Argentina Ill (Junín, San Martín, Villa Traful, Bariloche,
El Bolsón) 480 km, 6419 m+
Me pongo
el sol al hombro y el mundo es amarillo.
Me gusta
andar pero no sigo el camino pues lo seguro ya no tiene misterio.
Me gusta
ir con el verano muy lejos pero volver donde mi madre en invierno,
y ver los
perros que jamás me olvidaron, y los caballos,
y los
abrazos que me dan mis hermanos.
Me gusta,
me gusta, me gusta.
Facundo Cabral
El
Bolsón, Argentina a 1 de enero de 2013
Querido
hermano espero que al recibo de la presente te encuentres bien de salud en
compañía de todos los queridos.
En este mes
que ha pasado desde la última que te escribí, han sido muchos los hechos
sobrevenidos que me gustaría compartir con vos.
Continúo mi
deambular por esta Argentina que tan bien me trata. Acá estoy compartiendo
mucho tiempo con sus gentes. Los argentinos son muy accesibles, tienen
facilidad para la palabra y la sonrisa, y la virtud de saber compartir lo que
tienen con el recién llegado a la vez que arman una joda. La verdad es que me
siento como en casa.
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Foto Arthur |
Hoy estoy pasando
la tarde bajo un techo, acurrucado en el refugio de la lectura. Aun así la tarde es larga, las horas se consumen
despacio. Me gusta que el tiempo se dilate y poder disfrutar de él. La verdad
es que desde que salí de casa los meses desaparecen velozmente y se me escapan
sin remedio.
A primeros
de mes llegué a Junín y aquí comenzó el periodo de vacaciones. Si, me he tomado
unos 20 días donde solo voy a rodar unos quinientos kilómetros. Voy a ir de pueblo
en pueblo visitando a gente que he conocido en el camino, y de este modo aprovechar
a pasar las fiestas de fiesta en fiesta.
Cuqui es la tía
de Jose, no me conoce de nada, entro por la puerta y me ofrece su casa. Ha
comprado kilos de carne para que hagamos milanesas, (si las pruebas te mueres!!!,
son solomillos de ternera empanados y cocinados al horno, sin freír) café,
postres……… de todo. Extremada hospitalidad la de esta mujer con un rostro que
desprende una intensa luz. Cuanto hay que aprender en este camino hermano.
Y casi sin
darme cuenta pasaron los días en Junín, poca actividad física y si culinaria.
Nos agasajamos mutuamente con nuestras especialidades; tostadas francesas
al desayuno, tortillas de papas al medio
día y pollo al disco a la noche, unos crepes no están mal como postre. Una
autentica berraquera, además por medio estuvo el cumple de Jose, con eso ya no
te digo mas.
La vida acá
es tranquila, puedes dejar la bici en la calle y cuando vuelves no falta nada,
aunque siempre hay alguna excepción. Te cuento. Caminaba hacia la frutería, iba
a cocinar una tortilla de papas y necesitaba cebollas, cuando al pasar por la
puerta de la comisaria me encuentro con dos bicis de cicloturistas aparcadas en
la puerta. Pregunto y paso directamente al despacho donde estaban interponiendo
la denuncia. Eran extranjeros y pensé que quizás necesitaran ayuda. Me dijeron
que no, me lo agradecieron y les invite a desayunar a la casa. Un borracho les
había molestado al acampar, y a la noche vino a robarles la bolsa de ropa de
ella.
Con esta
pareja de Neozelandeses partimos hacia San Martin. El padre de él corrió con
Amstrong dos tours y el hijo creo que desayuna lo mismo que desayunaba el padre
por aquel entonces. Un viento de cara insufrible y el chango volaba. Nos empezó
a chispear y una vez que llegamos a casa de Pablo se largo a llover. Al menos
teníamos de nuevo un techo.
No te imaginas
lo que me acordaba el otro día de ti, me hubiera encantado que hubieras
conocido a Pablo. Un gran tipo en todos los sentidos. Recién llegamos acababa
de participar en una carrera de 160 kilómetros a través de las montañas. Como
lo oyes!!!, no hay error. Su marca fue de 30 horas, durante las cuales solo
durmió diez minutos, sufriendo bajísimas temperaturas e incluso llegando a
tener alucinaciones. Como un día de descanso le pareció suficiente a la mañana
siguiente agarro la bici y nos subimos al monte junto con Guada, su chica.
Nunca he
entendido muy bien la afición a la pesca, aun así decidí ir con todos al rio,
empleé mi tiempo en leerme de una tacada El alquimista, tampoco entendí muy
bien de su éxito.
