
sol frio llega recién alumbra la mañana.
El
camino transcurre sobre una carretera de asfalto. Rodeado de imágenes que
parecen sacadas de postales avanza este acalorado día.
Me
quedo solo en la ruta, es día de fotos y
de múltiples paradas. El camino no tiene prisa por llegar a su destino. Poco a
poco voy aprendiendo a saborear en tragos cortos la esencia de cada jornada. Saborear
lo que vivo en el momento, sin la ansiedad por llegar a algún punto del mapa. Estos
detalles me hacen sentir la plenitud del viaje, siento algo que debe ser
parecido a la libertad.
La
tarde la pase de mantenimiento, cambio la cadena y ajusto los frenos. Intento
mimarla, los kilómetros se notan cada vez mas.
He
tenido acceso a internet y al abrir el correo me encuentro tres mails juntitos.
Son de tres personas que jamás he visto, de tres viajeros de bicicleta de largo
e intenso recorrido, de excelente filosofía viajera. Siento en cada una de sus palabras
amistad y cercanía.
Me
encantaría cruzarme algún día en la ruta y compartir un amplio silencio con
Lorenzo, cruzar una mirada cómplice con Salva al paso de una chica y mezclar
mis estruendosas carcajadas con las de Nando. A todos ellos gracias por su camaradería
y por su cercanía.
Cenamos
panchos. Jorge ha montado una casa de
ciclistas y nos deja su lavadora para tomar un poco de aire fresco. A la noche los
argentinos proyectan Torrente en una de las paredes, me tomo un roncito
mientras escribo estas líneas, ellos ríen, se piensan que esto es Bamby.
Esta
mañana me despertó el aleteo del colibrí. Hacia donde se dirige él ahora?
DIA
473
A
las cinco y media comenzó a amanecer.
Recuerdo
el primer golpe de luz y mi siguiente recuerdo es una mezcla de olores. El olor
a humo de la chasca y el del café. Ahora tomo café todas las mañanas. Lo
primero que hace el primero que se levanta es hacer un fuego y poner a calentar
agua para hacernos un café colado.
Partimos
tarde, (tarde para qué?). A las 15:30 salimos a pedalear con un sol de
justicia. Comienza de nuevo el ripio y en un kilómetro crashhhhhhhhhhhhhhh, el
eje trasero se ha partido dejando dos radios suspendidos en el aire. Respiro
hondo, destenso un par de radios y me evado tomando algunas fotos. Un diente
del plato grande me agarra el pie arrancando una porción de carne, sangro y la
sandalia se tiñe de rojo. Las flores que rodean el camino dan mucho color y
también alergia, no paro de estornudar casi no puedo abrir los ojos, no paro de
estornudar. Me encuentro al Arthur inclinado sobre su bici tirada en un puente,
ha vuelto a romper el cambio.
En
este vivir espasmódico hay días donde todo se rompe, las cosas no salen muy
bien y solo tu saber estar por encima de las circunstancias te puede salvar el
día.
Una
población aparece donde no esperábamos nada, Villa Ortega se llama. La jornada
ha sido difícil pero aun así hemos sabido sobreponernos a las dificultades,
ayudados otro día mas, todo hay que decirlo, por un paisaje de ensueño. Un
placer montar en bici por estos lares y con estos compañeros.
Aprovechamos
para comprar un vino, después de superar tanto sufrimiento la cena se merece un
brindis. Detrás de una verja aparece el resto de la pandilla. Nos avisan de que
están en una casa de lujo, tenemos duchas y podemos acampar libremente.
“Se nota la tensión en
Nadia y Jose, quieren estar solos y la cercana compañía de Nacho les supera.”
A
las diez y media, abandonando la tarde sus colores llega una noche desbordada
por el olor de estrellas. No quiero juerga, el saco y La nausea de Sartre me
esperan.
“Y aquí sigo juntando letras, burlándome de la
realidad, contando la que vivo, contando la que siento.”
DIA
474
En
un despiste de la noche, emerge insurrecta la aurora esparciendo débiles sombras
sobre los pastos. Las nubes, grises, empujadas por el viento se aproximan
amenazantes.
Un
ronroneo gaseoso anuncia la falta de gasolina en la botella del hornillo. Mi
perola de aluminio hace tiempo que dejó de brillar. Su ubicación en la alforja
delantera le ha concedido una amplia colección de abollones de diferente
aspecto, y el tiempo pasado entre las fogatas la ha tiznado de un negro prieto.
No obstante, espera como cada mañana bañar en agua sus tres puñados de avena acompañados
por una espolvoreada lluvia de leche en polvo y una no generosa dosis de
azúcar. Va para año y medio desayunando gustosamente casi todas las mañanas lo
mismo.
En
Coyahique reparo mi bicicleta, encuentro un eje trasero nuevo, Liesbeth
encuentra un plato mediano usado y Arturo encuentra otra camioneta que le trae
hasta la puerta de la tienda. Esta vez
ha destrozado totalmente el cambio trasero a 30 kilómetros de aquí.
Somos
demasiados en el pelotón, quizás no demasiados pero alguien no conoce la medida
de la distancia y eso hace que el engranaje de todo esto comience a chirriar.
Tumbados en un parque de la plaza decidimos partir de un lado los europeos y de
otro se disuelven los argentinos. Todo bajo un dialogo claro y sincero que nos
separa y al mismo tiempo fortalece nuestra amistad, nos acerca aun mas.
Partimos
de una pequeña ciudad que se nos hace grande, demasiado ruido. Una cascada, un
rio, saltamos una valla, acampada, cena exótica.
“Se consume el arroz, se
agota el agua, desaparecen los panes y los años.
DIA
475
Con
los sacos de dormir húmedos debido a la proximidad del rio, con el ron
golpeándome las sienes, y el sol tostándome como un chancho me levanto con la
urgencia de encontrar el papel del baño.
Somos
tres, comparto mi camino con Arthur y con Liesbeth.
Son
muchos ya los meses que convivo con Arthur, y cada día me sorprende mas la
complicidad que hemos llegado a tener. Si he de ser sincero nunca aposté que
pudiéramos llegar a este punto. Pero ambos hemos hecho evolucionar esta
relación a través del respeto y la confianza desde el primer momento. Son muchas
las horas de conversación, donde nadie juzga, nada trata de modificar a nadie. Una
vez llegue a su mundo solo espero que los que bien le quieren piensen que he
sido una mala compañía para él. Todo mi respeto amigo.
La
nueva, la Liesbeth, es belga, viajera solitaria, de carácter impetuoso y
profunda locura. Su cabello trigo espigado, apenas cae sobre su frente
reprimido por una alborotada coleta, sin llegar a tapar el azul de unos ojos
que brillan como cielo anticiclónico. El arco de sus rizadas sonrisas se embrolla
con las curvas de la carretera ………… lo dejo que esto ya me parece demasiado
cursi.
Parten
la chica y los dos chicos, que nunca se pelearan por ella, disfrutando de la
soledad compartida.
Me
tiro la cuesta abajo, las manos abandonan el manillar transformándose en puños
que golpean un pecho en el que no entra mas vida, mas ilusión por disfrutar ese
mismo momento que me regala un paisaje al que soy altamente permeable.
“Subido en un loma, en
cuclillas, contemplo el horizonte y escucho el viento. Desconozco si este
viento que me empuja, será capaz de salta montañas y cruzar océanos para llegar
hasta donde tu estas, para acariciar tu rostro.”
|
El gaucho Félix |
Un
cartel anuncia “Se venden corderos”, alguien puso letras a nuestro sueño.
Frenazo en la bajada y sentados a la sombra de un libro esperamos la llegada
del gaucho. Con él aparecen Nadia y Jose, de nuevo cinco para el festín.