Dejamos
la casa de Pablo pero no San Martín, ha llegado la familia de Nadia y Jose. Norma, la Nona y Armando llegaron para
compartir de nuevo buenos momentos juntos y un poco de calor en una cabaña de
ensueño. Pasamos dos días magníficos al calor de los radiadores y viendo llover
detrás de los ventanales mientras cocinábamos y cocinábamos y chupábamos fernet
(al paso que voy podré montar una tortillería a mi vuelta).
La
Nona, es la abuela de Nadia, la mujer italiana que llamo a casa y estuvo
hablando contigo, te acuerdas? Que bueno es enriquecerse con todo lo que te
muestra la gente por muy diferentes que sean a tu modo de vida. Al despedirme
les di las gracias a todos por haber compartido tanto alrededor de una mesa.
La bicicleta
poco a poco se hace vieja, si la vieras ahora casi no la conoces. La última fue
el plato mediano. Tuve que cambiárselo porque ya no le quedaba un diente sano. Llevábamos
así casi dos meses y mis rodillas acababan doloridas a diario. Decidí buscar
uno viejo, colocar uno nuevo hubiera supuesto cambiar toda la transmisión, y
aquí vale un pastón. En un pequeño taller encontré la solución. Me costó
solamente 30 pesos y acabar con las manos atiborradas de grasa. Ahora no es
perfecto pero va. El resto de sus males espero que no vayan a mas y aguante el
ultimo tirón.
En este estado quedó esta carta hace
tres semanas cuando comenzaron a surgir compromisos que no podía postergar.
Ahora encuentro un hueco, mientras todo el mundo duerme su resaca de fin de año,
para continuar la carta.
Me quede explicándote el estado de la
bici. Mis deseos no se cumplieron, dos días después de mis últimas letras el eje
del pedalier se desenrosco y volvió a romperse, menos mal que guardaba uno
usado de la última vez que me los cambiaron. Aun así puedes imaginarte en mitad
de la nada y sin herramienta, para desmontar y apretar eso a mano y que aguantara
hasta el próximo pueblo que estaba a dos días de distancia, ahhhh y como remate,
crack…… se partió otro radio de la rueda trasera y la dejó bailando como un
derviche borracho.
En
mis anteriores cartas no te hablé de futbol?? Aquí casi todo el país es de Boca
o de River, tienen una gran rivalidad. Se vive con una pasión extrema, una
jornada de futbol pasas cerca de un bar y crees estar en uno de los fondos del
Calderón. Hace una semana fue el día del aficionado del Boca,
las calles llenas de forofos vestidos con la camiseta azul cruzada por una
línea amarilla. Una autentica locura, las banderas y los tambores ocupaban la
plaza. Droga para el pueblo. Bueno y tu ya me contaras, pero por aquí se oye
que el Atleti este año es casi como el de Kiko y Pantic.
Llegó el momento de la verdad, la
pereza adquiere grandes dimensiones y finalmente a la una de la tarde
despegamos de San Martín. Parecía que quería salir el sol, también el viento,
tras cinco días de descanso partimos de nuevo. La ruta de los 7 lagos nos
esperaba y este es un camino para disfrutarlo, rodando lentamente, avanzando
pocos kilómetros, aprovechando de acampadas al borde de los lagos, arropado por
los montes nevados que los rodean.
El violeta de las lupinas, el morado
de los cardos, el verde de los pinos, y el amarillo de la genista (que me
perdone Serrat) nos acompaña todos estos días a la vereda del camino. Te digo que parece que estoy en
los Alpes, en cualquier momento bajaba Heidi de las montañas.
Avisados estábamos que venía de nuevo
temporal y así fue. La lluvia avisaba y sabíamos que nos perseguía incansable,
hasta que nos dio alcance.
La tarde cada vez se ponía mas fea, y
la ropa cada vez mas húmeda. A lo lejos una casa abandonada. Veo un techo y un
lugar seco se dibuja en mi imaginación. Me acerco, ya siento la humedad
penetrar a través de mis pantalones cuano recibo un no contundente por parte
del guarda como respuesta a mi petición de ocupar ese espacio desocupado. Por
contra me ofrece la alternativa de irme a dormir debajo de un puente.
Y fue allí donde pasamos la noche. El
rio y un pescador nos hicieron compañía. Me quité rápidamente la ropa empapada,
me puse toda la ropa seca que quedaba dentro de las alforjas y calenté una
perola completa de agua. Sabía que un litro de te caliente sería mi salvación.
Cuantas veces no hemos utilizado la
expresión “vivir debajo un puente”?. Cuando llegas mojado, después de un día
jodido, y haces vida allí, no te puedes imaginar que de sensaciones se
despiertan en uno, y que diferente se comprende la vida de esos que por un
motivo u otro habitan las calles, los túneles, los puentes de nuestras urbes.
A la mañana el panorama era el mismo.
Un techo que retumbaba cuando los camiones lo cruzaban y agua cayendo del
cielo. Recogí mi ropa aun mojada y me la puse de nuevo para encarar la jornada.
Muy duro es sentir el frio y la humedad de tus atuendos antes de partir. El
recorrido, a pesar del clima, espectacular. No podíamos observar las cimas
nevadas pero un estrecho cielo negro hacia aun mas opaca una niebla que se enmarañaba
entre los islotes de un horizonte lacustre.
Te imaginas una lluvia de ceniza que
fuera tan tupida que ocultara el sol? Hace un año el volcán Puyehue a eso de
las tres de la tarde entro en erupción. Se hizo la noche.
Durante mas de un mes estuvo vomitando
lava, y las cenizas, acompañadas de truenos, volaron empujadas por el viento.
Como un manto de nieve caían sobre las villas tapándolo todo, incluso obligando
a evacuar poblaciones enteras. Aun puedes encontrar capas de cenizas que cubren
arboles, casas, caminos….
Las horas pasaban y el agua no dejaba
de caer. El cielo se dio un respiro. Tímido y tristón apareció el sol enviándonos
unos débiles rayos. Aproveché para llamar a Javi y preguntarle si podíamos
llegar esa misma tarde a su casa.
“Dale loco”, fue su respuesta.
Eran treinta y seis kilómetros los que
faltaban y fue en el momento que cerraba mi alforja cuando se largo de nuevo a
llover con todo. Nuestras bicis volaban sobre el agua y en dos horas nos presentamos
en su casa. Javi nos había calentado el baño y una ducha calentita nos
esperaba. Habían sido casi siete horas bajo el agua, siete horas de pedalear
como un loco y ciento veinte kilómetros de preciosa ruta que no pudimos
disfrutar.
Para que veas un ejemplo de cómo es la
gente que encuentro en el camino te voy a contar como conocí a Lorena y a Javi.
Una noche de calor en Malargüe decidí
no dormir dentro de la carpa. Tire mi saco al suelo de una de las parcelas del
camping, dormiría fuera. Oigo un motor y unas luces se dirigen hacia mi,
levanto un brazo para hacerme ver, para no ser atropellado. Me dan las buenas
noches desde el auto y se dan la vuelta. A la mañana siguiente nos cruzamos,
comenzamos conversación y nos invitan a su casa a nuestro paso por Bariloche un
mes mas tarde. Estos son Lore y Javi, grandísimas personas, de bondad extrema y
excelentes anfitriones.
Bueno pues con ellos pasamos al final
cinco días. Nos cedieron la sala de ensayo para dormir. Mi colchón justo al
lado de la batería y sabes lo mejor? esta sala era un antiguo autobús. No
encontraron mejor manera de insonorizarlo que meterlo bajo tierra. Así que teníamos
unas empinadas escaleras de acceso para bajar hasta él. Obscuridad, silencio y
los Rolling eran mis compañeros de sueños.
La nochebuena la pasamos con los
padres de Lorena, unas tortillas no podían faltar y así fueron pasando los días
entre asados, pizzas, pan de ajo, conciertos, reparaciones, buen vino……y mas
kilos a esta tripa que gana y gana espacio dentro de mi cuerpo y estira mi
piel. Después de un año y medio sin sentirla ha vuelto a aparecer, se apoya en
mis rodillas cuando reclino el torso para dar pedales, en la cama ocupa su
espacio mientras busca la forma mas cómoda de ubicarse, las camisetas se apoyan
sobre ella y ya no sirven para ocultarla, al mismo tiempo que me planteo dar
mas pedales o comenzar una dieta. Esto se esta convirtiendo en una obsesión, me
estoy haciendo un chico “Cosmopolitan”. Pero aun así los excesos continúan, deben
de ser las fechas que son propicias para ello.
La verdad te
digo que pasar las navidades lejos de casa no me entristece, mas bien todo lo
contrario. Sabes que no soporto todo ese bullicio, consumo desmesurado y felicidad impuesta. Aquí no he oído villancicos,
no he visto decorados navideños por las calles, ni he comido turrón.
Son otras
cosas las que añoro en la distancia desde este exilio que va para dos años,
como era el subir las escaleras hacia casa de los viejos y oler desde el portal
los guisos de mama, tumbarme en el rinconcito del sofá, el poder compartir
ratos con vosotros……..ya sabes esas cosas cotidianas que da la familia, que da un
hogar.