Se
inicia el ritual, lazo al aire, cuchillo en la yugular, sangre y muerte.
Cordero
asado a dos fuegos, banquete de vino y carne, afloran notas arrancadas de una guitarra,
los poemas del Estravagario de Neruda pasan de mano en mano, acariciados de boca en boca vuelan, erizados escuchamos
silenciosamente mientras los vemos nacer, el vientre arde.
El
amanecer nos empuja a dormir…………….
“El viaje es tan grande
como sea tu capacidad de vivirlo, de interpretarlo, de darle sentido.”
Apagando
la luz del frontal acaba la melodía de este día. Antes de encajar el último
respingo de frio me arropo con las nubes de mi cielo, y acostado sobre unos
versos que me sirven de almohada sueño
el poema que nadie escribió. Un abrazo recopado
changos.
A
continuación otro texto que aparecía en una hoja diferente al resto, el color
de la tinta es diferente al utilizado en el resto de páginas. Aun estando fuera
del diario y no tener un orden cronológico, no esta datado, he querido
rescatarlo. El texto es el siguiente;
El
viaje sigue dándome respuestas.
Me
encuentro comodo, me gusta cuando estoy rodeado de locos, de esos locos de
corazón animoso y de sonrisa perpetua. Esos que nunca dejaron matar al niño que llevan dentro y que con un solo
golpe de corazón son capaces de dar la vuelta al mundo que les rodea.
Aquellos
que se columpian de forma elegante entre lo formal y lo frívolo, aquellos para
los que las horas no tienen siempre los mismos minutos, capaces de bailar un tango solos y un
chacarera agarrados, de ponerse la ropa de los domingos los lunes, y celebrar
el día de la madre cuando se les pone en las narices. Capacitados para hacerte
un verso con un pedo y de la vida un poema.
El
miedo a fallar no amordaza sus sueños, no tienen que demostrar nada a nadie y
saben que pueden acariciar su utopía solo a través de la locura.
“Esa
misma noche me abriste la puerta de aquel país.
Tenía el tamaño de un corazón.
Fue en la última hoja de mi pasaporte
donde estampaste el sello de tus labios rojo
rabia.
Una
vez dentro,
me
instalaste cerca de la llaga de aquel muro
que
estabas derrumbando.
Recuerdas?,
te alejaba de ti, decías.
Disfrutamos
días con dos noches
y noches de tres primaveras.
No había medida de tiempo,
latíamos en lenta rapidez.
Vivimos dormidos y despiertos.
Desfilábamos
ante la primavera de tus sueños,
veraneamos
en tus deseos,
paseábamos
desarropados por el puente que unía
el
otoño de mis miedos con el invierno de tus celos.
Nada
estaba escrito, todo era posible.
Excomulgado
por decisión propia de tu religión,
llegó
el nuevo día de mi destierro.
Huí
?.
Y
ahora qué voy hacer sin ti?
Y
mañana qué puedo hacer contigo?”
Van Birloq, Teland
Que
me perdonen los escritores, los poetas, las gentes de letras, por permitirme
jugar de este modo y manera con las palabras.
de nuevo escribo que sobran los comentarios
ResponderEliminaresta hoja, van birloq, lo dice casi todo
gran relato Jorge!
ResponderEliminaránimo que ya está ahí cerca Ushuaia!
Mucho animo tambien para vosotros.
Eliminarseguimos viviendo, seguimos viajando!!!!!!!!!!!!!!!!
Van BIRLOQ, no duden en que la gente entendida en poesía y letra captaran han sabido captar cada palabra y tu sensibilidad y lo estaran flipando
ResponderEliminarDesde mi ignorancia, decirte que ha sido precioso leer esta poesía...
Qué cosas ... ¿porqué será que me ha gustado tanto?
¿ Tú qué eres: ciclista, loco, poeta, escritor, aventurero, vidente, brujo... :) ?
FDO: LAREINAVERDE