De
nuevo llegaba el momento
de partir, levantar campamento y dirigirme hacia el sur. Continua dia tras dia
el habito departir de no encontrar lugar.
La Nochevieja decidimos pasarla en El Bolsón y hacia allá nos encaminamos. Sin
prisa partimos tras un profundo abrazo de gratitud a nuestros amigos.
Tras cincuenta kilómetros el último lago
del camino nos invitó a pasar una noche en sus playas y gustosamente aceptamos.
Coloque la carpa en un lugar apartado, y al caer la noche la luna, ansiosa por
mostrarse, apareció rápidamente. Era bella, mostraba su cara casi llena,
limpia, plateada, hermosa. Ella lo sabía y presuntuosa se miraba continuamente
en el lago, el reflejo de tanta belleza iluminaba la noche. Aproveche para
saborear las montañas que me acorralaban. Una vez mas, y ya son muchas, me
sentía un ente privilegiado.
Del amanecer poco te puedo contar, fue
a eso de la doce del mediodía cuando desperté. Desayuno al borde del lago y
comienza un día mas de disfrute sobre la bici. Son muchos los kilómetros que he
recorrido desde que abandone España, pero te aseguro que mantengo la ilusión de
cuando éramos pequeños y veraneábamos en Navalperal. Abríamos los ojos y lo primero que hacíamos
era bajar al cuarto de atrás a agarrar la bici para que nos diera la libertad
de poder VIAJAR por todo el pueblo a nuestro antojo. Tengo la fortuna de seguir
teniendo las mismas sensaciones cada mañana que me subo a la “Quitapenas”, me
regala vida.
Estoy viviendo un mundo en el que no
se si es sábado a la mañana o martes a la tarde. Tengo los horarios del jubilado que le molesta la
llegada del fin de semana porque la gente se agolpa en las tiendas y los
domingos todo esta cerrado. En la actualidad me ocupo en asegurarme que hay
espaguetis para dos días en mis alforjas y mi mayor preocupación es la
cremallera de mi carpa, no cierra bien la puerta de mi casita. Allá vuestro mundo se retuerce, se convulsiona, mientras a muchos
les niegan un plato de pasta y el poder cerrar la puerta de su casa para
siempre por no pagar la hipoteca.
Es entonces cuando pienso si esto que
estoy viviendo es verdad o es una burbuja que algún día explotará. Y ya sabes cuanto
mas alto se sube mayor es la caída. Te lo cuento a la vez que lo vivo con mucha tranquilidad,
hace tiempo que le perdí el miedo al futuro, que aprendí a saborear el hielo de
la incertidumbre.
Llegué a El Bolsón y comenzaron los
encuentros, ciclistas aparecían por las plazas, hicimos una minicomuna y
decidimos alquilar una habitación para todos, al final cinco nos metimos en
pocos metros.
El fin del año se acercaba y un virus
(o yo que sé) vino a visitarme. Me dejo tumbado en la cama y viendo los
preparativos de una fiesta que nunca llego a serlo (o asi me pareció a mi).
Despidieron
el año conmigo unos 12 rodamundos mas, entre ellos Ivana, Harry y su niño
Julian. Ivana estuvo recorriendo mundo en bici durante mas de tres años y la
conocí a través de Alicia, nuestra vecina, la hermana del que te reparó las
persianas, sabes ya quien te digo? Pues Alicia tiene una excelente pagina de
cicloturismo www.rodadas.net y
fue ella quien nos puso en contacto. Al final vinieron a despedir el año con
todos nosotros y a compartir mil experiencias. Otra familia llena de luz.
Para
encarar un cambio con el año decidí cambiar mi imagen y me hice el día de año
nuevo un corte de pelo lo mas parecido o cercano al perroflauta, al punk de
escaparate. Vamos a ver como se refleja mi nueva imagen en las gentes que
conozco, antropológicamente puede ser un estudio interesante.
Sin mas que
contarte me despido desde mi cielo, un lugar donde cuando en el vuestro llueve
a mi se me mojan los hombros. Con todo el aprecio del mundo se despide el
boludo de tu hermano Jorge.
vaya pintas! unas fotos muy buenas. Mucha suerte
ResponderEliminarAQUI TÉ!!!
ResponderEliminarQUÉ PASA? NOS TIENES SIN AVENTURAS Y SENSACIONES NUEVAS!!!
BUSCATE UN HUECO Y CUÉNTANOS MÁS COSAS Y POR DONDE ANDAS, QUE SOMOS MUCHOS LOS QUE TE SEGUIMOS Y ANIMAMOS AÚN MÁS...